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El léxico del marginalismo en La Lozana andaluza
The Lexicon of Marginalism in La Lozana andaluza

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 6, núm. 1, 2018

Instituto de Estudios Auriseculares

Patrizia Botta

Università di Roma “La Sapienza”, Italia

Fecha de recepción: 06 Abril 2017

Fecha de aprobación: 25 Abril 2017

Resumen: En el trabajo se analiza la riqueza lingüística de La Lozana andaluza, máxime en el campo de la lengua prostibularia que se expresa acudiendo a un constante bilingüismo italo-español. Se estudia en especial el léxico y se comentan algunas de las voces. Lozana es marginada femenina, hija de Celestina y con raíces medievales: de ella hereda esa lengua lupanaria, la incrementa con creces, y la arroja al futuro, a la prosa del XVI, a enriquecer el mundo del hampa y de los maleantes.

Palabras clave: Marginalismo, prostíbulo, léxico bisémico, lengua jergal, siglo XVI.

Abstract: The work analyses the linguistic richness of La Lozana andaluza, especially in the field of the brothel language, which is expressed through a constant bilingualism between Italian and Spanish. The lexicon is studied in particular and some of the voices are commented. Lozana is a marginalized woman, “daughter” of Celestina and with medieval roots: she inherits that brohel language from her, increasing it greatly, and throwing it into the future, into the prose of the 16th century, to enrich the world of underworld and thugs.

Keywords: Marginalism, Prostitution, Bisemic lexicon, Underworld slang, 16th century.

En estas páginas me ocuparé de un marginalismo en versión femenina en la literatura española áurea, el de La Lozana andaluza que pertenece al mundo de la prostitución y del lupanar. Me centraré sobre todo en la lengua marginal que se usa en la obra, que es una lengua jergal y prostibularia que resuena entre los parlamentos de sus protagonistas.

Aunque de sobras conocida, recuerdo brevemente de qué se trata 1 . La Lozana andaluza es un texto muy singular de la literatura española que sin embargo está ambientado en Roma y se publica en Italia a principios del XVI, en Venecia en 1528. Su autor es un cura, Francisco Delicado, un andaluz originario de la provincia de Córdoba que se fue a vivir a Roma, donde fue párroco de Santa Maria in Pusterula, una pequeña iglesia en Via dell’Orso, en pleno barrio español. El autor en Roma se enfermó de sífilis y estuvo varios años internado en el Ospedale San Giacomo, también llamado «Santiago de los Incurables» o «de las Carretas», y mientras estuvo ingresado, según nos cuenta, para distraerse de la enfermedad, en 1524 terminó de escribir su obra, el Retrato de La Lozana andaluza, en el que dice contarnos una historia ‘verdadera’, extraída de la vida misma o ‘retratada’ de lo vivo de la ciudad (de ahí el titulo Retrato): la historia de una ramera andaluza que se va a vivir a Roma y se instala en el barrio de Pozo Blanco, superpoblado por hispanos llegados a Italia con el papa Borja tras la expulsión de los judíos de 1492. La obra nos cuenta que Lozana es una mujer nacida en Córdoba y que, tras su primera juventud, se une con Diomedes y se va con él al Cercano Oriente. A cierta altura, regresan a Europa pasando por Marsella, pero en el puerto francés el padre de Diomedes separa a los dos amantes, prendiendo al hijo y mandando asesinar a Lozana. Esta, sin embargo, logra apiadar a su verdugo y embarcarse para Italia. Es así que en 1513 llega a Liorna, y poco después a Roma, donde permanece unos quince años y entra en contacto con gentes de distintas hablas y naciones. Ya en su vejez, deja Roma y dice que se va a retirar en la isla de Lípari, cerca de Sicilia, pero en realidad se va a Venecia. La materia de la narración se subdivide en Tres Partes y en 66 capítulos que en la obra se llaman Mamotretos, nombre curioso que ha dado mucho que discutir. La historia tratada, pues, es materia a medio camino entre celestinesca y picaresca: es la crónica de una prostituta andaluza y de cómo vive de su oficio en una Roma totalmente libertina y maleante poco antes del Saco de 1527, que será visto como un castigo divino a una ciudad más corrupta que «Babilón». La historia se ubica en las primeras décadas del XVI, desde 1513 hasta 1528. Es pintura sumamente realista de cómo eran los ambientes prostibularios y del hampa en la Roma de la época. Por mucho tiempo fue una obra despreciada por los críticos, por sus temas escabrosos, pero desde los años 50 del siglo pasado se le ha vuelto a valorar, sobre todo por su lengua, y hoy nadie duda de que es un clásico de la literatura áurea.

Su lengua, de la que me ocuparé, ha sido reconocida como un ejemplo excelente y pintado al vivo del habla coloquial de las primeras décadas del XVI, salpicada de bilingüismo ítalo-español y del multilingüismo que se oía en las calles de Roma en esos años, por tanto un ‘retrato’ fiel de cómo realmente hablaba la comunidad de hispanos residentes en la ciudad eterna.

Uno de sus rasgos principales es la riqueza léxica, la variedad increíble de palabras de la vida diaria que hasta tienen en La Lozana su primera y a veces única documentación. Lo digo a ciencia cierta, porque, en los años 90, encargué un Glosario completo de la obra a dos alumnas de la Universidad de Roma que lo llevaron a cabo como tesis de licenciatura y después lo publicaron en la página de Glossari di Ispanistica que yo coordino 2 . Las tesis son dos, de Daniela Tempesta y de Marzia Carocci, porque la extensión y la riqueza de la obra exigían que se repartiese el vaciado, respectivamente, entre Primera y Segunda Mitad del texto. El resultado fue el de dos gruesos tomos cada tesis, uno de Glosario y otro de estudio, con cuatro volúmenes en total. Publicados en la red solo están los dos tomos del Glosario, muy visitados por los usuarios (y dicho sea de paso, esa página de Glossari di Ispanistica contiene los Glosarios de otras obras tardomedievales o áureas) 3 .

Los dos Glosarios de La Lozana tuvieron como edición de referencia la de Cátedra de Claude Allaigre de 1985. Fueron llevados a cabo con los mismos criterios que los demás Glosarios de la página, que resumo brevemente a partir de unos pocos ejemplos entresacados de la letra -A-, en los que incluso brindo un pequeño adelanto del léxico marginal que comentaré:




En efecto, «dar el acero» significa futuere 4 ; «acoger» en germanía es ‘juntarse con un rufián’ 5 ; aconchar (italianismo) es ‘preparar y aderezar prostitutas’ 6 ; «acordante» es ‘alcahueta’; «adalid» significa quien ‘espía los naipes’ 7 y también ‘alcahueta’ 8 (y en el caso aducido le sigue, no de casualidad, «Fodolí» en rima jocosa y alusivo a foder). Pero volviendo a los criterios, como se ve en los ejemplos, cada entrada va en grafía moderna y se lematiza, y cada mención se reúne con su paradigma (como son las entradas de un Diccionario). Pero no acogiendo todo, sino excluyendo partículas y admitiendo sólo voces semánticamente plenas (sustantivos, verbos, adjetivos, adverbios). El sistema adoptado fue esencial: entrada remarcada en cursiva; breve análisis gramatical; glosa o traducción (al italiano, por dirigirse a un público de italianos) distinguiendo entre las acepciones, si las hay. Luego viene, en orden progresivo, el registro de cada mención en su contexto con la palabra remarcada en cursiva y encabezada por la referencia al Mamotreto (en números romanos), a página y línea de la edición fichada, y entre paréntesis al nombre del personaje que habla (abreviado en mayúsculas). Huelga decir que, para la glosa, se acudió a los Diccionarios de la lengua antigua (Covarrubias, Autoridades, Corominas, lexicografía bilingüe de los siglos XVI y XVII) y a Diccionarios jergales como el Léxico del marginalismo, o la Floresta, imprescindibiles para la lengua de la prosa picaresca y lozanesca, sin dejar de consultar, lógicamente, la base de datos del CORDE 9 .

Por lo que atañe a cantidades, o sea a cuántas palabras nos da este Glosario,




según se ve por el número de voces en la segunda columna y, en la tercera, por el número de menciones (que significa repeticiones de las mismas voces), resulta claro que La Lozana aporta muchas palabras que tienen una única mención en el Glosario y no se repiten más, lo que aumenta su riqueza léxica y su variedad lingüística. En efecto, La Lozana, entre sus dos mitades, alcanza 6.092 voces (muchas) y sus menciones llegan a 34.868 (pocas, considerando que la mayoría no se repite por tener una sola mención) 10 . Y es precisamente de este doble Glosario de La Lozana que entresaco las palabras marginales que ahora paso a comentar.

El autor, Francisco Delicado, nos pinta en su obra un retrato de lo más completo y realista de la vida prostibularia de la Roma papal en las primeras décadas del XVI, un cuadro que en España es hijo de Celestina y en Italia es hermano de las obras de Aretino, por tanto con antecedentes y paralelos literarios de lo más ilustres. Un retrato que parece pintado por quien esos ambientes los conocía en persona, y no de oídas. En efecto, la terminología es muy rica y muy variada, y pertenece a distintos campos. Comienzo por comentar unos campos sueltos, para luego centrarme en dos tiradas repletas de vocábulos prostibularios.

Ante todo, se puede apreciar con cuántas palabras distintas se indica la prostituta (en cursiva las voces italianas o latinas) 11 :

buena mujer, bagasa, cámara locanda, cortesana, dama, hija, meretrice, meretrix, mundaria, niña, parienta, ramera, puta, putana

Aclaro del listado solo algunas voces, como la «bagasa» (it. bagascia) que es ‘prostituta de baja calidad’ 12 ; la cámara locanda que era una habitación que se alquilaba (it. locare) para el oficio, y en el contexto significa una ‘ramera que se alquila’; «mundaria» que es ‘mujer de mundo’ (donna di mondo en italiano) 13 , amén de las voces consabidas con que se designa la ramera.

En los ejemplos que siguen se aprecia cuántas son las voces para la tercera, en versión femenina:

acordante, alcagüeta, alcagüetería, madre, madrina, prima, rufiana, tabaquera, tabaquina, tabaquinara, tía

o sea la «acordante» que ya comenté, la tabaquinara (con sus variantes «tabaquera», tabaquina) que lleva un cestillo o una canasta con mercancías como pretexto para entrar en casas femeninas (como lo hacía la vieja Celestina) 14 , y las demás palabras consabidas para la tercera (donde destacan las de parentesco «madre», «madrina», «prima», «tía»).

También hay lemas del alcahuete en versión masculina:

cambiador, corredor, faraute, padre, porquerón, rufián

donde el «cambiador» es el ‘padre de la mancebía’ 15 ; el «corredor» es el rufián o corredor de matrimonios 16 ; el «faraute» es ‘criado de prostituta’ 17 ; y el «porquerón» es quien ‘cobra el tributo a las prostitutas’ 18 , amén de «padre» y «rufián» que son voces consabidas.

En otra serie viene la nomenclatura para designar el lugar donde se practica la prostitución o donde se reúnen las rameras:

aduana, alquivio, botica, bodega, burdel, burdell, casa, cofradía, estufa, mancebía, públique, putería, taberna meritoria

en la que alquivio es italianismo (archivio), lógicamente de prostitutas; «burdel» también se menciona en catalán («burdell»); la «estufa» eran los baños públicos y lugar de citas 19 ; y taberna meritoria era un asilo donde se retiraban los jubilados de la antigua Roma, por méritos (y aquí se juega entre mérito y meretriz) 20 , al lado de las voces usuales de la mancebía.

Otros ejemplos son los nombres propios del prostíbulo, los topónimos romanos que eran sitios famosos de prostitutas,

Pozo Blanco, Puente [Sisto], Urso [Via dell’Orso], Via Calabrache

con enteros barrios o calles prostibularias como «Pozo Blanco» 21 , «Puente Sisto» y «Via dell’Orso», o «Urso» 22 , siendo que «Via Calabrache» es claramente un nombre parlante (una calle donde se ‘bajan las bragas’) 23 , y sin olvidar que el primer paseo que Lozana da por Roma es un recorrido prostibulario, ya que Rampín le enseña los lugares lupanarios donde ella misma podrá encaminar su nueva actividad.

En conexión con el lupanar también está el ambiente de la cárcel donde es encerrado Rampín, y no falta la serie de sinónimos para indicar la prisión,

forno, galera, gavia, mazmorra, secreta, Tor di Nona, Torre Sabela

con voces jergales como «forno» 24 , «mazmorra» 25 , «secreta» 26 , con un italianismo gavia (gabbia) y con los topónimos «Tor di Nona» y «Torre Sabela» donde estaba la cárcel 27 .

Una consecuencia directa del oficio de ramera es la de contraer enfermedades venéreas. Y una de las plagas más difundidas en la época era la sífilis, que estalló en Nápoles pero inició en Rapalo por contagio del ejército francés, y por esto se llama mal francés. De sífilis se enfermó el autor Francisco Delicado internándose en el Hospital de Santiago de las Carretas, y también se enferma su protagonista en la ficción literaria. Y son abundantísimas en la obra las referencias a esta enfermedad derivada del oficio de ramera. La palabra sífilis nunca aparece en el texto, pero son muchas las maneras de indicarla,

mal francorum, mal francés, injuína, mal de Nápoles, Carretas, mal, griñimón, pestilencia, mal incurable

con gentilicios como mal francorum, «mal francés» 28 , «injuína» (que sería ‘de Anjou’) 29 , «mal de Nápoles» 30 , y luego con «Carretas» 31 como también se llamaba el hospital romano (Santiago de las Carretas o San Giacomo degli Incurabili) especializado en acoger enfermos de sífilis -como el propio autor-, y «griñimón», onomatopeya para indicar que ‘gruñían’ como grillos quienes se quejaban del dolor 32 .

También se mencionan los síntomas,

sinsonaderas, estrellica, botón, buba, calvo,

como la nariz carcomida («sinsonaderas») 33 , las manchas de piel («estrellica»), las excrecencias («botón», «buba») 34 , y la caída del cabello («calvo»), y asimismo se nombran los remedios para curarla:

leño, El modo de adoperare il legno de India Ocidentale, De Consolatione infirmorum, Santiago de las Carretas, sublimato, sanar

como el «leño» de las Indias Occidentales, esto es, el Palo Santo o guayaco recién descubierto en las Américas y del que Delicado, tras beneficiarse en la terapia, había escrito un par de tratadillos médicos (El modo de adoperare il legno de India Ocidentale 35 y el De consolatione infirmorum 36 ), luego el hospital donde curarse («Santiago de las Carretas») y un remedio más que se usaba, el «sublimato», o ‘solimán’ 37 , y desde luego el verbo «sanar».

Pasando a la ambientación, es natural que el escenario de La Lozana sea el mismo que el de La Celestina: la ciudad, las calles, las plazas, el marco urbano no ya de casas patricias de Calistos y Melibeas sino de barrios de malvivientes y marginados, del mundo del hampa que lucha por el comer del día a día a expensas de una Roma curial y rica, la del Papado que asegura mercado masculino y supervivencia a las prostitutas. Claro, ‘las’ prostitutas, porque lo que en La Celestina eran «treynta mugeres en la putería» que cuidaría Centurio 38 y «nueve moças» que Celestina dirigía en su juventud 39 , en La Lozana se convierten en «treintamil» rameras que pueblan la ciudad de Roma, como afirma Divicia en el Mamotreto LIV (p. 364):

DIVICIA.- Yo's diré queantas conozco yo. Son treynta mill putanas y nueve mil rufianas que vienen de todas partes y que son de todo tipo y de todas especialidades, según se desprende del famoso ‘Repertorio de Putas’ que reza el Valijero en dos largas tiradas en los Mams. XX y XXI, para que Lozana aprenda a competir con ellas, para sobrevivir. La primera tirada es sobre la tipología de las prostitutas (marco en cursiva las palabras que luego comentaré) 40 :

BALIGERO.- […] ay putas graçiosas más que hermosas, putas que son putas antes que mochachas. Ay putas apassionadas, putas estregadas, afeitadas, putas esclarecidas, putas reputadas, reprovadas. Ay putas moçáraves de Çocodover, putas carcaveras; ay putas de cabo de ronda, putas ursinas, putas güelphas, gibelinas, putas ynjuynas, putas de Rapalo rapaynas. Ay putas de simiente, putas de botón griñimón, noturnas, diurnas, putas de çintura de marca mayor. Ay putas orilladas, bigarradas, putas combatidas, vençidas y no acabadas, putas devotas reprochadas de Oriente a Poniente y Setentrión; putas convertidas, rrepentidas, putas viejas, lavanderas porfiadas, que siempre an quinze años como Elena; putas meridianas, oçidentales, putas máxcaras enmaxcaradas, putas trincadas, putas calladas, putas antes de su madre y después de su tía, putas de subientes e deçendientes, putas con virgo, putas sin virgo, putas el día del domingo, putas que guardan el sábado asta que an xabonado, putas feriales, putas a la candela, putas reformadas, putas xaqueadas, travestidas, formadas, estrionas de Tesalia. Putas abispadas, putas terçeronas, aseadas, apuradas, gloriosas, putas buenas y putas malas, y malas putas. Putas enteresales, putas secretas y públicas, putas jubiladas, putas casadas, reputadas, putas beatas y beatas putas, putas moças, putas viejas y viejas putas de trintín y botín. Putas alcagüetas y alcahuetas putas, putas modernas, machuchas, inmortales y otras que se retraen a buen bivir en burdeles secretos y públiques honestos que tornan de principio a su menester (Mam. XX)

La segunda tirada del Valigero es, esta vez, sobre la procedencia geográfica de las rameras, también numerosísima y variopinta:

BALIGERO.- […] ay de todas naçiones: ay españolas castellanas, vizcaýnas, montañessas, galiçianas, asturianas, toledanas, andaluzas, granadinas, portuguesas, navarras, catalanas y valençianas, aragonessas, mallorquinas, sardas, corças, çecilianas, napolitanas, bruçesas, pullesas, calabresas, romanescas, aquilanas, senessas, florentinas, pissanas, luquessas, boloñesas, veneçianas, milanesas, lombardas, ferraresas, modonesas, breçianas, mantuanas, raveñanas, pesauranas, urbinessas, paduanas, veronessas, vicentinas, perusinas, novaresas, cremonesas, alexandrinas, vercelesas, bergamascas, trevisanas, piedemontesas, savoianas, provençanas, bretonas, gasconas, françesas, borgoñonas, ynglesas, flamencas, tudescas, esclavonas y albanesas, candiotas, boemias, úngaras, pollacas, tramontanas y griegas (Mam. XXI)

Como se ve, un ejército de rameras, una ciudad entera de rameras, una ciudad ramera, «Roma burdel», «Roma putana» como la llama el mismo texto 41 , o un inmenso cuadro viviente de la prostitución y de los tipos humanos que a sus espaldas viven.

Esas dos increíbles tiradas enumerativas y hasta expresionistas, muy famosas por demás y página célebre de la prosa lozanesca, van nombrando con lujo de detalles (y con un gran sentido del humor) las rameras según su especialidad y según su procedencia: y en esa acumulación se comprende no solo su cantidad sino también de qué clase eran y de dónde venían esas 30.000 rameras de las que habla Divicia.

Antes de concluir, dejando de lado la tirada geográfica que no levanta problemas de interpretación, voy a comentar algunas voces de la primera tirada, la tipológica, aunque no todas, sea porque son muchas y llevarían demasiado espacio, sea porque unas cuantas no las acaban de entender ni siquiera los especialistas ni tampoco los editores que a veces dejan estos trozos casi sin nota al pie, abandonando el lector a su propia imaginación. Por tanto, elijo solo algunas para comentar (las que marqué en cursiva), y procedo en orden progresivo:

—«estregadas»: italianismo, de strega (= ‘bruja’), o sea ‘embrujadas’ por ser hechiceras como Celestina 42 ;

—«reputadas»: de ‘reputación’ o respeto, o también putas con re- enfático (‘re-putas’);

—«mozárabes de Zocodover»: alude a la plaza mayor de Toledo;

—«carcaveras»: las que ejercen en cárcavas, ‘fosas’ u ‘hoyas’ grandes y profundas, y que persiguen a los hombres hasta en su sepultura 43 ;

—«de cabo de ronda»: es término militar, ‘capitán de ronda de medianoche’ 44 ;

—«ursinas»: amigas de la familia romana Orsini partidaria de los Güelfos;

—«güelphas, gibelinas»: de los dos bandos políticos italianos defensores respectivamente del papa o del emperador;

—«injuínas»: ‘anjevinas’, por Anjou de Francia y de Nápoles;

—«de Rapalo rapaynas»: Rapalo es una ciudad cerca de Génova de donde se propagó la sífilis a Italia 45 , y es traída a colación para jugar con la voz rapar, que significa ‘rasurarse’ (las rameras se afeitaban) y también ‘robar’ (como rapina, y como el mismo nombre de Rampín) 46 ;

—«botón griñimón»: alude a las bubas («botón») de la sífilis, también llamada «griñimón» como ya dije;

—«orilladas bigarradas»: sus vestidos van adornados de orillas u orlas abigarradas (o variopintas);

—«de Oriente a Poniente y Setentrión»: es un refrán de prostitutas, el de «Margarita Corillón que corrió los burdeles de Oriente a Poniente y Setentrión» 47 ;

—«convertidas»: rameras que se arrepienten y dejan de ejercer por largo tiempo 48 ;

—«repentidas»: las que interrumpen el oficio solo durante la Cuaresma, por arrepentirse 49 ;

—«meridianas, oçidentales»: del Sur y del Oeste;

—«máxcaras enmaxcaradas»: disfrazadas para engañar mejor;

—«estrionas de Tesalia»: italianismo stregona, o sea ‘bruja’ (o ‘brujona’) de Tesalia;

—«a la candela»: por ejercer el oficio en las trastiendas de vendedores de candelas;

—«xaqueadas»: las que son controladas por su propio «Xaque» o ‘rufián’ 50 ;

—«terçeronas»: alcahuetas;

—«enteresales»: viene de interés, ‘comerciales’;

—«secretas y públicas»: las públicas pagaban un impuesto sobre su ganancia y se veían reconocidas y protegidas por la mancebía pública (según la nueva reglamentación municipal del siglo XV que combatía la prostitución clandestina o «secreta») 51 ;

—«trintín y botín»: trintín es onomatopeya de tin tin que evoca el son de las monedas ganadas que se guardaban en el botín (it. bottino) que atesoraban;

—«machuchas»: maduras, juiciosas 52 .

En este mismo Mamotreto XX también se nombran prostitutas que usaban la ventana en señal de oficio: las «de encerada» 53 , «de empanada» 54 y «de tapete» (o alfombra) exponían un lienzo o una tela para atraer a los clientes, o las «de celosía» usaban la ventana como publicidad (sin olvidar que la propia «ramera» se llama así porque colgaba a la ventana una rama de hojas o de flores para comunicar su actividad).

En definitiva, vimos un campo léxico concreto, el de la prostituta y todos sus aledaños, brindarnos gran cantidad de voces de la lengua marginal, y ello solo es pequeña muestra de las inmensas potencialidades de estudio que ofrecen estos dos Glosarios que están en la red al alcance de todos. Por otro lado, este recorrido por el léxico marginal de La Lozana también es pequeña parte dentro de un volumen como este que nos brinda un camino mucho más largo por campos de rebeldes y marginales del Siglo de Oro. Lozana es marginada femenina, hija de Celestina y con raíces medievales: de ella hereda esa lengua lupanaria, la incrementa con creces, y la arroja al futuro, a la prosa del XVI, a enriquecer el mundo del hampa y de los maleantes.

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Sepúlveda, Jesús, «Bosquejo de geografía equívoca», en Loca ficta. Los espacios de la maravilla en la Edad Media y Siglo de Oro. Actas del Coloquio Internacional Pamplona, Universidad de Navarra, abril, 2002, ed. Ignacio Arellano, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/Vervuert, 2003, pp. 395-411.

Tempesta, Daniela, Glossario de «La Lozana andaluza» (I Parte: Prólogo-Mam. XXXIII), tesis de la Università di Roma 1996, disponible en http://cisadu2.let.uniroma1.it/glosarios/.

Ugolini, Francesco, «Nuovi dati intorno alla biografia di Francisco Delicado desunti da una sua sconosciuta operetta», Annali della Facoltà di Lettere e Filosofia dell’Università degli Studi di Perugia, XII, 1974-1975, pp. 445-617.

Notas

1 Las ediciones más al uso de La Lozana andaluza son las de Damiani y Allegra, 1975, Allaigre, 1985, y Joset y Gernert, 2006. Trabajos de conjunto son los de Hernández Ortiz, 1974; Allaigre, 1980; Bubnova, 1987; Damiani, 1987; Imperiale, 1997; Monti, 2007. También remito a las bibliografías comentadas de Damiani 1969, 1977, 1990. Cfr. también Sepúlveda, 2003. Sobre los problemas textuales del original remito a mi trabajo Botta, 1998. Para las muchas deudas del texto con La Celestina también remito a mi trabajo Botta, 2002b, que recoge bibliografía anterior. Me ocupo de la onomástica de La Lozana andaluza en varias entregas: Botta, 2000, 2002a, 2004, 2010, 2014. Sobre el autor, cfr. Ugolini, 1974-1975. En estas páginas las citas proceden de la edición de Damiani y Allegra, 1975, y de los dos Glosarios de Tempesta, 1996, y Carocci, 1996. En las referencias abrevio Mamotreto con «Mam.» e indico su número en cifras romanas.

2 La dirección de la página es http://cisadu2.let.uniroma1.it/glosarios/, o bien http://digilab2.let.uniroma1.it/glosarios.

3 Los Glosarios publicados son de las siguientes obras: Cancionero de Castillo (1511), por Filomena Compagno; Cancionero de Romances (Amberes 1550), por Ely Di Croce; Romancero General (1600), por Lara Campagna, Valentina Loré, Maria Murante y Claudia Vallone; San Juan de la Cruz, por Beatriz D’Ambrosio y Carla Licata; La Lozana andaluza, por Daniela Tempesta (Parte I) y Marzia Carocci (Parte II); Lazarillo de Tormes, por Maria Grazia Capasso; De Materia Medica de Dioscórides traducido por Andrés Laguna (1566), por Antonella Fabbricatore, Elvira Lanzuise, Simona Di Mario, Maria Teresa Pergolizzi, Smeralda Latella y Simona Tiberi. De próxima publicación es el Glosario de la Lírica Tradicional, por Stefania Bracone, Sabrina Saramin y Silvia Spagnolo. Ya en varias ocasiones di noticia pública en congresos o en revistas de la labor de estos Glosarios y solo cito el último trabajo (Botta, 2013) que contiene referencias a la bibliografía anterior.

4 Cfr. Floresta, 1975, s. v. dar el acero.

5 Léxico del marginalismo, s. v. acoger 2°: Germ.: «juntarse, asociarse una puta con un rufián».

6 Aut., s. v. aconchar: «componer o aderezar una cosa. Viene del toscano aconciare». Léxico del marginalismo, s. v. aconchar putas: «Preparar y aderezar putas; quizá en el doble sentido de físicamente para hacerlas pasar, p. e., por más jóvenes de lo que en realidad son o por vírgenes no siéndolo, y en el sentido de “colocarlas” con un amante o en parte que puedan más fácilmente ganar su vida».

7 Léxico del marginalismo, s. v. adalid: «El que de acuerdo con un fullero se coloca detrás de los jugadores mirando las cartas por encima del hombro y se las comunica a su compañero por señas y gestos. Se dice así porque “sirve de guía”, que es el sentido literal de adalid».

8 Adalí es el nombre de la alcahueta en el Libro de Buen Amor ( La Lozana andaluza, ed. Joset y Gernert, 2006, p. 168).

9 Cov., 2006; Aut., 1979; Corominas, 1980; Floresta, 1975; Léxico del marginalismo, 1977; CORDE, en línea.

10 En otros Glosarios albergados en la misma página web es mucho más marcada la desproporción entre número de voces (bajo) y número de menciones (altísimo) indicadora de un alto grado de repetición y, por ende, de pobreza léxica al ser pocas las unidades, siempre las mismas que se vuelven a mencionar.

11 Para las voces lozanescas que comentaré a partir de ahora, omito la indicación del Mamotreto en que se hallan, ya sea por querer simplificar la puesta en página (algunas de ellas se reiteran varias veces), ya sea porque el lector interesado podrá comprobarlo directamente en los dos Glosarios en la red, con el contexto de cada una de las menciones según el sistema que expliqué en los primeros cinco ejemplos aducidos.

12 Cov., s. v. bagasa: «uno de los nombres que se dan a las malas mujeres y perdidas». Aut., s. v. bagasa: «nombre injurioso que se da a las mujeres perdidas y de mal vivir». Léxico del marginalismo, s. v. bagasa: «Germ. Prostituta de baja calidad».

13 Léxico del marginalismo, s. v. mundaria: «Mundana, prostituta».

14 Cov., s. v. tabaque: «Género de cestico o canastillo pequeño de mimbres en que las mujeres tienen su labor». Léxico del marginalismo, s. v. tabaquera: «Prostituta o alcahueta que al mismo tiempo debía dedicarse a vender buhonerías (¿entre ellas tabaco?) que llevaba en un cestillo de mimbre (Tabaque), oficio que le servía de tapadera».

15 Aut., s. v. cambiador: «En germanía el padre de la mancebía». Léxico del marginalismo, s. v. cambiador: «Padre de la mancebía; el que está a la cabeza de una mancebía o cambio».

16 Aut., s. v. corredor de matrimonios: «se suele llamar así al casamentero». Léxico del marginalismo, s. v. corredor 4°: «Rufián o alcahuete de una prostituta».

17 Aut., s. v. faraute: «En la germanía significa criado de mujer pública, o de rufián». Léxico del marginalismo, s. v. faraute: «Criado de prostituta o de rufián».

18 Léxico del marginalismo, s. v. porquerón: «También el que cobra el tributo a las prostitutas según se desprende del texto de la Lozana».

19 Aut., s. v. estufa: «Significa también el apartadijo o aposentico en que entra el enfermo a sudar cuando va a los baños de Arnedillo y otros semejantes, y a tomar las aguas minerales. Lat. Cubiculum sudatorium». En Roma había varias estufas o baños de vapor que solían ser lugar de reunión de prostitutas: una de ellas estaba cerca de Pozo Blanco, en la Via Arenula (cfr. La Lozana andaluza, ed. Damiani y Allegra, 1975, p. 134).

20 La Taberna meritoria en Roma estaba donde se erigió Santa Maria in Trastevere, cerca de Ponte Sisto, y en el siglo XVI allí la ubica la Pianta di Roma de Leonardo Bufalini de 1551 conservada en el Gabinetto Nazionale delle Stampe, Roma.

21 El barrio del Pozo Blanco estaba poblado por españoles y por rameras andaluzas, como Lozana. El Pozo (o fuente) que le da el nombre al barrio estaba en frente a la Iglesia de Santa Maria in Vallicella (o Chiesa Nuova), en el actual Corso Vittorio Emanuele.

22 En Via dell’Orso estaba la pequeña iglesia de la que Francisco Delicado fue párroco (Santa Maria in Pusterula).

23 En la Via Calabrache (actual Via Cellini), una cortada de Corso Vittorio Emanuele a la altura del Pozo Blanco, la propia Lozana tuvo una de sus viviendas en la ficción, y allí ejerció el oficio.

24 Aut., s. v. horno: «En la Germanía significa el calabozo».

25 Cov., s. v. mazmorra: «[…] Es la prisión y cárcel en lo profundo debajo de la tierra, donde comúnmente los moros recogen de noche a los esclavos». Aut., s. v. mazmorra: «Lugar subterráneo a modo de silo, cisterna, o aljibe seco, del cual se sirven los moros para aprisionar y encerrar los esclavos».

26 Léxico del marginalismo, s. v. secreta: «Germ. Celda en una cárcel que solía estar separada de las demás; estaba situada en la parte más honda de la prisión, frecuentemente debajo del nivel del suelo, era húmeda y lóbrega y servía de celda de castigo».

27 Según se cuenta en el Mam. XXXI, Rampín estuvo encarcelado en Tor di Nona (cerca del río Tíber) que desde el XV hasta el XVII funcionó como cárcel papal principal («la presone dello papa») ubicada en una torre que fue concedida por la familia Orsini. La prisión de Tor Savella (o Corte Savella), cerca de Via Monserrato, también era un tribunal; fue destruída en 1652 y aún era visible en el siglo XVI, como muestra la Pianta di Roma de Antonio Tempesta de 1593 conservada en la Biblioteca Vaticana.

28 Francia, francorum, francés, según el Léxico del marginalismo (s. v.), eran sinónimos «de todo tipo de enfermedad venérea y sobre todo de las bubas». Cov., s. v. bubas: «Esta enfermedad cundió mucho en la guerra de Nápoles, cuando Carlos Octavo, rey de Francia, se apoderó de él excluyendo a don Fernando. Pegábase principalmente por la comunicación deshonesta. Los italianos le llamaron entonces mal francés; los franceses mal de Nápoles; los africanos mal de España. La verdad es que vino del Nuevo Mundo donde este mal de las bubas es muy ordinario». Aut., s. v. mal francés remite a bubas, y s. v. buba o bubas: «Usado regularmente en plural. Enfermedad bien conocida y contagiosa, llamada también mal francés, y gálico, porque (según algunos) le contrajeron los franceses cuando entraron en Italia con el rey Carlos Octavo, por medio del comercio ilícito que tuvieron con las mujeres de aquel país, pero otros dicen haberla padecido los españoles en el descubrimiento de las Indias, también con el motivo del trato inhonesto que frecuentaron con las mujeres de aquellas regiones. Lo cierto es ser enfermedad sumamente antigua, cuyo conocimiento llegó a unas provincias más tarde que a otras, y que, por indecente, ninguna quiere confessar haber sido la primera a sentirla y comunicarla. Algunas veces tiene uso esta voz en singular, porque el grano con punta de materia que sale a la cara se suele llamar buba».

29 Sinónimo, una vez más, de ‘francés’ y por ende de ‘sifilítico’.

30 Léxico del marginalismo, s. v. Nápoles, mal de: «Sífilis. Cf. mal francés».

31 Cov., s. v. carreta: «Al que está contrecho del mal francés, decimos “haberle tomado la carreta” porque parece haber pasado sobre él alguna rueda de carreta que le ha dejado lisiado». Aut., s. v. tomóle la carreta: «frase con que se significa estar uno muy mal parado y tomado de mal gálico, y tan lisiado que apenas se puede tener y mover».

32 Según Ugolini, 1974-1975, p. 498, «en España lo llamaron, a este mal que vino de Italia, griñimón, porque toda la noche no cesaban de groñir como grillos». Cfr. también Floresta, s. v. grillimón: «lues venerea», y Léxico del marginalismo, s. v. grillimón: «Sífilis».

33 Aut., s. v. sonadera: «acción de sonarse las narices». Léxico del marginalismo, s. v. sonaderas: «Las narices».

34 Cov., s. v. bubas: «el mal que llaman francés, que tanto ha cundido por todo el mundo […] Buba es nombre francés y vale pústula». Para bubas cfr. también supra, la nota a las palabras Francia, francorum, francés.

35 Redactado en italiano, se publicó en Roma en 1526 (perdido) y se reeditó en Venecia en 1529 (se conserva un ejemplar).

36 Redactado en latín (perdido). De ambas obras suyas da noticia el propio autor entre las páginas de La Lozana andaluza en uno de los paratextos finales, Cómo se excusa el autor (ed. Damiani y Allegra, 1975, p. 423).

37 Cov., s. v. solimán: «es el argento vivo, sublimado, de donde tomó el nombre solimán, id est, sublimatum». Aut., s. v. solimán: «El azogue sublimado».

38 La Celestina, ed. Severin, Auto XV, p. 521.

39 La Celestina, ed. Severin, Auto IX, p. 417.

40 Ya me ocupé de estas dos tiradas del Valijero, sobre todo en cuanto a su humorismo y a su retórica, en Botta, 2006.

41 Mam. XII, p. 124.

42 También se puede interpretar a partir del verbo estregar (Aut., s. v.) en el sentido de ‘frotar’, ‘refregar una cosa con otra’ alusivo al acto sexual.

43 Léxico del marginalismo, s. v. carcavera: «Puta. Germ. Prostituta de bajísima calidad que anda siempre de un lado para otro y, según los diccionarios de la época (Vid. Gili, Tesoro), persigue a los hombres hasta en sus sepulturas, de donde el nombre Carcavera, siendo Carcava la fosa u hoya en que se entierran los muertos. A mi parecer se trata de una prostituta cuyo campo de acción es el cementerio y cuyos clientes eran los inconsolables viudos que iban a rezar por el alma de sus difuntas esposas».

44 Aut., s. v. cabo de ronda: «El alguacil que la va gobernando cuando no interviene el alcalde o juez, y a quien toca mandar la ronda de medianoche abajo. Y también se llama así el que va mandando los soldados que componen la patrulla en las rondas que se hacen de noche por la muralla para visitar las centinelas».

45 Del origen de la enfermedad en Rapallo se habla en el texto en el Mam. liv.

46 Sobre los nombres de Rampín, cfr. Joset 1993, 1996, 2000.

47 Este refrán prostibulario, que no trae Correas en su Vocabulario de Refranes y frases proverbiales (ed. Zafra, 2000), se repite en el texto en el Mam. LXIV.

48 Léxico del marginalismo, s. v. convertida: «puta. Es la prostituta que ha dejado de serlo merced a un arrepentimiento que se realizaba generalmente después de haber hecho los ejercicios espirituales cuaresmales a los que eran sometidas anualmente; quizás se diferenciara de la arrepentida en que mientras en ésta la “conversión” no era durable, en el caso de las Convertidas solía durar más».

49 Léxico del marginalismo, s. v. arrepentida: «puta. La que dejaba de ejercer transitoriamente su profesión de prostituta al salir de los ejercicios espirituales cuaresmales a los que era sometida anualmente en las “casas de recogimiento”».

50 Léxico del marginalismo, s. v. jaque: «Germ. Rufián a cuyo cargo está una prostituta».

51 Cfr. al respecto Carboneres, 1876, y Lacarra, 1993.

52 Aut., s. v. machucho: «maduro, sosegado y juicioso».

53 Aut., s. v. encerado: «el lienzo aderezado con cera que sirve para resguardar del agua alguna cosa, como las ventanas, los coches, la ropa y otras semejantes».

54 Entiéndase: ‘cubierta de paño’ (it. panno).

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