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Mercedes Alcalá Galán, «Con esta carga nacemos las mujeres»: discursos sobre el cuerpo femenino en la España de Cervantes, Biblioteca Áurea Hispánica, 148, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2022, 366 pp. ISBN: 978-84-9192-255-1 (Iberoamericana) ISBN: 978-3- 96869-237-1 (Vervuert)

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 10, núm. 2,

Instituto de Estudios Auriseculares

Sara Santa-Aguilar

Marie Skłodowska Curie Fellow Università degli Studi di Milano ITALIA, Italia

Recibido: 24/08/2022

Aceptado: 14/11/2022

Con su agudeza crítica característica, con la inconfundible precisión y elocuencia de su estilo, Mercedes Alcalá Galán nos ofrece en «Con esta carga nacemos las mujeres»: discursos sobre el cuerpo femenino en la España de Cervantes una obra en la que un riguroso análisis de los textos literarios se conjuga con una nutrida investigación multidisciplinar logrando desvelar facetas y sentidos que no habían sido abordados antes en obras tan ampliamente transitadas por la crítica como el Quijote, las Novelas ejemplares o el Persiles. Su aproximación sociohistórica es poliédrica; se nutre del arte, la filosofía, la medicina, los documentos jurídicos y los tratados morales para brindar al lector un sólido panorama sobre la visión del cuerpo femenino en el siglo xvii, con sus insalvables aporías y sus invariables puntos de encuentro. Pero más que un enfoque, esta completa investigación sociocultural resulta de por sí un valioso aporte a la historia del género en los siglos xvi-xvii. En este sentido, cabría empezar resaltando como un acierto el título del libro, que, partiendo de una cita del Quijote, apunta a ese contexto más amplio del que se ocupará la autora para desembocar en el análisis de las obras de Cervantes convirtiendo dichos contenidos culturales en certeras herramientas para llevar a cabo propuestas de análisis tan acertadas como novedosas.

El volumen se estructura en seis capítulos: «Estupro y violencia sexual en la era del absolutismo: del arte a la mirada de Cervantes»; «Las piernas de la duquesa: “no es oro todo lo que reluce” en la corte ducal»; «las madres de Cervantes: atrapadas en la elipsis narrativa»; «“la doncella encerrada en el árbol, de quién era”: Feliciana de la Voz y las trampas de la maternidad»; «Madres, nodrizas y abandono infantil en la España de la Temprana Edad Moderna» y «El pecho de Cornelia: maternidad, crianza y matrimonio», cada uno de ellos precedido por una reproducción —a color y máxima resolución— de un óleo de los siglos xv-xvii. Así, las obras de Tiziano, Rubens, Il Bronzino, David des Granges o del taller de Giulio Romano se intercalarán en el libro, pero no como meras ilustraciones para el deleite del desocupado lector —aunque también— sino como otro texto más que pasará bajo la cuidadosa lupa de Alcalá Galán, quien, siguiendo la misma metodología que con los textos literarios, conjugará su lectura socio histórica en cuanto productos de la cultura visual de su tiempo con un análisis de sus especificidades como constructos estéticos, demostrando también gran solvencia en el campo de la historia del arte.

En su «Introducción» la autora advierte sobre la abundante producción cultural encargada de definir a la mujer, producción en la que las mujeres no son sujetos hermenéuticos sino el objeto de estudio sobre el cual se proyectan los prejuicios y preceptos de una Temprana Modernidad católica, misógina y patriarcal. La mirada de Alcalá Galán no peca de anacronismo ni de ingenuidad y señala el inevitable uróboros que resulta de la interacción entre esa cultura y los sujetos que, al haber nacido en ella, resultan siendo moldeados en gran medida por sus discursos y prácticas. Gracias a esta capacidad cervantina para ver matices e ir más allá de los tópicos fáciles, Alcalá Galán tampoco caerá en otro de los peligros que acechan al cervantismo: el enamoramiento proyectivo del alcalaíno, que ha llevado a que, a lo largo de estos cuatro siglos, haya terminado convertido en abanderado de las más variopintas reivindicaciones, afines siempre al momento histórico/ crítico de turno. Su estudio de la figura de la mujer en la cultura española de los siglos xvi-xvii no llegará a Cervantes para atribuirle una «clarividencia cultural» que lo haga encabezar ante literam las luchas del siglo xxi, sino para resaltar cómo, a partir de su incuestionable capacidad de crear personajes complejos que rompen con los tipos y esquemas diegéticos prefabricados, el autor del Quijote termina mostrando las grietas que hay entre los discursos oficiales y los sujetos femeninos particulares. En palabras de la autora:

Todos vivimos en la época que nos ha tocado vivir. Las mujeres de los siglos xvi-xvii encarnaron en gran medida el efecto en la cultura y sociedad de su tiempo de esas nociones sobre lo femenino que, a su vez, se alimentaron de la implementación de una práctica de esos saberes en las formas de vida de la Modernidad Temprana. Cervantes no era una excepción. No defiendo que fuera un poseedor de una clarividencia cultural que le permitiera desbaratar todos los prejuicios de su tiempo. Sin embargo, sí desbarató, de hecho, algunos de los prejuicios más arraigados en su momento histórico, si no negándolos, al menos poniéndolos en duda […] El secreto está en la humanización de buena parte de sus personajes mujeres de las que muestra su subjetividad eludiendo soluciones superficiales y tópicas para expresar su tristeza, su miedo, su ansiedad, su rabia, su vergüenza, su alegría y una amplia gama de emociones y sentimientos (pp. 19-20)

Con esta premisa —y una primera puesta en práctica en el análisis de La tía fingida—, la autora pasa al estudio de la violencia sexual en la Temprana Modernidad, tema del que se ocupa su primer capítulo. De este capítulo hay que resaltar que es aquel en el que más presencia tiene el arte. El Rapto de las hijas de Leucipo de Rubens servirá de punto de partida para abordar la fuerte demanda en la Temprana Edad Moderna de obras de arte con escenas de violencia sexual de la cultura clásica, obsesión que la crítica relaciona con una ideología que celebra la fuerza como causa legítima de poder y control. Del análisis de El Rapto, Alcalá Galán pasa al de dos violaciones de Lucrecia, la de Tintoretto y la de Rubens, coincidentes en la alta sexualización del cuerpo de la romana y en la creación de una imagen equívoca de la heroína, en la que su no consentimiento queda diluido en su erotismo. La imagen de Lucrecia en la Temprana Modernidad es magistralmente explicada por la autora desde los tratados morales y médicos, además de diferentes documentos jurídicos de la época, convergentes todos en el cuestionamiento de la inocencia genuina de la mujer violada (y, sobre todo, de la que concibe tras la violación). Este cuidadoso estudio sociocultural servirá como poderosa herramienta para analizar los personajes de la madre de Costanza en La ilustre fregona, Leocadia en La fuerza de la sangre e incluso Dorotea en el Quijote (complementándose este último con un examen de Susana y los viejos de Rubens y las ilustraciones del episodio cervantino de Vanderbank y de Hayman). Los silencios, las voces, pero sobre todo aquellos detalles cargados de significaciones culturales —invisibles para el desprevenido lector moderno— servirán para entender cómo Cervantes saca a estos personajes de las casillas culpabilizadoras de los discursos de su tiempo e insinúa fisuras subyacentes a los arquetípicos finales felices de novela cortesana del siglo xvii que estas historias parecen seguir.

En el Capítulo 2, Alcalá Galán se ocupa de la Duquesa en el Quijote. El respaldo de una nutrida investigación, nuevamente, será el punto de apoyo para hacer un aporte más que significativo sobre un detalle incomprendido hasta ahora: las ‘fuentes’ de las piernas de la duquesa. Estudiando tratados médicos de la época, Alcalá Galán encuentra que las ‘fuentes’ —heridas que se mantenían abiertas con el fin de que salieran del cuerpo los humores nocivos— eran un tratamiento que, en el caso de las mujeres, se prescribía sobre los muslos para tratar la esterilidad. Este detalle no es un dato curioso o una nota contextual más, sino que, puesto a prueba por la autora en la coherencia textual del Quijote, permite entender las particularidades de un personaje que tradicionalmente ha sido subsumido en el colectivo ‘los duques’ aun cuando tiene un comportamiento perfectamente diferenciado que puede ser entendido mejor si se considera que está enmarcado en las presiones reproductivas que la sociedad del siglo xvii ejerce sobre la mujer, más aún, sobre la mujer noble.

En el Capítulo 3, la autora se remonta al nacimiento del cristianismo para rastrear las raíces de una cultura que, al separar carne y espíritu asociando lo primero a lo femenino y lo segundo a lo masculino, instaura las bases de una cosmovisión misógina desde la cual el cuerpo de la mujer quedará signado con el estigma de la abyección. A partir de esta raíz, Alcalá Galán prosigue su estudio analizando en todas sus implicaciones los ideales de virginidad y de maternidad, su amalgama en el oxímoron que resulta ser la invención de la figura de la Virgen María y el rechazo al cuerpo femenino que esta implica. Pasando al reflejo de estas ideas en el campo literario, la autora subraya constantes como la desaparición de la agencia de la mujer tras la maternidad en la ficción áurea y, a partir de allí, estudia las madres de Cervantes, las que siguen este patrón y las que no.

Este capítulo sobre la maternidad servirá de antesala para el Capítulo 4, en el que la autora analizará la figura de Feliciana de la Voz. El episodio de Feliciana de la Voz en el Persiles es, sin duda, uno de los que más ha llamado la atención de la crítica. Sin embargo, considero que este exceso de atención ha tenido prácticamente un único foco: ‘milagro mariano sí’ / ‘milagro mariano no’ después del canto de esta madre cervantina (con las respectivas propuestas de análisis del canto y su contexto de enunciación). Este fenómeno ha dejado de lado todos los demás elementos que conforman esta historia, y es allí donde entran las nuevas luces de Alcalá Galán para resaltar un elemento que ha pasado desapercibido: el reiterado rechazo/desinterés que Feliciana de la Voz manifiesta en toda su historia por el niño que acaba de dar a luz. Resaltar esta característica marca un giro hermenéutico fundamental en el episodio pues, cerrando el debate ‘madre-pecadora’/‘madre-victimizada’, nos pone ante una insospechada madre que se niega a serlo y con ello ante un final feliz de restablecimiento del orden patriarcal que no sería tal para el personaje.

La maternidad rechazada se encadena con el tema del siguiente capítulo, que se ocupará de la figura de la nodriza y del abandono infantil en la España de la Modernidad Temprana. Este capítulo es sin duda el más estremecedor, pues aborda con una riqueza documental admirable la industria de los pechos vicarios y sus víctimas. Los tratados morales, médicos, las obras de arte y los registros históricos nuevamente desfilarán en las páginas de Alcalá Galán para desentrañar las contradicciones que hay entre las presiones reproductivas (y estéticas) que se ejercen sobre el cuerpo de la mujer noble impidiéndole la lactancia y su condena moral por no lactar, condena que también trae como colofón la denigración y animalización de la nodriza. Pero además de las mujeres víctimas de estos discursos que las enajenan de su pecho, Alcalá Galán destaca que dicha industria se sostiene, en la inmensa mayoría de los casos, sobre el abandono y muerte de los hijos de las nodrizas, los incontables hijos de la miseria, aquellos olvidados «que no serán más que el desecho, el residuo biológicamente imprescindible para que esa industria de la crianza pueda seguir» (p. 266).

Y para ejemplificar las contradicciones socioculturales sobre la lactancia, qué mejor ejemplo que La señora Cornelia, novela a la que Alcalá Galán dedica el último capítulo de su libro. En este análisis la autora destaca el gesto que tiene Cornelia de llevar el recién nacido a su pecho cuando cree que no es suyo, convirtiéndose por un instante en la figura desexualizada de la Caridad, y el posterior imperativo de buscar una nodriza apenas lo reconoce como propio. La figura del ama de cría y la madre harán parte de la estratagema de equívocos con la que se urde el reencuentro con el duque de Ferrara, pero no serán los únicos en la novela. Así, Alcalá Galán destaca en su estudio a los otros ‘dobles’ de Cornelia, como la hermosa prostituta de muy honrados parientes y del mismo nombre de la protagonista que se aloja en la posada o la bella labradora burlada que inventa el duque de Ferrara para presentar a Cornelia ante su hermano. Todos los mecanismos de comedia de enredo que utiliza esta trama pasan bajo un análisis sociohistórico que señala los otros ‘posibles’ de Cornelia, pero, sobre todo, que recuerda «la fragilidad de las mujeres, su falta de seguridad en una sociedad que puede arruinar su existencia por trasgredir las normas con respecto a la honra, la sexualidad y su función en la economía del matrimonio y la reproducción» (p. 334). El final feliz de Cornelia depende de la recuperación su atractivo erótico ante la mirada del duque (es decir, del alejamiento de la figura des-erotizada de la madre lactante que ven los estudiantes al inicio de la novela), pero, sobre todo, del hecho de haber generado un hijo varón (como Leocadia y Feliciana), un heredero que termina de validarla ante las estructuras patriarcales de su tiempo.

Los aportes de la investigación de Alcalá Galán son notables tanto en el ámbito de los estudios sociohistóricos como en el de los estudios literarios y una reseña que haga justicia a cada uno de ellos tendría que ser escrita por el Funes borgiano y constar de las 366 páginas que tiene el libro. Pero si hay un elemento que sobresale entre todos los demás, es su capacidad de aportar renovadoras interpretaciones de los textos cervantinos. Recorriendo un terreno tan transitado como lo son las obras del autor del Quijote, su propuesta es novedosa, pero lo es desde las antípodas de la fácil (y muy común) originalidad de las imaginaciones quijotescamente sobreexcitadas por el último discurso o molde teórico de moda. La suya es la rara y preciosa originalidad del rigor, surgida de la fusión entre un titánico trabajo de investigación con todo tipo de documentos y la más atenta lectura del texto literario. Así, llega al seguro puerto de los referentes imprescindibles después de haber navegado con tesón y pericia por todas las disciplinas dejando atrás las usuales Caribdis y Escilas de los estudios cervantinos.

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