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El rufián dichoso de Cervantes y El burlador de Sevilla de Tirso de Molina: una comparación tipológica
El rufián dichoso by Cervantes and El burlador de Sevilla by Tirso de Molina: A Typological Comparison

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 6, núm. 2, 2018

Instituto de Estudios Auriseculares

Olga Ranks

niversidad Estatal Lomonósov, Rusia



Fecha de recepción: 30 Mayo 2017

Fecha de aprobación: 04 Agosto 2017

Resumen: Este artículo está dedicado a la comparación tipológica de dos obras de teatro —El rufián dichoso de Miguel de Cervantes y El burlador de Sevilla de Tirso de Molina— y tiene como objetivo destacar las semejanzas y las diferencias entre las dos comedias, mostrando algunos aspectos generales de la evolución dramática en el Siglo de Oro.

Palabras clave: Cervantes, El rufián dichoso, Tirso de Molina, El burlador de Se­villa, Don Juan, Cristóbal de la Cruz, comparación, inversión.

Abstract: The article dedicated to the typological comparison of El rufián dicho­so by Miguel de Cervantes and El burlador de Sevilla by Tirso de Molina addresses similarities and differences between the two plays, demonstrating common traits in development of Spanish Golden Age theatre.

Keywords: Cervantes, El rufián dichoso, Tirso de Molina, El burlador de Sevilla.

En el artículo de Ruth Lee Kennedy «Sobre la relación de Tirso con Cervantes» de 1979 1 , dedicado a la influencia de la obra de Miguel de Cervantes en Tirso de Molina, la hispanista estadounidense compara las comedias de Tirso únicamente con Don Quijote y las Novelas ejemplares, sin mencionar ninguna de las obras dramáticas de Cervantes. Otros investigadores también han propuesto comparaciones entre obras en prosa de Cervantes y obras dramáticas de Tirso 2 , siendo el más reciente y actual el artículo de Blanca Oteiza «Evocaciones cervantinas en Tirso» 3 . Sin embargo, en este estudio quisiera emprender una comparación tipológica de dos obras de teatro de nuestros autores áureos, El rufián dichoso 4 y El burlador de Sevilla y Convidado de piedra 5 , dejando aparte los problemas del comparatismo clásico.

A primera vista las dos comedias se fundan en fuentes diferentes y sus argu­mentos tienen poco en común: El rufián es una obra dedicada a un hallazgo de santidad que tiene como base la descripción hagiográfica de la vida del mexicano fray Cristóbal de la Cruz 6 ; El burlador nos muestra aventuras amorosas del gran pecador y una historia de la justicia Divina, basada en mitos y leyendas 7 .

Al mismo tiempo cierta semejanza entre las dos obras se observa ya en los títulos, que nos muestran una dualidad de acontecimientos escénicos. Cervantes une los conceptos de «dicha» (en su sentido religioso) y «rufianada», y esta oposición es la base que articula la obra. En El burlador de Sevilla y Convidado de piedra, según Francisco Ruiz Ramón, «la conjunción “y” no solo funciona como cópula, sino como frontera e índice de la tensión entre las dos dimensiones — profana//sagrada— confrontadas en el drama por el héroe, correspondientes a las dos partes en que se divide la acción» 8 . De modo que en ambas obras la primera mitad está dedicada a la vida en el siglo mientras que la segunda muestra las relaciones de los héroes con el mundo divino.

Esta semejanza entre las obras aumenta cuando nos fijamos con más atención en su estructura. Las dos obras están compuestas sin demasiada atención a las reglas clásicas de las unidades de tiempo y lugar. En este sentido, Tirso, discípulo de Lope de Vega, sigue con el estilo de la Comedia nueva, mientras que Cervantes emprende una transformación al dictado de los tiempos, dando una prueba de escribir en un estilo moderno, prescindiendo de la unidad espacial y temporal (la acción pasa en España y México, y entre las jornadas transcurren más de diez años). Pero, siendo él defensor de las consignas teatrales clásicas, se siente en la necesidad de justificar sus cambios dramáticos por medio de una conversación entre Curiosidad y Comedia en la que esta última le explica a la primera que no hace falta seguir las reglas clásicas porque los espectadores pueden entender perfectamente lo que se les muestra 9 :



Muy poco importa al oyente
que yo en un punto me pase
desde Alemania a Guinea
sin del teatro mudarme;
el pensamiento es ligero:
bien pueden acompañarme
con él doquiera que fuere,
sin perderme ni cansarse.
(El rufián, II, vv. 49-56)

Fuente:

Los héroes titulares de Cervantes y Tirso también tienen rasgos comunes, sien­do el más evidente que son conciudadanos —los dos son de Sevilla 10 . En el caso de El rufián la elección de la ciudad natal para su héroe es fácil de explicar: el Cristóbal Lugo 11 de la hagiografía era sevillano; pero en el caso de El burlador, basado en mitos de León, Segovia y Sevilla, la elección no era tan evidente.

Otra conformidad de los héroes se halla en la soberbia inherente, que Lugo demuestra en las escenas en Sevilla y don Juan —durante casi toda la acción, que en su lugar colinda con la comprensión de los protagonistas de su impunidad ante la ley humana, representada por el aguacil en El rufián y por don Pedro en El burlador. Lugo se siente en una posición privilegiada gracias al inquisidor de Sevilla a quien sirve y don Juan merced a su padre.

Además de la ciudad natal, de la soberbia y del desacato a la justicia, los héroes comparten la pasión por el juego: los dos son jugadores que lanzan un desafío al cielo. Lugo decide su destino jugando a las cartas —antes de empezar el juego hace el voto de ser salteador si pierde, pero gana; mientras que don Juan repetidamente jura a cada una de las dueñas de su corazón y llama a Dios como su testigo para castigarle si está engañando a esa mujer:

Lugo

Yo hice voto, si hoy perdía,
de irme a ser salteador:
claro y manifiesto error
de una ciega fantasía. […]
contrario voto haré,
y así, le hago de ser
religioso. Ea, Señor;
veis aquí a este salteador
de contrario parecer.
(El rufián, I, vv. 1154-1158,1169-1173)

Fuente:

Don Juan

Si acaso
la palabra y la fe mía
te faltare, ruego a Dios
que a traición y a alevosía
me dé muerte un hombre… (muerto,
que vivo, ¡Dios no permita!)
(El burlador, vv. 2072-2077)

Fuente:

Sin embargo, las semejanzas que existen dan paso a las diferencias entre las dos obras y sus personajes que podrían ser llamadas inversiones (parciales о com­pletas), porque en ambas comedias se hallan elementos que no solo se diferencian, sino que se reflejan. Así, una de las inversiones más notables se muestra cuando Lugo y don Juan piensan en los mismos problemas, llegando a conclusiones opues­tas. En cuanto a la muerte, Lugo vigila y está pendiente de su alma desde la primera jornada, diciendo que la vida es demasiado corta; don Juan, por su parte, siempre responde a todas las advertencias con la famosa frase «¡Qué largo me lo fiais!»:

Lugo

Las ánimas me llevan cuanto tengo;
mas yo tengo esperanza que algún día
lo tienen de volver ciento por uno.

Fuente:

Don Juan

¿En la muerte?
¿Tan largo me lo fiais?
De aquí allá hay larga jornada.
(El burlador, vv. 1448-1450)

Fuente:

Músico 2

A la larga lo tomas

Fuente:

Don Juan

!Qué largo me lo fiais!
(El burlador, vv. 904 y 960)

Fuente:

Lugo

Y a lo corto;
que al bien hacer jamás le falta premio
(El rufián, I, vv. 646-650)

Fuente:

Don Juan

Estrellas que me alumbráis,
dadme en este engaño suerte,
si el galardón en la muerte
tan largo me lo guardáis.
(El burlador, vv. 1912-1915)

Fuente:

Partiendo de diferentes ideas sobre la muerte y su proximidad, los héroes forman posturas opuestas a la cuestión del castigo divino: Lugo no tiene miedo porque piensa que hay que redimirse cuanto antes; don Juan, al enterarse de la inminencia del castigo, empieza a reflexionar en su alma y, posiblemente, muere de miedo 12 .

Otra diferencia se halla en la primera jornada de El rufián y El burlador en las relaciones de los héroes con dos mujeres (una noble y la otra del pueblo). Don Juan goza de Isabela y seduce a Tisbea, mientras que Lugo se encuentra en una situa­ción diferente: la dama se entrega a Lugo de manera bastante atrevida persuadién­dole de que todo estará bien y su marido nunca sabrá nada:

Dama

… sabed, Lugo, que os adoro.
No fea, y muy rica soy;
sabré dar, sabré querer
[…]
y, pues miedo no te alcanza,
no te le dé mi marido,
que el engaño siempre ha sido
parcial de la confianza.
El rufián, I, vv. 270-272 y 283-286)

Fuente:

La plebeya Antonia, que es una prostituta, también está enamorada de Lugo.

La joven comprende la vanidad de sus intentos de conquistar al héroe, pero diceque este amor a Lugo la hace ser mejor, mientras que la pasión hacia don Juanatormenta a Tisbea:

Antonia

Porque me alegro y me espanto
de lo que con hombres vale.
[…]
Quien tiene nombre de suya,
vive alegre y respetada;
a razón enamorada,
no hay ninguna que la arguya.
(El rufián, I, vv. 1064-1065,
1074-1077)

Fuente:

Tisbea

¡Ah falso huésped, que dejas
una mujer deshonrada!
Nube que del mar salió,
para anegar mis entrañas.
¡Fuego, fuego, zagales, agua, agua!
¡Amor, clemencia, que se abrasa el alma!
(El burlador, vv. 1007-1012)

Fuente:

Así que Lugo es perseguido por dos mujeres de diferente posición social y trata de deshacerse de sus pretensiones importunas comportándose como las mujeres a las que seduce don Juan.

En las dos obras hay un momento crítico para la acción relacionado en ambos casos con la imagen de un personaje llamado doña Ana, siendo de notar que dichos episodios también se reflejan parcialmente. Después de haber escalado la casa de doña Ana y haber matado a don Gonzalo, solo ante la muerte don Juan confiesa haber difamado a la dama inocente. Mientras que doña Ana Treviño en la obra de Cervantes es una pecadora que tiene miedo de no poder entrar en el Paraíso por las muchas faltas que cometió. Fray Cristóbal le propone un pacto de tomar sobre sí todos sus pecados y darle a ella todas sus obras buenas para que el alma de la mujer pueda limpiarse e ir al cielo. Al mismo tiempo fray Cristóbal advierte a doña Ana que sea fuerte, porque la voluntad, la fe y el coraje nos guían al Paraíso, mientras que el temor nos tira hacia el Infierno (concepto este que será desarrollado por Tirso en El condenado por desconfiado):



En el campo estáis, señora;
la guerra será esta tarde;
mirad que no os acobarde
el enemigo en tal hora.
(El rufián, II, 792-795)

Fuente:

En el contexto de las relaciones de los héroes con sus criados, en El rufián La­gartija, cuya función principal consiste en añadir el elemento cómico, se parece bastante a un gracioso lopesco. En el caso de El burlador, los dos personajes se complementan uno al otro: Catalinón hace el papel de conciencia de don Juan, que de vez en cuando desempeña la función de gracioso. Además, si Catalinón intenta cambiar el modus operandi de su amo, Lagartija al principio hace cosas que pue­dan descaminar al suyo, incluso en México es el único que no cree cierta, casi hasta el final, la trasformación de Lugo:

Antonio

Cególes Dios los sentidos:
que si ellos te conocieran
como yo te he conocido,
tomaran otro partido,
y otro prior eligieran.
(El rufián, III, vv. 337-341)

Fuente:

Catalinón

Los que fingís y engañáis
las mujeres de esa suerte,
lo pagaréis en la muerte.
(El burlador, vv. 901-903)

Fuente:

Antonio

Para aqueste ministerio
sí que le diera mi voto,
porque en él fuera el más doto
rufián de nuestro hemisferio;
pero para ser prior
no le diera yo jamás.
(El rufián, III, vv. 386-391)

Fuente:

Catalinón

No lo apruebo.
Tú pretendes que escapemos
una vez, señor, burlados;
que el que vive de burlar,
burlado habrá de escapar
pagando tantos pecados
de una vez.
(El burlador, vv. 1352-1358)

Fuente:

La función de los personajes secundarios en las dos comedias consiste en aclarar la imagen que se ofrece de los protagonistas, de manera que en nuestra comparación pueden acentuar las semejanzas y las diferencias entre Lugo y don Juan. Tenemos que, en la mayoría de los casos, los héroes se comportan con otros personajes de manera opuesta. Lugo respeta a las mujeres y no se aprovecha de su autoridad 13 , mientras que don Juan las trata como su botín:

Don Juan

Sevilla a voces me llama
el Burlador, y el mayor
gusto que en mí puede haber
es burlar una mujer
y dejalla sin honor.
(El burlador, vv. 1313-1317)

Fuente:

El rufián engaña al marido de la dama, pero lo hace para salvar el nombre de ella, el de su esposo y el de su familia en general, mientras que el burlador se ríe de sus así llamados amigos, los usa y traiciona solamente por su propio beneficio o entretenimiento:

Lugo

Robar quiere a vuestra esposa,
ayudado de otra gente
(El rufián, I, vv. 387-388)

Fuente:

Don Juan

Sacadla, solicitadla,
escribidla, y engañadla,
y el mundo se abrase y queme.
(El burlador, vv. 1283-1285)

Fuente:

Lugo

Por el cielo santo os juro

Fuente:

Mota

Es tal el placer
que me ha sacado de mí.
[…]

Fuente:

Lugo

Eso es lo que yo procuro.
(El rufián, I, vv. 411-414)

Fuente:

Don Juan

(Bien se conoce;
mas yo bien sé que a las doce
harás mayores extremos.)
(El burlador, vv. 1409-1410 y 1415-1417)

Fuente:

Las figuras tradicionales del viejo, representadas por Carrascosa en El rufián y don Gonzalo en El burlador, muestran que Lugo es una persona respetuosa con los mayores de edad; en cambio, don Juan, como heredero de los burladores de leyendas, es irreverente no solo con don Gonzalo vivo sino también con su tumba.

Asimismo, es distinta la percepción que de los protagonistas tienen lospersonajes secundarios. A Lugo lo consideran casi un santo (incluso durante suvida airada en Sevilla), mientras que sobre don Juan dicen que será el Demonio enforma humana:

Antonia

Y por esto este mocito
trae a todas las del trato
muertas; por ser tan bravato;
que en lo demás es bendito.
(El rufián, I, vv. 766-769)

Fuente:

Don Pedro

llegué y quise desarmalle;
pero pienso que el Demonio
en él tomó forma humana,
pues que, vuelto en humo, y polvo…
(El burlador, vv. 299-301)

Fuente:

La última jornada de El rufián está dedicada tanto a la etapa final de la vida de fray Cristóbal como a los acontecimientos después de su muerte. La de El burlador contiene la culminación y el desenlace de la acción relacionados con la aparición del convidado de piedra. Sin embargo, la parte final de cada una de las obras está relacionada con presencias sobrenaturales. En El rufián hablamos de Lucifer, demonios y almas, en El burlador de la estatua de don Gonzalo. En ambas comedias el protagonista entra en conversación con lo sobrenatural con resultados opuestos; no hace falta recordar el final de la visita a don Juan del ser sobrenatural; por el contrario, la conversación de Cristóbal con el demonio Saquiel, quien quiere quitarle la fe al héroe moribundo, acaba con la huida del demonio. En El rufián los demonios lamentan no poder profanar el cuerpo de Cristóbal y unas almas dichosas cantan que están alegres de ir al cielo con el alma pura de Cristóbal, mientras que en El burlador durante la famosa cena de don Juan en la capilla se oyen canciones sobre la justicia divina:

Alma 2

Felice jornada es ésta,
santa y bienaventurada,
pues se hará, con su llegada,
en todos los cielos fiesta:
(El rufián, III, vv. 522-525)

Fuente:

(Cantan.)

Adviertan los que de Dios
juzgan los castigos grandes,
que no hay plazo que no llegue
ni deuda que no se pague.
(El burlador, vv. 2724-2727)

Fuente:

Lucifer

Aun no puedo llegar siquiera al cuerpo,
para vengar en él lo que en el alma
no pude: tales armas le defienden.
(El rufián, III, vv. 640-642)

Fuente:



Mientras en el mundo viva,
no es justo que diga nadie,
«¡Qué largo me lo fiáis!»
siendo tan breve el cobrarse.
(El burlador, vv. 2732-2735)

Fuente:

Cierta inversión se halla también en las escenas finales: después de su muerte, fray Cristóbal se convierte para los demás en un símbolo de esperanza; por su parte, cuando Catalinón trae la noticia de la muerte de don Juan, otros personajes sienten alivio.

Así que la comparación tipológica emprendida muestra que estamos ante dos obras diferentes que, con todo, comparten rasgos de poética. Las dos están es­critas sin ajustarse a las reglas clásicas en función del estilo moderno. Ya en los títulos de las comedias resulta evidente la dualidad de género que se muestra, en la obra cervantina, en la combinación de elementos picarescos con una comedia de santos, y en la tirsiana, en la trasformación de una comedia de enredo en una heroica y fantástica de tema sagrado.

Desde el punto de vista de la poética, las comedias presentan más semejanzas cuando su acción pasa en Sevilla. Puede que Tirso la eligiera como ciudad natal de don Juan para mostrar desde el principio su imagen interior. Por otro lado, Sevilla puede ser un fondo picaresco para la cuestión en la que se concentran las dos co­medias, la del libre albedrío.

Gracias a muchos estudios sabemos del ascendiente de Cervantes-novelista sobre Tirso, pero la comparación de estas dos obras nos puede permitir lanzar una hipótesis sobre la influencia de Cervantes-dramaturgo en las obras de Tirso. La revisión más completa de este tema requiere una atención especial. No obstante, hay que destacar que estamos ante la transformación mutua de dos tradiciones dramáticas: Cervantes escribe su comedia utilizando técnicas modernas, mientras que Tirso podía encontrar en El rufián temas nuevos para su teatro, por ejemplo un tema picaresco.

Esta propuesta de comparación tipológica pretende no solo mostrar las semejanzas y las diferencias entre las dos comedias, sino también hacernos pensar en la generalidad de la evolución dramática, la interpenetración de textos y temas, la diferencia de interpretaciones y las polémicas en el teatro del Siglo de Oro.

BIBLIOGRAFÍA

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Notas

1. Ver Kennedy, 1979.

2. Osuna, 1974; Zugasti, 2011.

3. Ver Oteiza, 2016.

4. Publicada en Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados en 1615.

5. La publicación conservada es de 1630.

6. Sobre las fuentes de la obra de Cervantes ver Zugasti, 2010.

7. Para más información ver Menéndez Pidal, 1957 y Hermenegildo, 1988.

8. Ruiz Ramón, 1993, p. 905.

9. Sobre la justificación y sus raíces posibles ver Núñez Rivera, 2017, pp. 126-128.

10. El rufián es la única obra dramática de Cervantes que está relacionada con Sevilla, mientras que en su prosa la ciudad andaluza ocupa un lugar muy importante.

11. En la primera jornada el protagonista se llama Cristóbal de Lugo, mientras que en la segunda y la tercera se usa el nombre religioso de fray Cristóbal de la Cruz. Así, cuando hablemos de la primera jornada utilizaremos el apellido del héroe (Lugo), y para las otras jornadas lo llamaremos fray Cristóbal.

12. Jojima, 2006, p. 368.

13. En las hagiografías dedicadas a la vida de fray Cristóbal de la Cruz se dice de él que era un mujeriego, mientras que en la comedia Cervantes menciona una sola vez que Lugo ganó muchas mujeres.

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