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Del médico al matasanos: la Corrección de vicios de Salas Barbadillo
From Doctor to Quack: The Correction of Vices by Salas Barbadillo

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 7, núm. 2, 2019

Instituto de Estudios Auriseculares

Carmen Rivero

Universität Münster, ALEMANIA, Alemania

Fecha de recepción: 12 Febrero 2019

Fecha de aprobación: 10 Abril 2019

Resumen: La evolución de la Medicina como ciencia y el estatismo, por el contrario, de quienes la practican se proyecta, en los Siglos de Oro, en la sátira del médico. Salas Barbadillo es continuador, en este sentido, de la tradición renacentista, y si bien retoma varios de sus principales motivos, su sátira evoluciona hacia parámetros más conservadores, característicos, más bien, del periodo barroco.

Palabras clave: Sátira, médico, Renacimiento, Barroco, Salas Barbadillo.

Abstract: The evolution of Medicine as a science and the lack of development of its professionals is paradigmatically expressed in the Spanish Golden Age in medical doctor satires. Salas Barbadillo can be considered in this sense heir of the Renaissance tradition. Even if he revisits some of its Leitmotive, his satire develops into more conservative parameters rather characteristic of the baroque era.

Keywords: Satire, Medicine, Renaissance, Baroque, Salas Barbadillo.

Tanto el Renacimiento como el Barroco son épocas ricas en sátiras del médico y cabe preguntarse por qué tal profesión supone el blanco de las invectivas de destacados autores y pensadores desde Petrarca, pasando por Guevara, hasta Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Quevedo o Calderón 1 . El motivo de su proliferación no solo reside en la emulación de los modelos clásicos sino, asimismo, y aquí reside su carácter específico, en la expresión del desequilibrio entre la evolución de la Medicina como ciencia y el estatismo de los profesionales que la practican.

El sistema de las artes liberales había entrado en crisis ya en la Baja Edad Media. San Isidoro había añadido la Medicina y la Jurisprudencia a las tradicionales disciplinas del Trivium y Quadrivium, lo que daría origen al surgimiento de escuelas de Medicina y de Derecho ya en el siglo XVIII 2 . Este sería el comienzo puntual de un proceso que se consolidaría en el Renacimiento con la transición de un sistema de pensamiento teocéntrico a uno antropocéntrico y que traería consigo una modificación de las jerarquías científicas previas. Mientras en la Antigüedad clásica las artes serviles se asociaban a la producción de objetos útiles y en la Edad Media solo las disciplinas útiles a la fe cristiana accedían a los puestos más altos de la jerarquía, en el Renacimiento, lo que es útil a la vida del hombre adquiere un nuevo valor.

La relevancia de esta nueva visión antropocéntrica del mundo posee evidentes implicaciones epistemológicas. En el siglo XVI la Medicina dejará de ser arte mecánica para consolidarse como arte liberal 3 . Así la consideran, en el ámbito español, Alfonso de Miranda 4 o Huarte de San Juan, que inspiraría la nueva clasificación de las ciencias de Bacon 5 . El conocimiento científico ha de dirigirse a una finalidad útil: la mejora de las condiciones de la vida del hombre 6 .

La Medicina comienza, en definitiva, a liberarse de los lazos que la unían a las artes mecánicas. Deja de considerarse, por tanto, como una simple habilidad manual para convertirse en ciencia que exige una elevada capacidad intelectual. De ahí que se remita al saber teórico de la Antigüedad clásica, para dotarla, en este sentido, de tradición y así dignificarla. El perfecto médico debe conocer, desde esta perspectiva, la ciencia médica de Platón, Aristóteles, Hipócrates o Galeno 7 . Ciencia y experiencia se convierten en las cualidades más destacadas del médico: ha de ser muy leído, experimentado y combatir la enfermedad oportunamente 8 .

Buena prueba de esta doble dimensión de la Medicina, teórica y práctica, es el diálogo de los médicos de Mexía, en el que los dos interlocutores, dando cuenta del debate de la época entre racionales y empíricos 9 , disputan, en un ejercicio retórico, sobre esta cuestión. Mientras para Bernardo la Medicina posee un carácter teórico, siendo necesarios determinados conocimientos para saber la causa y el origen de determinadas enfermedades, para Gaspar no es necesaria ninguna ciencia sino solo uso y experiencia. El Maestro, finalmente, resolverá la disputa llegando a la conclusión de que ambos posicionamientos deben ser entendidos de forma inclusiva y no exclusiva. El origen de la Medicina es la experiencia y aunque siga tomando parte fundamental en ella, también son necesarias reglas generales y preceptos. Por este motivo, el buen médico debe ser no solo experto sino también letrado 10 .

La relación del médico del Renacimiento con las fuentes clásicas es, sin embargo, con frecuencia, conflictiva. Las conoce, pero a menudo las critica o las rechaza. En su Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, Sabuco defiende la necesidad de una nueva Medicina de más utilidad para el hombre que la de Hipócrates o Galeno. La Medicina antigua se describe aquí como llena de errores, de poco efecto y de fines inciertos. En definitiva, como completamente inútil. Al no haber acertado los antiguos en su definición de la naturaleza del hombre, también «está errada la medicina [y] este yerro nació de la filosofía y sus principios errados [que] traen engañado y errado al mundo con graves daños» 11 . La nueva medicina es, para Sabuco, el saber que más importa porque es el que más utilidad y más fruto puede dar al hombre; el que le llevará a un conocimiento sobre sí mismo con el que poder evitar un muerte temprana y vivir feliz hasta la vejez sin experimentar dolor.

La actitud crítica del médico con respecto a las fuentes clásicas hace que el protagonista del Viaje de Turquía, Pedro de Urdemalas, dando cuenta del desplazamiento de la cosmovisión teocéntrica en favor de una antropocéntrica, considere a los médicos como mejores filósofos que los teólogos:




Ver nota 12.

No es de extrañar, entonces, que Salas Barbadillo se burle del médico atribuyéndole una aceptación acrítica de los preceptos de Hipócrates:



Siguió las opiniones y quimera
de Hipócrates, con ánimo inclemente,
y para nuestro mal de engaños lleno,
en vez de la doctrina halló veneno 13 .

Fuente:

Hipócrates se asocia con frecuencia al terreno de la opinión poco sólida o incluso de la invención 14 , y desde esta perspectiva el médico de Salas Barbadillo es descrito como «creador de fantasías» 15 . Ni aunque la doctrina hipocrática estuviera libre de error, podría el médico de la antigua Grecia constituir una autoridad en la Temprana Edad moderna porque la variación del contexto haría necesaria una variación de los remedios: las plantas y hierbas mudan su calidad según la variedad de los climas y las complexiones de los hombres y las enfermedades que desarrollan son distintas 16 .

El rechazo del médico renacentista de la doctrina escolástico-galénica 17 se mantiene en Salas Barbadillo. Buena prueba de ello es que el médico que protagoniza su burla aprende, además de los erróneos principios de Hipócrates, la ciencia de Galeno, descrito como «enemigo común de los mortales» 18 . Los barberos son hiperbólicamente descritos como sus verdugos, que vierten y derraman «sangre de cristianos / más que a un tiempo los moros carniceros» 19 . La sangría terapéutica, es decir, la extracción de la sangre para asegurar el equilibrio de los humores y evitar enfermedades, había sido duramente criticada ya en el Renacimiento por Guevara. Este se lamentaba de la mediocridad de ciertos médicos, que tomaban a su cargo la cura de enfermedades graves y, al no conocer otros remedios, sangraban a los pacientes, causándoles serios daños 20 .

Una formación teórica del médico, basada en las fuentes clásicas de Hipócrates y Galeno, como la que ostenta el Juan de Luna de Salas Barbadillo, resulta, por tanto, del todo insuficiente. Ya el Pedro de Urdemalas del Viaje de Turquía se burlaba de que solo había necesitado tres meses para aprender todo el oficio de médico con un manual de aforismos de Hipócrates y cuatro libros de Galeno extensamente comentados 21 .

A todos estos problemas con las fuentes clásicas se añade otro más y es el hecho de que cada médico se remita a una fuente distinta: unos a Hipócrates, otros a Galeno, otros a Avicena, otros a Ficino 22 . Las contradicciones entre unos y otros son prueba, en la obra de Salas Barbadillo, de que la Medicina es una ciencia inconstante y mentirosa en la que caben multitud de errores y engaños 23 . Salas Barbadillo se acerca parcialmente, con ello, al Montaigne que miraba con recelo el supuesto progreso de la era de la revolución científica y de los descubrimientos 24 .

La crítica de las fuentes clásicas había concedido, además, una extraordinaria importancia a la experiencia en la ciencia médica (buen ejemplo de ello son Paracelso o Vesalio) 25 , aspecto que también constituye objeto de sátira en el retrato del médico de Salas Barbadillo. Juan de Luna, cuyo saber basado en fuentes clásicas llenas de errores y contradictorias vale tanto o igual a nada, se ve obligado entonces a compensar su falta de saber con astucia en la praxis 26 . El médico está tan instruido en la malicia que puede «en el juego de engaños dar partido / al soberbio Luzbel y aun ganarla» 27 .

Así, el médico se aprovecha de la incapacidad del vulgo de distinguir apariencia y realidad para engañarlo. El vulgo desprecia al médico que va a pie y acoge con los brazos abiertos al que va en mula, que se convierte junto con la barba en uno de sus atributos distintivos. Aun



El que es por Salamanca graduado,
aunque tenga más cursos de experiencia,
su vida pasará sin quien le ampare,
mientras en mula no se graduare 28 .

Fuente:

La división que Guevara había realizado entre buenos y malos médicos basándose en el buen o mal resultado de sus tratamientos queda asimismo invalidada en la sátira de Salas Barbadillo. Mientras Guevara afirmaba, en este sentido, que «no hay dinero mejor empleado que a un médico y a una buena cura» 29 , Salas Barbadillo se burla de esta idea desde el mismo título de su pieza satírica. «La mejor cura del matasanos» es aquella en la que el médico protagonista, descrito como el más ignorante de entre todos ellos 30 , es, irónicamente, el único capaz de curar la tristeza de una paciente con una estratagema del todo ajena a la Medicina. El médico la seduce, huye y se casa con ella en secreto, evitando, de este modo, que se lleve a cabo el matrimonio que su padre había concertado con un sobrino suyo. En el sobrino, tan acaudalado como poco agraciado físicamente, reside el motivo oculto de la tristeza de la dama y, así, «pues sus intentos no salieron vanos, fue la cura mejor de Matasanos» 31 .

Tras la cacareada utilidad de la Medicina para el bien común se esconde, para Salas Barbadillo, solo la del médico, que deposita su interés en el dinero y no en la salud de sus enfermos. Buena prueba de ello aporta, de nuevo, su médico protagonista, que accede a asesinar a un avaro paciente por cuatro mil escudos. El motivo de la codicia del médico 32 , que Salas Barbadillo recupera aquí, hace que este sea presentado como:



El azote más duro y riguroso
con que castiga Dios a un pueblo ingrato,
cuando por sus desdichas generoso
a los hambrientos vicios hace plato,
es enviarle un mal médico, alevoso,
sangriento en condición, tirano en trato,
que dos sangres le quita las más buenas,
la de la bolsa y la que está en las venas 33 .

Fuente:

La puesta en conexión de la sátira del médico de Salas Barbadillo, ignorante, astuto y codicioso, con la historia de las ciencias de la época, permite terciar en el debate entre Émile Arnaud y Marc Vitse sobre el carácter subversivo o reaccionario del autor. Mientras para Arnaud, Salas Barbadillo lleva a cabo una demolición sistemática de los valores de la sociedad de la época, defendiendo una moral eminentemente pragmática 34 , Vitse le atribuye una indudable adhesión a los mismos 35 .

En el caso de esta pieza satírica, incluida en La corrección de vicios, el planteamiento más acertado parece ser el de Marc Vitse. El cambio en la jerarquía científica y la revalorización de la Medicina no trae consigo solo modificaciones de carácter epistemológico sino también de carácter sociológico. La nueva jerarquía de las ciencias del Renacimiento es reflejo de un cambio en el sistema de pensamiento que afecta de forma directa a sus estructuras sociales. Al igual que en la Antigüedad clásica las artes liberales distinguían al hombre libre del esclavo, que se dedicaba a las mecánicas y, por tanto, a servir a otros, la nueva consideración de la Medicina, antaño mecánica ahora liberal, se traducirá en un paralelo ascenso en la jerarquía social de aquellos que la practican. El médico aumenta, así, su importancia y su prestigio social 36 .

La pieza satírica de Salas Barbadillo puede leerse, en este contexto, como reacción a las nuevas estructuras sociales surgidas al calor del Renacimiento, tal y como es característico, según Maravall, del conservadurismo social del siglo XVII 37 .

Como el autor del Viaje de Turquía 38 , Salas Barbadillo se declara aquí enemigo explícito de los médicos universitarios y académicos que, en su opinión, no son capaces de practicar la Medicina y que se aprovechan de su disciplina solo para ascender socialmente. Esto lleva a que la Medicina sea estudiada por muchos 39 que, tal y como afirma Salas Barbadillo con respecto a su protagonista, nunca debieran haberla estudiado 40 . El acceso al saber debería estar reservado a la élite y no a advenedizos. La crítica a la ascensión social del protagonista culmina con el éxito del ignorante pero astuto y codicioso médico, que al final de la pieza consigue casarse en secreto con la hija de un rico comerciante. Al ser tan codicioso como él, el comerciante ignora la deshonra de su hija y acepta el matrimonio por intereses explícitamente económicos. Tras ello se esconde, en la misma línea de Quevedo, una feroz crítica del dinero como valor social, en oposición a una nobleza de orden social y moral, ausente en los personajes de la sátira.

La obra, que apela a la conservación de las estructuras sociales tradicionales, se apoya, asimismo, en una estética conservadora. La sátira aplica a la diégesis versificada los parámetros que Aristóteles establecía en su Poética para la comedia, en la medida en que solo relata acciones de personajes bajos, tanto en lo que se refiere al burlador como a sus víctimas. Provoca, con ello, un distanciamiento entre lector y personaje. Al poseer como función fundamental la crítica social, está protagonizada por personajes tipo, carentes de toda profundidad psicológica y destinados a representar vicios (sobre todo el de la codicia). Con ello, su sátira queda lejos de la nueva y más compleja concepción del humor que encontramos en Cervantes 41 .

Tomando como modelos a Luciano, Juvenal o los epigramas de Marcial, Salas Barbadillo traslada la sátira al que considera como uno de los principales advenedizos sociales de su tiempo: el médico. La sátira se construye a partir de la inversión del ideal del médico que imperaba desde el Renacimiento, según el que este debía ser, a un tiempo, sabio y experimentado. Las burlas que sirven a este proceso de degradación se concentran, de este modo, tanto en la autoridad del médico, esto es, en el carácter erróneo, banal o incluso absurdo de sus conocimientos teóricos como en la falta de efectividad de su aplicación práctica, que hace que el médico tampoco disponga del poder efectivo de sanar.

El autor se sirve de numerosas figuras retóricas, frecuentes en el género, que intensifican la caracterización negativa del médico. El más frecuente es el de la hipérbole. El médico es «más cruel que el hambre y que la peste» 42 y los males que acarrea al pueblo, «mayores que los [que] Diocleciano [inflige] al pueblo cristiano» 43 . También son frecuentes las ironías, que no lo dejan en muy buen lugar ni a él ni a sus colegas de profesión: en la aldea se le cree hombre de letras y provechoso y en la ciudad exitoso médico, cuando la realidad es exactamente la contraria. Salas Barbadillo se sirve también de paronomasias cuando describe, por ejemplo, al médico, como «bárbaro barbado» 44 , asociando, de este modo, uno de sus principales rasgos distintivos a la crueldad; de retruécanos: «Si otros hacen ciudades los desiertos / estos hacen desiertos las ciudades» 45 , por el aumento del índice de mortalidad asociado a su presencia; o de antítesis, cuando el médico es designado como cazador y pescador para poner de manifiesto que no solo es capaz de acabar con la vida de los hombres sino también con la de cualquier ser animado.

Aunque las críticas al Matasanos del Renacimiento no estaban dirigidas a la Medicina como ciencia 46 y construían, de esta forma, implícitamente, el retrato del médico ideal, la crítica de Salas Barbadillo es mucho más radical y llega a la propia disciplina. Ni la de los antiguos ni la de los modernos parecen haber resultado al hombre de provecho. «Mal [pues, nos dice] el que en los médicos confía / porque la vida solo de Dios pende» 47 .

La mejor cura del matasanos se burla, de este modo, de la consideración de la Medicina como arte liberal así como de la paralela ascensión social del médico. En la sátira, la Medicina solo supone un engaño al servicio de la ascensión social de advenedizos, a quienes ya había estigmatizado, por otra parte, en El caballero puntual, a través de un quimerista que se hacía pasar por noble sin en realidad serlo. El carácter conservador de La mejor cura del matasanos no solo se proyecta en su crítica de las nuevas estructuras científicas y sociales que habían comenzado a forjarse en el Renacimiento sino también en una estética que recupera la sátira clásica y la distancia, con ello, de otras formas de humor más complejas y alejadas de los preceptos de la Antigüedad que el canon literario occidental 48 haría salir, finalmente, vencedoras.

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Notas

1 Así lo demuestran tanto los estudios panorámicos de Granjel, 1971; David-Peyre, 1971; Chevalier, 1984; Díaz-Plaja, 1994, pp. 235-249, como sobre la medicina y el médico en Cervantes (Close, 1990, pp. 493-511; López Méndez, 1969), Lope de Vega (García Barreno, 2014, pp. 37-55), Tirso de Molina (Sancho de San Román, 1960 y 1962; Florit, 1987), Quevedo (Querillacq, 1986; Nolting-Hauff, 1986, pp. 55-66; Arellano, 1984; Azaustre, 2006: 11-50) o Calderón (Pérez Bautista, 1968, pp. 149-245).

2 Steenberghen, 1954, p. 584.

3 Kutschmann, 1976, p. 78

4 Miranda, Diálogo, p. 145.

5 Jacobs, 2012, p. 173.

6 Bacon, Novum Organon, p. 158.

7 Miranda, Diálogo, p. 144.

8 Miranda, Diálogo, pp. 127, 153.

9 Mingote, 1983, p. 15.

10 Mejía, Diálogo, pp. 53-65.

11 Sabuco, Nueva filosofía, p. 68.

12 Viaje de Turquía, p. 550.

13 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 164.

14 Guevara, Libro primero de las Epístolas familiares, p. 356.

15 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 188.

16 Miranda, Diálogo, pp. 154-166.

17 Wigger, 2001, p. 52.

18 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 164.

19 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 165.

20 Guevara, Libro primero de las Epístolas familiares, p. 357.

21 Buño, 1985, p. 47.

22 Guevara, Libro primero de las Epístolas familiares, p. 358.

23 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 166.

24 Montaigne, Essais, pp. 392-410.

25 Mingote, 1983, pp. 25-26.

26 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 186.

27 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 185.

28 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 166.

29 Guevara, Libro Primero, p. 359.

30 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 184.

31 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 191.

32 Alfonso de Miranda, Diálogo pp. 136, 144; Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 136.

33 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 166.

34 Arnaud, 1979, pp. 342-345.

35 Vitse, 1980, pp. 42, 75.

36 Mingote, 1983, p. 16.

37 Maravall, 1990.

38 Wigger, 2001, p. 197.

39 Guevara, Libro Primero, p. 354.

40 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 164.

41 Rivero, 2011, pp. 129-185.

42 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 165.

43 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 170.

44 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 168.

45 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 165.

46 Guevara, Libro Primero, p. 135.

47 Salas Barbadillo, La mejor cura, p. 167.

48 Bloom, 1994, p. 145.

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