Secciones
Referencias
Resumen
Fuente
Cómo citar
Buscar
«¿Qué nombre ha puesto la Fama/ a esa enfermedad traidora?». Antropofagia mapuche vs. ingenio español en Arauco domado de Lope de Vega
«¿Qué nombre ha puesto la Fama / a esa enfermedad traidora?». Mapuche Anthropophagy vs Spanish Wit in Arauco domado by Lope de Vega

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 10, núm. 2,

Instituto de Estudios Auriseculares

Carlos Mata Induráin

Universidad de Navarra, GRISO, España

Recibido: 27 septiembre 2022

Aceptado: 11 noviembre 2022

Resumen: Tras repasar brevemente el fenómeno de la antropofagia (ritual o como consecuencia de las hambrunas) en el ámbito del Chile colonial, se analiza el episodio de Arauco domado de Lope de Vega en el que el soldado gracioso Rebolledo se libra de ser comido por los araucanos merced a su ingenio, inventando que tiene una enfermedad llamada «escapatoria».

Palabras clave: Teatro, Siglo de Oro, Lope de Vega, Arauco domado , Guerra de Arauco, antropofagia.

Abstract: After briefly reviewing the phenomenon of cannibalism (ritual or as a consequence of famine) in the context of colonial Chile, it is analyzed the episode of Arauco domado by Lope de Vega in which the gracioso soldier Rebolledo escapes being eaten by the Araucanians thanks to his wit, inventing that he has a disease called «escapatoria».

Keywords: Theatre, Spanish Golden Age Period, Lope de Vega, Arauco domado , Arauco War, Anthropophagy.

1. Planteamiento

El fenómeno de la antropofagia (ya sea de carácter ritual o bien debida a situaciones de hambruna) es fenómeno bien conocido y estudiado para América en general y para el territorio chileno en particular, tal como refieren numerosos historiadores y cronistas de época. Es, por otra parte, un tema que cuenta con abundante bibliografía 1 . Además de en las fuentes históricas, halló su reflejo también en la literatura y, en el caso concreto del teatro de Lope de Vega, aparece, con distintos tratamientos y funciones, en sus tres comedias de tema americano, El Nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón, El Brasil restituido . Arauco domado. Así por ejemplo, al final del acto segundo de El Nuevo Mundo…, asistimos a este diálogo en el que Dulcanquellín, el jefe indio, le ordena a su criado que prepare un banquete humano:




Y en El Brasil restituido este parlamento de Machado pone de relieve que los indígenas americanos (aliados de los españoles contras los holandeses) están «enseñados a comer / carne humana» (vv. 1197-1198):




En esta ocasión me propongo estudiar la presencia del tema de la antropofagia en el «drama de hechos famosos» Arauco domado, analizando en particular el episodio del acto segundo en el que el soldado Rebolledo, que cumple las veces de gracioso, se libra de ser devorado por los indígenas araucanos merced a su ingenio (cuando lo van a devorar, los convence de que tiene una enfermedad contagiosa que los matará a todos). A este respecto escribe Antonio F. Cao:

En estas obras los graciosos destacan la antropofagia de los indios, lo que socava implícitamente la América utópica. Así, en el Arauco domado Rebolledo cae prisionero y conmina a sus captores araucanos a que le asen y le sirvan a Tucapel, pues como padece de una tremenda enfermedad —la escapatoria— seguramente al ingerirle éste le causaría la muerte. Mediante este ingenioso ardid, de acusada vis cómica, logra salvarse 4 .

En efecto, en esta pieza las prácticas de canibalismo van a aparecer en ese episodio de la captura de Rebolledo, al que don García le encarga que haga uno de los turnos de vigilancia nocturna del campamento (ver los vv. 778-793), a lo que se compromete el soldado: «Seré en velar / un Argos» (vv. 786b-787a). Luego, cuando sea capturado por los araucanos, el guerrero Tucapel pedirá a sus hombres que lo asen para comérselo entero (expresión que cabe interpretar en sentido literal, o bien como una más de sus muchas bravatas). En otro momento de la comedia se menciona que el destino de algunos españoles prisioneros es también el de ser asados. En efecto, don Alonso le comentará a don García que los araucanos están preparando en Cayocupil «una fiesta y borrachera / de las que suelen hacer» (vv. 2202-2203). Y explica a continuación: «Esta noche es la primera [de la fiesta]. / Hay instrumentos chilenos, / y españoles para asarse, / soldados, y aun de los buenos» (vv. 2206-2209).

Pero vayamos por partes, y comencemos con unas reflexiones sobre la antropofagia en el territorio del sur de Chile y su reflejo en los textos de algunos cronistas e historiadores.

2. Antropofagia mapuche

En el territorio del Reino de Chile abundan los casos de antropofagia (por hambre) y canibalismo (ritual, asociado a un significado mágico). El tema ha sido estudiado, entre otros, por Donoso (en su trabajo «Del rito al hambre: la antropofagia en dos crónicas chilenas del siglo XVI», del año 2012). De casos de antropofagia por hambre se hace eco Ercilla en La Araucana. Citaré tan solo un pasaje, la octava 21 del Canto IX:



Causó que una maldad se introdujese
en el distrito y término araucano,
y fue que carne humana se comiese,
inorme introducción, caso inhumano,
y en parricidio error se convirtiese
el hermano en sustancia del hermano.
Tal madre hubo que al hijo muy querido
al vientre le volvió do había salido 5 .

Fuente:

El fenómeno queda documentado también en las crónicas. Quizá el testimonio más claro de la antropofagia mapuche es el que aporta Mariño de Lobera en su Crónica del Reino de Chile, cuando escribe refiriéndose a la hambruna que trajo la guerra en el año 1554:

Vino la cosa a términos que se andaban matando unos a otros para comer el matador las carnes del que mataba, lo cual duró por algunos meses con tanta fie- reza, que causaba no menos lástima que espanto. Y aunque después se comenzó a dar maíz y trigo y otros mantenimientos en abundancia, con todo eso no cesaba el fiero abuso […] de suerte que todo el año de 1554 y el siguiente de 55, habiendo tanta abundancia que se quedaron por coger doscientas mil hanegas de trigo por no haber quien las quisiese, estaban los indios tan regustados a comer carne humana que tenían carnicerías de ella, y acudían a comprar cuartos de hombres como se compran en los rastros los del carnero. Y en muchas partes tenían los caciques indios metidos en jaulas, engordándolos para comer de ellos. Y tenían ya los instrumentos necesarios para el oficio de carniceros como tajones, machetes y perchas donde colgaban los cuartos. Llegó la gula a tal extremo que hallaron los nuestros a un indio comiendo con su mujer y un hijo suyo en medio, de quien iban cortando pedazos y comiendo. Y hubo indio que se ataba los muslos por dos par- tes y cortaba pedazos dellos comiéndolos a bocados con gran gusto. Finalmente estando un indio preso en la ciudad, se cortó los talones para poder sacar los pies del cepo, y con ser tiempo de tanta turbación por ponerse en huida de los espa- ñoles, no se olvidó de los talones; antes lo primero que hizo fue irse al fuego para asarlos en él, aunque con insaciable apetito los comió antes de medio asados 6 .

Por su parte, Alonso González de Nájera en su Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile, en el capítulo III de la Relación tercera, comenta:

Y, vuelto a su comer, digo que son pocos los que destos bárbaros dejan de comer carne humana, de tal suerte que en años estériles el indio forastero que acierta por algún caso a pasar por ajena tierra se puede tener por venturoso si es- capa de que encuentren con él indios della, porque luego lo matan y se lo comen, como hacen a muchos de los españoles que vienen a sus manos, especialmente si son muchachos, según diré más largamente donde trato de sus crueldades 7 .

En efecto, en la Relación cuarta, «Crueldades de los indios de Chile», cap. I, «Que en todas ocasiones ejecutan los indios sus crueldades», refiere la emboscada que sufre el soldado Ginés de Buendía:

[…] y habiéndole preso entre otros treinta españoles, a quien quitaron las vidas, le cortaron vivo las piernas y de sus canillas hicieron cornetillas o flautas, que usan a tocar en la guerra; y aun tengo para mí que le darían a soplar las médulas o tuétanos dellas antes que muriese, por ser cosa muy acostumbrada de aquellos enemigos, usando con él de otras feas y aun deshonestas crueldades y carnicerías 8 .

Y añade enseguida:

Y no son estos enemigos de los que se tienen por satisfechos con solo dar la muerte, por mucho que los obligue a compasión cualquiera respeto de tierna o inocente edad, o lastimosas quejas, pues llega a tal estremo lo que aumentan su deleite sus más excesivas crueldades, que a muchos les van comiendo a medio asar, a vista de sus ojos, los pedazos que les cortan de las carnes, sin reservar después las que les quedan en los ya difuntos cuerpos. Y, en fin, es tan grande la rabiosa y insaciable sed que tienen de que no quede memoria de nosotros en vida ni en muerte, que hasta los huesos se beben quemados y hechos polvos, mezcla- dos en sus vinos 9 .

En otro orden de cosas, el tema de la antropofagia o del canibalismo ritual aparece también reflejado en las piezas teatrales sobre la conquista y pacificación de Arauco, aspecto que ha sido estudiado por Simson («Caníbales y antropofagia en el teatro de Lope de Vega», breve trabajo de 2001 en el que se destaca sobre todo el carácter cómico de la mayor parte de esas intervenciones); y, con algo más de detalle, por Lauer («Representación del canibalismo en las obras teatrales del siglo áureo sobre la conquista de América», de 2005). Explica este estudioso que, de las 26 piezas dramáticas del Siglo de Oro que versan sobre la conquista y colonización de América, en 11 aparece el tema del canibalismo:

Las once obras teatrales que tratan el tema del canibalismo lo presentan en tres formas distintas: 1) como dieta o costumbre, 2) como amenaza o acto de odio y 3) como acto transformador, ya sea físico o metafísico. Como dieta o costumbre, el canibalismo, curiosamente, es presentado como algo cómico, acaso por lo escandaloso del hecho. Los soldados rasos españoles o los indios graciosos son aquí los personajes de estos pasos. Los indios caníbales en este caso son presentados más como antropófagos que como auténticos caníbales. También forman parte de un estado pre-conquista o pre-reconquista, cuando los españoles todavía no han logrado dominar o recuperar tierras americanas. Como amenaza o acto de odio, el canibalismo se presenta en su forma más escalofriante, ya sea amenazando comerse a uno o bebiendo sangre humana. Aquí en efecto tenemos al temible caníbal descrito por los indios antillanos descubiertos por Colón. El canibalismo aquí no es presentado como práctica normal dietética o religiosa sino como acto de violencia durante el momento de encuentros bélicos. Finalmente, el canibalismo es sublimado al presentarse en su forma accidental: ya sea como sustituto de valor o como acto salvífico. Sólo jefes indios realizan actos caníbales de esta índole 10 .

Tras comentar los casos de las comedias en los que el canibalismo se muestra como acto que transforma a hombres en grandes guerreros, analiza Lauer otro aspecto, la transformación de indios idólatras en cristianos. Y añade, aludiendo al sentido eucarístico de la sangre en el auto sacramental de La Araucana:

Como vemos, estos actos caníbales de los caciques guerreros tienen una función simbólica que no tiene nada que ver con dieta, religión u odio. En la mayoría de estos casos, el cacique principal es quien se sangra a sí mismo para que otros beban su sangre y reciban su valor. Estamos a un paso de la etapa siguiente, cuando la sangre y la carne del cacique se ofrece a los otros indios para su salvación eterna, en pleno sentido eucarístico. En La Araucana, auto sacramental de Lope de Vega inspirado en La Araucana de Ercilla, Caupolicán es una figura Christi, Colocolo una alegoría de San Juan Bautista y Rengo una figura del demonio. Caupolicán quiere hacer un célebre banquete a los indios y aparece en un carro de nube blan- ca con un cáliz. Rengo, por otra parte, aparece en un carro de nube negra con un plato de culebras. En este día de días, Caupolicán ofrece su carne y sangre como «sabroso plato» para los convidados: «Comed mi carne y bebed / mi sangre» (ed. 1963: 428). Les indica a la vez que ese caro plato que es su carne es pan de vida eterna, hecho no de maná antiguo sino de cazabe y maíz amasado con la leche de los pechos puros de una virgen (id.: 428). Rengo les ofrece siete platos de ambrosía y néctares, pero la india Fidelfa dice que son garbanzos de las ollas del infierno, así como culebras y sapos. Los indios optan por el pan de vida de Caupolicán por ser eterna comida y no manjar de muerte (id.: 429).

De esta forma termina la obra dramática que lleva el tema del canibalismo a sus últimas consecuencias 11 .

3. …vs. ingenio español

Analizaré en este apartado el episodio del Arauco domado de Lope de Vega 12 , de carácter eminentemente cómico, en el que —como ya queda advertido— el soldado Rebolledo hace uso de su ingenio para salir airoso y escapar con vida de una situación comprometida. Es en el acto segundo cuando Rebolledo —que cumple las veces de gracioso— es capturado por los indios, quienes quieren asarlo vivo. El sol- dado inventará que padece una enfermedad contagiosa —él la llama «escapatoria», v. 1300—, de forma que, si comen su carne, todos ellos morirán. Así pues, en este pasaje (vv. 1275b-1300) queda apuntado el tema del canibalismo de los araucanos, pero puesto aquí al servicio de la comicidad.

Tenemos, por tanto, que las primeras alusiones a la antropofagia en esta comedia son de tono cómico. Pero si repasamos otras referencias presentes en la obra, veremos que son alusiones en tono serio.

3.1. La sangre del enemigo como bebida

Así, en la jornada tercera, cuando un Tucapel cansado de combatir se muestre partidario de la paz, Engol se lo reprochará con estas palabras:




Y se añadirán varias alusiones al casco (la calavera) de Valdivia, que los araucanos han engastado en oro y usan para sus libaciones de chicha y perper 14 , tal como le recuerda de nuevo Engol a Tucapel.




Más adelante será el toqui Caupolicán quien invite a los suyos a beber, en esta ocasión sangre humana:




La idea de la antropofagia mapuche —de carácter más bien ritual— la reitera, desde el campo español, don Alonso, quien comenta que en su fiesta de las quebradas de Purén los araucanos quieren beber «sangre humana fresca y tibia» (v. 2593). Incluso se llega a representar en escena esa práctica de las libaciones de sangre:




Es decir, el toqui la bebe para aplacar su sed, y le sabe tan gustosa como una bebida refrigerada con nieve, si bien Tucapel rechazará tomar esa «sangre crüel» (v. 2744), argumentando que su pecho no tendría paz si la sangre española se mezclase con la suya (cfr. los vv. 2743-2748).

Esta situación (el ofrecimiento de una copa para beber) y la propia formulación de Rengo («Toma, y esa sangre bebe», v. 2740) tienden un puente hacia el auto sacramental La Araucana (tradicionalmente atribuido al propio Lope de Vega y más recientemente a Claramonte), donde la alegoría incide en el carácter cristológico de Caupolicán (ya apreciable, en ciertos detalles, en esta comedia) 16 .

3.2. El ingenio de Rebolledo en .Arauco domado»

En esta comedia lopesca el soldado Rebolledo cumple una doble función: por un lado, la de ser portavoz de la comicidad, esto es, ser gracioso, sobre todo en los dos episodios en los que logra salvar la vida merced a su ingenio. Pero, por otra parte, desempeña también una función informativa: en una pieza panegírica en la que todos los personajes —españoles y araucanos, amigos y enemigos— elogian continuamente a don García Hurtado de Mendoza, Rebolledo transmite a los indios araucanos —y con ellos al espectador del drama— una serie de datos sobre la figura del IV marqués de Cañete y su nobleza, valga decir sobre la antigüedad y blasones de la familia Mendoza.

Seis son las escenas en las que Rebolledo adquiere una importancia destacada: 1) la inicial en la que elogia a don García frente a los indios yanaconas o de paz; 2) cuando se queda dormido en dos ocasiones y don García le perdona la vida pese a la grave falta cometida; 3) el episodio de la enfermedad «escapatoria» cuando los araucanos quieren asarlo vivo; 4) la escena en la que dialoga con la india Gualeva y le explica la libertad de que gozan las mujeres españolas; 5) cuando, ya en el acto III, pondera ante Gualeva y Tucapel la prosapia de don García; y 6) en el momento fi- nal de la ejecución de Caupolicán, cuando actúa como intermediario con los indios. Ahora nos interesan los episodios 2) y 3), las dos ocasiones en las que el gracioso Rebolledo logra salvar la vida merced a su ingenio, una que tiene lugar entre sus compañeros españoles y la otra sucedida en campo araucano.

3.2.1. «… que tres santos se durmieron»

La segunda de las seis escenas protagonizadas por Rebolledo que acabo de enumerar mezcla lo gracioso con lo informativo. Sucede tras el asalto al fuerte de Penco, donde los españoles han combatido en proporción de 1 a 300 (se dice que eran 66 españoles frente a 20.000 indios). La victoria ha quedado por el campo es- pañol, pero los araucanos pueden volver a atacar. Rebolledo es apostado como uno de los vigías nocturnos, pero se quedará dormido dos veces. Descubierto por don García en las dos ocasiones, salvará la vida gracias a su ingenio. Esta es la escena en cuestión:




Pero sus buenos propósitos de ser un vigilante atento y eficaz se desvanecen rápidamente en cuanto el sueño comienza a apoderarse de él:




Esta escena añade un detalle importante desde el punto de vista de la caracterización de don García, concretamente de sus cualidades militares: él es un capitán previsor y responsable, pues robando horas al descanso y el sueño, pasea por el fuerte para supervisar que los vigías cumplan bien con su obligación. Él mismo lo explicita con estas palabras:




El general encuentra entonces dormido a Rebolledo: sin duda el soldado merece la muerte, porque su grave descuido ha puesto en riesgo la vida de todos. Pero en atención a que son pocos en el fuerte, decide concederle una segunda oportunidad; lo que hace es darle con la punta de su bastón y esconderse. Cuando Rebolledo despierta, habla así consigo mismo:




Esta escena final de la primera jornada añade un dato importante más en el retrato de don García: las palabras que dice Rebolledo para sí en su guardia, inten- tando no dormirse, señalan que el gobernador no es codicioso 17 . Pero pronto se vuelve al tono humorístico con la afirmación del soldado de que se quiere dormir «un poquito» (v. 964):




Lo que ocurre a continuación es que don García, previsor, regresa para seguir haciendo sus comprobaciones de seguridad: «Mi vela vuelvo a buscar, / que para verle velar, / sueño y descanso me quito» (vv. 965-967). En este momento, remate del acto primero, el general va a dar muestras de su generosidad al perdonar la vida al soldado que por dos veces ha incumplido gravemente su deber quedándose dormido en su turno de guardia. Lo ocurrido es una insolencia clara y por ello quiere herirlo con la espada:




A los gritos acuden don Filipe y don Alonso; en su presencia, don García mani- fiesta su deseo de ahorcarlo. Rebolledo apela tanto a la grandeza del noble general como a sus propios méritos: «Mendoza eres, / a mis servicios advierte» (vv. 994b- 995); pero lo que le salva sobre todo es su ingenio: le puede pedir —protesta— que pelee con mil indios, pero no que vele, porque con seguridad se quedará dormido; y alega en su favor que también tres santos —los discípulos de Jesús— se durmieron cuando este les pidió que velasen en el Huerto de los Olivos (ver Mateo, 26, 36-46) Don Filipe, el hermano de don García, convence al general de que le ha de perdonar por ese buen humor que gasta. El propio Rebolledo añade un argumento más, por el lado pragmático: don García tiene pocos soldados y no puede desperdiciar ni siquiera uno solo, aunque haya cometido una falta tan grave que les ha puesto en peligro a todos. Una vez obtenido el perdón, solo queda el reconocimiento a este «gran señor» (v. 1005): «De virrey y reyes vienes» (v. 1015), exclama Rebolledo. Esta es la escena completa:




En esta escena, don García queda retratado como capitán previsor y responsable (abandona su descanso para supervisar los turnos de guardia nocturna), nada codicioso (las reflexiones de Rebolledo dejan claro que no viene en busca de plata, sino a pacificar la rebelión), y luego clemente (al perdonar al soldado que ha incumplido gravemente su deber quedándose dormido por dos veces). Por su parte, el gracioso Rebolledo salva por primera vez su vida merced a su ingenio.

3.2.2. «Escapatoria se llama»

El episodio que más nos interesa en esta ocasión es la tercera de las escenas en las que cobra importancia la intervención de Rebolledo, la de la «escapatoria», situada al comienzo del acto segundo: los indios traen prisionero al soldado y muestran su intención de asarlo para comérselo, y él por segunda vez hará uso de su ingenio para escapar con vida (vv. 1217-1316). En efecto, lo ha apresado Puquelco; lo ha encontrado en un platanal, cuando andaba en busca de comida, y lo trae preso por si sirve para algún intercambio de prisioneros («Flecharle quiso Leleco; / yo se le quité por ver / si vale para algún trueco», vv. 1227-1229). Pero la intervención de Tucapel cambia el sentido de la escena. Merece la pena reproducir íntegro el resto del episodio:













5. A modo de conclusión

En esta ocasión, en mi acercamiento a Arauco domado de Lope de Vega, me interesaba destacar los dos episodios de la comedia en los que Rebolledo consigue salvar la vida merced a su ingenio: el primero, cuando se queda dormido en su guardia y logra que don García le perdone la vida; y el segundo, cuando inventa la enfermedad «escapatoria» para evitar ser asado y comido por los araucanos. Este lance presenta la materia de la antropofagia araucana desde un punto de vista humorístico: se trata, no cabe duda, de una escena, protagonizada por este soldado que cumple las veces de gracioso, que está puesta al servicio de la comicidad de la obra, lo que no impide que, en otros pasajes de la comedia, encontremos alusiones de tono serio a tales prácticas antropófagas por parte de los araucanos.

Bibliografía

Anadón, José, «Siglo XVII: antropofagia ritual mapuche», Anales de Literatura Chilena, 26, 2016, pp. 75-84.

Arens, William, El mito del canibalismo. Antropología y antropofagia, México, D. F., Siglo XXI Editores, 1981.

Cao, Antonio F., «Mitología, mito y desmitificación en las obras americanas de Lope de Vega», en Literatura hispánica, Reyes Católicos y Descubrimiento. Actas del Congreso Internacional sobre Literatura Hispánica en la época de los Reyes Católicos y el Descubrimiento, ed. Manuel Criado de Val, Barcelona, PPU, 1989, pp. 484-492.

Campos Harriet, Fernando, Don García Hurtado de Mendoza en la historia americana, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1969.

Castillo, Moisés R., Indios en escena. La representación del amerindio en el teatro del Siglo de Oro, Purdue, Purdue University Press, 2009.

Chaparro Amaya, Adolfo, Pensar caníbal. Una perspectiva amerindia de la guerra, lo sagrado y la colonialidad, Buenos Aires / Madrid, Katz, 2013.

Dixon, Victor, «Lope de Vega, Chile and a Propaganda Campaign», Bulletin of Hispanic Studies, 70.1, 1993, pp. 79-95. Hay traducción española, «Lope de Vega, Chile y una campaña propagandística», en Victor Dixon, En busca del Fénix: quince estudios sobre Lope de Vega y su teatro, ed. al cuidado de Almudena García González, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2013, pp. 131-155.

Donoso, Miguel, «Del rito al hambre: la antropofagia en dos crónicas chilenas del siglo XVI», Taller de Letras, número especial 1 (Mundos trasatlánticos: trabajos y diversiones), 2012, pp. 51-61.

Ercilla, Alonso de, La Araucana, ed. Luis Gómez Canseco, Madrid, Real Academia Española, 2022.

Escudero, Mónica, De la crónica a la escena. Arauco en el teatro del Siglo de Oro, New York, Peter Lang, 1999.

Góngora Marmolejo, Alonso de, Historia de todas las cosas que han acaecido en el Reino de Chile y de los que lo han gobernado (1536-1575), ed. Miguel Donoso Rodríguez, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2010.

González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile, ed. Miguel Donoso, Santiago de Chile, Universidad de Los Andes (Instituto de Literatura) / Editorial Universitaria, 2017.

Jáuregui, Carlos A., Canibalia. Canibalismo, calibanismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2008.

Lauer, A. Robert, «Representación del canibalismo en las obras teatrales del siglo áureo sobre la conquista de América», en Estudios de teatro español y novohispano, ed. Melchora Romanos, Ximena González y Florencia Calvo, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires / AITENSO, 2005, pp. 411-418.

Lerzundi, Patricio C., Arauco en el teatro del Siglo de Oro, Valencia, Albatros Hispa- nófila Ediciones, 1996.

Mariño de Lobera, Pedro, Crónica del Reino de Chile, en Colección de historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, tomo VI, Santiago de Chile, Imprenta del Ferrocarril, 1865.

Martínez Moreno, Sonia, «Una revisión al imaginario europeo sobre la antropofagia y el canibalismo en la zona de frontera en América y Chile (siglos XVI-XVII)», Cuadernos de Historia Cultural. Revista de Estudios de Historia de la Cultura, Mentalidades, Económica y Social (Viña del Mar), 2, 2013, pp. 117-148.

Mata Induráin, Carlos, «El imaginario indígena en el Arauco domado de Lope de Vega», Taller de Letras, número especial 1 (Mundos trasatlánticos: trabajos y diversiones), 2012, pp. 229-252.

Mata Induráin, Carlos, «Algunas hazañas de las muchas de don García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, comedia genealógica de nueve ingenios», Revista Chilena de Literatura, 85, 2013, pp. 203-227.

Mata Induráin, Carlos, «Del panegírico a la hagiografía: don García Hurtado de Men- doza en El gobernador prudente de Gaspar de Ávila», Hispanófila, 171, 2014a, pp. 113-137.

Mata Induráin, Carlos, «Histoire et théâtre: la revendication de la figure de don García Hurtado de Mendoza dans les comedias espagnoles sur la guerre d’Arauco», en Poésie de cour et de circonstance, théâtre historique. La mise en vers de l’événement dans les mondes hispanique et européen, dir. Marie-Laure Acquier y Emmanuel Marigno, Paris, L’Harmatan, 2014b, pp. 63-91.

Mata Induráin, Carlos, «Linaje y teatro: Arauco domado de Lope de Vega como comedia de propaganda nobiliaria», en La cultura de la sangre en el Siglo de Oro. Entre Literatura e Historia, ed. David García Hernán y Miguel F. Vozmediano, Madrid, Sílex, 2016, pp. 325-348.

Mata Induráin, Carlos, «Algo más sobre la construcción alegórica del auto sacra- mental de La Araucana, atribuido tradicionalmente a Lope de Vega (y más recientemente a Claramonte)», en «A dos luces, a dos visos». Calderón y el género sacramental en el Siglo de Oro, ed. Carlos Mata Induráin, Kassel, Edition Reichenberger, 2020, pp. 141-178.

Pancorbo, Luis, El banquete humano: una historia cultural del canibalismo, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2008.

Silva Galdames, Osvaldo, «El mito de los comedores de carne en América», Revista Chilena de Humanidades, 11, 1990, pp. 59-81.

Simson, Ingrid, «Caníbales y antropofagia en el teatro de Lope de Vega», en Actas del V Congreso de la Asociación Internacional Siglo de Oro, Münster 1999, ed. Christoph Strosetzki, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2001, pp. 1216-1225.

Suárez de Figueroa, Cristóbal, Hechos de don García Hurtado de Mendoza, cuarto marqués de Cañete, Madrid, Imprenta Real, 1613. Existe una edición digital a cargo de Enrique Suárez Figaredo, en The Works of Cervantes: Other Texts, http://users.ipfw.edu/jehle/CERVANTE/othertxts/Suarez_Figaredo_Hechos- Canete.pdf.

Usandizaga, Guillem, «Arauco domado… y Arauco indómito», en La representación de la historia contemporánea en el teatro de Lope de Vega, Madrid / Frankfurt am Main, TC/12 / Iberoamericana / Vervuert, 2014, pp. 103-123.

Vega, Lope de, Arauco domado por el Excelentísimo Señor don García Hurtado de Mendoza, ed. José Enrique Laplana Gil, en Lope de Vega, Comedias. Parte XX, tomo I, ed. crítica de PROLOPE, Barcelona, Gredos, 2021, pp. 609-835.

Vega, Lope de, El Brasil restituido, en Obras de Lope de Vega, Madrid, Atlas, tomo XXVIII, 1970 (BAE, CCXXXIII), pp. 257-296. Manejo también la edición digital de Rosa Durá Celma para ARTELOPE, https://artelope.uv.es/biblioteca/texto- sAL/AL0531_ElBrasilRestituido.php.

Vega, Lope de, El Nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón, ed. Luigi Giuliani, en Comedias de Lope de Vega. Parte IV, 1-3, Lleida, Milenio, 2002, pp. 175-287.

Notas

1. Ver Arens, 1981; Silva Galdames, 1990; Simson, 2001; Lauer, 2005; Jáuregui, 2008; Pancorbo, 2008; Donoso, 2012; Chaparro Amaya, 2013; Martínez Moreno, 2013; Anadón, 2016, entre otros trabajos posibles.

2. Lope de Vega, El Nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón, vv. 2005-2012. En los versos primero y tercero de la cita prefiero editar «qué» con tilde («que» en las dos ocasiones en la edición de Luigiani).

3. Lope de Vega, El Brasil restituido, p. 278 (son los vv. 1190-1206 de la edición de ARTELOPE).

4. Cao, 1989, p. 490.

5. Ercilla, La Araucana, Libro I, Canto IX, p. 222.

6. Mariño de Lobera, Crónica del Reino de Chile, p. 477 (se trata del Capítulo LI, «De la batalla que hubo junto a la Imperial entre Pedro de Villagrán y el capitán Lautaro, y cómo los indios se comieron unos a otros»).

7. González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile, pp. 223-224.

8. González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile, p. 240.

9. González de Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile, p. 240.

10. Lauer, 2005, p. 413.

11. Lauer, 2005, pp. 416-417. Esta cuestión simbólica nos llevaría lejos de la materia actual (y no volveré sobre ello, pues es asunto que he estudiado en otro trabajo anterior: ver Mata Induráin, 2020).

12. Es obra de propaganda: ver Dixon, 1993. Sobre don García, ver la obra de Suárez de Figueroa Hechos de don García Hurtado de Mendoza, cuarto marqués de Cañete (1613) y Campos Harriet, 1969. Para el corpus de comedias sobre Arauco, ver Lerzundi, 1996 y Escudero, 1999. Ver también los trabajos de Mata Induráin, 2012, 2013, 2014a, 2014b y 2016.

13. Cito por la edición de Laplana Gil (2021), con algunos ligeros cambios en la puntuación que no señalo.

14. Para lo relativo a la calavera de Valdivia ver Donoso, 2006.

15. Laplana Gil acentúa pérper, pero en este pasaje está claro que la palabra debe ser aguda, por la rima consonante con poder en la redondilla.

16. Ver Mata Induráin, 2012 y, sobre todo, 2020, con abundante bibliografía y más detalles sobre el tema de la autoría. También Castillo, 2009

17. Ver los vv. 940-954. Se trata de un detalle importante, porque la codicia de los españoles es acusa- ción que los indios dejan caer aquí y allá a lo largo de la comedia

Buscar:
Ir a la Página
IR
APA
ISO 690-2
Harvard
powered by cygnusmind