Secciones
Referencias
Resumen
Fuente
Cómo citar
Buscar
La tres veces coronada villa: del mito de la ciudad paraíso al de la ciudad putrefacta 1
The Three Times Crowned Villa: from the Myth of Paradise City to that of the Rotten one

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 7, núm. 2, 2019

Instituto de Estudios Auriseculares

Martina Vinatea

Universidad del Pacífico, PERÚ, Perú

Fecha de recepción: 18 Junio 2019

Fecha de aprobación: 04 Julio 2019

Resumen: El artículo plantea la comparación entre dos poemas cuyo tema principal es la ciudad de Lima: mientras uno la ensalza, el otro la vitupera. Así Rodrigo de Valdés en su poema corográfico Fundación y grandezas de la muy noble y muy leal ciudad de los Reyes de Lima presenta una visión idealizada de una ciudad edénica que fue fundada para convertirse en la cuna de Rosa de Santa María, la primera santa del Nuevo Mundo. En oposición a esta visión, Esteban de Terralla y Landa en su poema satírico Lima por dentro y por fuera, muestra una visión negativa de Lima, la ciudad que lo rechaza, que no le da cabida. Entre los temas comparados se encuentran aquellos vinculados a la administración virreinal de los Habsburgo y los Borbones y el cosmopolitismo característico de las grandes ciudades.

Palabras clave: Corografía, sátira, Lima, siglo XVII, Santa Rosa de Lima, Rodrigo de Valdés, Esteban Terralla y Landa.

Abstract: The compares two poems whose main theme is the city of Lima: while one praises it, the other despises it. So Rodrigo de Valdés in his corographic poem Corográfico Fundación y grandezas de la muy noble y muy leal ciudad de los Reyes de Lima presents an idealized vision of an edenic city that was founded to become the birthplace of Rosa de Santa María, the first saint of the New World. In opposition to this vision, Esteban de Terralla and Landa in his satirical poem Lima por dentro y por fuera, shows a negative view of Lima, the city that rejects him, in which he does not find his space. Among the subjects compared are those linked to the viceregal administration of the Habsburgs and the Bourbons and the characteristic cosmopolitanism of the big cities.

Keywords: Corography, Satire, Lima, 17th Century, Santa Rosa de Lima, Rodrigo de Valdés, Esteban Terralla y Landa.

El propósito de este artículo es contrastar la imagen de Lima en dos autores: Rodrigo de Valdés y Esteban de Terralla y Landa. A estos autores los separa un siglo. La obra de Valdés se publica en 1689 y la de Terralla en 1790. Si bien es cierto que, desde mediados del siglo XVII, el deterioro de Lima –y ciertamente del virreinato del Perú– es evidente, no es la única razón que justifique la visión de Terralla sobre Lima. En efecto, se verá cómo la descripción de Lima obedece a los objetivos de los poetas: mientras que Valdés intenta justificar la elección de Lima como un lugar edénico digno de convertirse en la cuna de la primera santa de América, Terralla busca resaltar todos los aspectos negativos para supuestamente advertir a su amigo que no llegue a Lima y, probablemente, para descargar su rabia contra la ciudad que no lo ha aceptado.

Debo advertir que no es una comparación de los poemas completos (eso ameritaría muchos más folios que los permitidos en esta publicación), sino unas calas en fragmentos seleccionados que permitan contrastar aspectos específicos como la visión general de Lima como ciudad y los problemas políticos en dos periodos diferentes.

Considero necesario realizar una breve reseña de los autores y las obras por comparar:

1. RODRIGO DE VALDÉS

Rodrigo de Valdés nació en Lima en 1609, perteneció a la influyente familia criolla de los León Garavito que, como muchas familias importantes de la época, estaba afincada tanto en la península, como en América. Valdés entró en el Noviciado de la Compañía de Jesús en 1626, donde destacó por su inteligencia. Terminó sus estudios y recibió en seguida las órdenes sagradas y empezó la tercera probación, después de la cual y de haberse ocupado en misiones en Huarochirí y Huancavelica, en donde estableció una residencia, se le concedió la profesión de cuatro votos en 1642. Fue catedrático de artes en el colegio de San Pablo, en el que fue después de Prima de Teología y prefecto regente de estudio. Luego se encargó de la prefectura de la congregación del colegio del Callao y la de los seglares de Nuestra Señora de la O, fundada en Lima 2 .

El historiador Torres Saldamando emplea la palabra melancolía para referirse al mal que aquejó desde joven al padre Valdés. Esta melancolía se convirtió en locura y así terminó sus días en el año 1682. También afirma que, a pesar de haber escrito muchas obras que destruyó el mismo autor en sus momentos de crisis, solamente se conservó el poema Fundación y grandezas de la muy noble y muy leal ciudad de Lima 3 .

2. EL POEMA

El poema Fundación y grandezas de la muy noble y muy leal Ciudad de los Reyes, escrito por el jesuita criollo Rodrigo de Valdés y publicado en 1687, describe a Lima, la capital del virreinato peruano como un jardín del edén alejado de todo mal, porque será el lugar de nacimiento del primer fruto de santidad del Nuevo Mundo: santa Rosa de Lima.

El poema está compuesto por 571 cuartetas octosilábicas con rima asonante, divididas en 38 cantos —o párrafos, como los llama el autor—. Pero la peculiaridad mayor estriba en que está compuesto en verso hispano-latino (en realidad, más hispano que latino).

La estructura del poema corresponde al de una composición corográfica, género de gran difusión durante el siglo XVII. La finalidad de estas obras era describir una de las capitales más importantes del Nuevo Mundo a los ojos de los europeos y también —mediante la alabanza— manifestaba un intento de reivindicación de la patria criolla, cuya literatura se inicia con obras como el poema de Valdés 4 .

Lima es el lugar edénico de buen temple, comparable con las mejores capitales europeas e incluso con las principales ciudades del mundo antiguo. Probablemente, el poema de Valdés se vio influido por la erudita obra de Antonio de León Pinelo El paraíso en el Nuevo Mundo. León Pinelo, después de un acucioso examen, asegura que Lima es el paraíso terrenal: un lugar perfecto donde no hay estaciones marcadas, los días son iguales a las noches, el clima es templado, donde existe un perpetuo verdor en las plantas, donde los árboles producen frutos exquisitos. Digna cuna para la primicia de santidad del Nuevo Mundo: Rosa de Santa María.

3. ESTEBAN DE TERRALLA Y LANDA

Terralla y Landa es considerado uno de los epígonos del estilo conceptista. Son muy escasos los datos que se conocen de este autor satírico. Ricardo Palma en su tradición «El poeta de las adivinanzas» ofrece algunos datos biográficos, en realidad, algunos de ellos poco fiables. No se conoce la fecha del nacimiento ni de la muerte 5 . En las obras publicadas en Lima, que mencionaremos líneas abajo, se declara español y dedicado a la minería en las provincias de Cajamarca y Huamachuco, en los reinos del Perú. Al parecer, vivió en México antes de venir al Perú, alrededor de 1787. De acuerdo con Palma, se le consideraba galán y jugador. Tuvo como mecenas al virrey Teodoro de la Croix y cuando este regresó a España, se quedó sin respaldo, porque las familias acomodadas lo encontraban peligroso y libertino (siempre siguiendo lo que afirma Palma). Lo cierto es que la élite criolla, «la república de españoles» del Perú le da la espalda y, por ello, a Terralla no le queda más que vincularse con la llamada «república de indios». Bartolomé de Mesa, uno de los principales de esta república le encarga un poema por la llegada al trono de Carlos IV: El sol en el mediodía: año feliz y júbilo particular con que la nación índica de esta muy noble ciudad de Lima solemnisó la exaltación al trono de nuestro augustísimo monarca el señor don Carlos IV, publicado en Lima, en 1790. Además de esta obra, escribió Lamento métrico general, llanto funesto y gemido triste por el nunca bien sentido doloroso ocaso de nuestro augusto monarca don Carlos III, publicado también en Lima, en 1789; y Alegría universal: Lima festiva y encomio poético, dedicada al recibimiento de Francisco Gil de Taboada y Lemus, virrey del Perú, publicada en Lima en 1796 6 .

En 1797 publica, en Lima, su obra más conocida: Lima por dentro y por fuera. A esta le sigue una segunda edición publicada en Madrid, en 1798. El seudónimo que emplea Terralla para escribir la obra es el de Simón Ayanque. De acuerdo con el diccionario de Autoridades, ayanque «es la triza principal que más junta el lanzamiento con el árbol o verga. Es voz náutica. Tráela el Doctor Palacios en su Instrucción náutica, fol. 132». También Ayanque es un pueblo de pescadores en la llamada «ruta del spondylus», en la costa del Ecuador. Era una de las comunas pertenecientes a la parroquia de Colonche.

4. EL POEMA

El poema Lima por dentro y por fuera está dividido en 18 romances y un testamento, que no presentan grandes innovaciones ni experimentos formales y técnicos 7 . Como es habitual en las obras satíricas, el rasgo más sobresaliente de la obra, de acuerdo con García:

El lenguaje cáustico plagado de referencias que van desde lo escatológico hasta lo sexual y que son usadas por la voz poética para la elaboración de un bestiario virreinal que luego es diseminado a lo largo de las calles, las casas y las instituciones limeñas 8 .

La sátira de Terrallla gira en torno de la crítica de la ciudad, pero no solo compromete el juicio a la ciudad, sino la crítica a una ciudad metamorfoseada en mujer 9 .

5. LA COMPARACIÓN

Veamos los cantos XV y XVI del poema de Valdés en el que describe Lima en términos contrastados respecto del Romance 2 del poema de Terralla, que después veremos.


XV. Insinuación oportuna de parte de hijos de conquistadores; restitución de las tierras a los indios ejecutada por ministros religiosos que dieron cobro a negocio tan arduo como de precisa obligación, siguiendo las prudentes y piadosas instrucciones del Excelentísimo señor Conde de Alba 10 .


XVI. Admirable ventaja del temple y planta de Lima a las mejores ciudades de Europa 11 .

El canto XV empieza con la «insinuación», entendida como artificio retórico con el que se intenta atraer suavemente la atención de los lectores para introducir el tema de los alegatos por las restituciones de los derechos en las ricas tierras de los reinos del Perú de los «beneméritos» o descendientes de los conquistadores y otras restituciones a los indios, quienes sentían tener más derechos que los funcionarios peninsulares que acompañaban a los virreyes. Es más, en algunas ocasiones, se otorgaron encomiendas a personas cuyo lugar de residencia estaba en España. Este es un canto importante, pues alude a las reivindicaciones de los criollos, que sentían que las nuevas tierras les pertenecían, porque las habían ganado a sangre y fuego. Este sentimiento entró en conflicto con los intereses de la metrópolis y de sus representantes, que también querían sacar el mayor provecho 12 . En las notas, Valdés cita lo que ocurrió en los primeros tiempos de la conquista:

Hernando Cortés encomendó en México, por vía de mayorazgo, que llaman «juro de heredad», a doña Isabel Montezuma; y en el Perú, el Marqués de Cañete, que llaman El Viejo, a don Diego Sayretapa, de quien traen su origen y conservan este derecho de Marqueses de Oropesa en el valle de Yucay los marqueses de Alcañices. Y es conforme a ley y buena razón de Estado que los premios correspondan a los servicios. Vide Solórzano, Política Indiana, l., 3, c. 12 y es fin de duda que de la residencia indispensable de los encomenderos pende la perpetuidad de este reino y de lo contrario se siguen dos daños notables: el primero, quedar los indios sin amparo; y el segundo, quedar el Perú defraudado de personas principales y arraigadas que sean interesadas en la duración del reino 13 .

El texto alude a «tutelas vagas», vago es lo que pasa de una a otra parte; parece referirse a que los derechos de los conquistadores deben pasar a los herederos (sin ser fijos y determinados inamoviblemente solo para el conquistador inicial), y conservarse vitalicios en la estirpe. Asimismo, alude a uno de los requisitos propuestos para mantener los derechos: que los titulares residan en sus feudos, y no se entreguen a gentes que viven lejos y que no pueden ocuparse de sus obligaciones. Deben jurar o comprometerse a residir en sus lugares de encomienda.

Precisamente para que cuiden sus posesiones, pues a distancias lejanas las obligaciones de tutelar y cuidar a sus encomendados serían vanas.

Ante tan difícil situación, se le pide al virrey conde de Alba de Liste que proteja y se muestre favorable a las víctimas y se restituyan sus derechos, mediante una dilogía levemente ingeniosa entre el nombre del conde de Alba de Liste y el amanecer luminoso. Solamente una autoridad como la del virrey (alter ego del rey) puede salvar a las víctimas de los despojos abusivos, que se condenan ya en pasajes bíblicos, como los de la nota siguiente del original:

«Cuando levantando el grito con el peso de los agravios al tribunal de Dios, donde siempre hicieron eco los gemidos de los pobres» esto solo se puede verificar del Perú, que es lo último de lo descubierto. También, «Ahora, pues, dice el profeta, id ángeles, y varones religiosos, a esa gente desarraigada y oprimida, con dos cordeles de medir tierras en las manos, para corregir y enmendar con el segundo lo que se erró con el primero, que tan caro costó a España, pues el mismo año que quitaron a los indios dos palmos de tierra, perdió en Portugal mil y doscientas leguas de tierras pobladas en el Brasil». También Isaías, 18, 2: «Id, mensajeros veloces, a una nación esbelta, de tez bronceada, a un pueblo temible de cerca y de lejos, a una nación vigorosa y dominadora, cuyo país está surcado de ríos» 14 .

Los jesuitas, defensores por excelencia de los indios, son descritos como ángeles protectores de seráficas alas.

Ellos quisieran influir en la restitución de las tierras a sus legítimos herederos que, en realidad, no son propiamente los indígenas, sino los criollos descendientes de los conquistadores.

Resulta muy ilustrativa la comparación del Perú con la estatua de Nabucodonosor (vv. 216-221) hecha con los ricos minerales que se extraen en diversas zonas del virreinato y sugiere que para que el imperio se preserve deben cuidarse las frágiles plantas, que podrían caer por ser de barro. Valdés describe en una nota la estatua de Nabuco:

No es menos semejante la semejanza del Perú con la estatua de Nabucodonosor: corre el Perú de Norte a Sur como un gigante, cuerpo compuesto de varios metales: la cabeza es el Cuzco; la corona Lima; el pecho y brazos la provincia de Charcas; el resto del cuerpo, más al mediodía, Coquimbo. En los términos del Cuzco están las minas de oro de Carabaya, de que se forma la cabeza. En las provincias de los Charcas, Potosí, Lípez y otros minerales de plata que componen el pecho y los brazos. En Coquimbo se da el cobre de que se hace el resto del cuerpo. Por los pies de barro y hierro son significados dos pueblos, conviene a saber, indios y españoles. Duros los unos como el hierro, por su valor y braveza, como lo han mostrado muy señaladamente en las conquistas y descubrimiento de este nuevo mundo y débiles como el barro los indios, desarmados y expuestos como gente indefensa a las mayorías de los españoles, y es mucho temer no se verifique la ruina de la estatua. Y es que todos tiran la piedra y esconden la mano 15 .

Se verá después que Terralla y Landa también manifiesta poéticamente su preocupación por la propiedad de la tierra y quiénes son sus legítimos dueños.

El canto XVI se centra en la importancia del temple, entendido como temperamento del tiempo y clima (vv. 219-234). En primer lugar, Valdés busca términos de comparación para poder describir la belleza de Lima. La compara con Babilonia, la famosa ciudad célebre por sus muros, jardines colgantes, edificios y obeliscos. En el Siglo de Oro, se designan con este nombre grandes ciudades, a menudo (pero no necesariamente) subrayando su tráfago y confusión. No es el caso de los elogios como este de Lima, donde alude a la grandeza de la ciudad.

Además, Lima es cosmopolita, «ciudad de naciones» con grupos de gentes de diferente origen; pondera la variedad de pobladores de una gran ciudad como Lima. Debe recordarse que existían limitaciones para el «pasaje a indias» de no españoles; sin embargo, Lima se caracteriza por su cosmopolitismo, que es usual en las ciudades que están al lado del mar.

Las casas de Lima pueden mirar o dar despreocupadamente la espalda al mar, las altivas casas eluden las amenazas del agua y el fuego, ponderación de la firmeza de la moderna arquitectura de las casas limeñas.

El trazado de Lima, el damero de Pizarro, es regular:

En la planta de Lima se tuvo atención y advertencia de hurtar un rumbo a la carta de marear, para que las calles no corriesen derechas de Oriente a Poniente, ni de Norte a Sur, a fin de que las paredes hiciesen sombra por la mañana y por la tarde, como no la hacen las que no observaron esta prevención y esto se ve en las que van de San Pedro y Santa Clara y otras que salen de la planta primera, que es aún más hermosa que la de México, que no tiene cuadradas las cuadras como Lima, sino en forma de ladrillos más largas que angostas». Esta cualidad hace que Lima se asemeje a «Nicea, ciudad insigne, metrópolis de Bithinia, donde se celebró por instancias del emperador Constantino un concilio de trecientos dieciocho obispos 16 .

El autor asegura que Lima puede compararse con Babilonia, insiste en la semejanza y esta vez mediante los «Pensiles, unos jardines pendientes de las techumbres como los de Semíramis: como las violetas que nacen en el florido Hibla que se viste de varios colores».

En las afueras se encuentran «Las lomas de Pachacámac, que son un prodigio raro de la naturaleza, especialmente los años que son más copiosas las garúas» 17 . Llamadas también Lomas de Lúcumo, quedan a 40 km al sur de la ciudad de Lima. El valle del río Lurín muestra un paisaje seco y arenoso, pero a medida que se bordea el río y se avanza hacia el curso superior, el entorno cambia y pueden apreciarse formaciones vegetales.

Luego describe los chorrillos (que hoy llamamos «costa verde») y los compara con telas persianas: por los colores de las flores y por la forma en que caen y se asemejan así a telas o cortinas. Son chorrillos que caen después de los canales de Surco. «Los chorrillos de la pesquería de Surco, donde la naturaleza hace mil hermosas travesuras de los manantiales que se despeñan de aquellas altas barrancas» 18 . Precisa que son «invenciones tan admirables que cuando procuran humanas delicias por el placer que da su deleitosa vista persuaden eficazmente a los divinos amores, porque en su belleza se ve el poder del Creador» 19 . Y, además, al sentido de la vista lo acompaña el del oído, pues las aguas parecen murmurar mientras caen. Como si esto no fuera suficiente, Lima tiene muros gigantes: «Los cerros de Amancaes, deliciosísimo sitio por los meses de junio y julio, que están un poco más de un cuarto de legua de la ciudad al Norte».

Por otro lado, la posición de Lima, según Valdés es privilegiada, pues las boreales auras: «el viento Sur, que viene del mar, saludable, dulce y perpetua salud de Lima» 20 contrarresta a los vientos contrarios, a los malsanos norteños.

En Lima todo es belleza, perfección, el lugar edénico donde nunca se han visto perros con rabia, canes syrios: «La canícula que en este nuevo mundo no logra los influjos de sus malignantes ladridos» 21 . Bien sabemos que se creía que la canícula, época dominada por la estrella Sirio, producía la rabia en los perros. Recordemos que Can mayor es «una de las diez y seis constelaciones celestes, que llaman australes: consta […] de veinte estrellas conocidas, entre las cuales hay una de primera magnitud llamada “Sirio”, que es la mayor, y más lucida de cuantas fijas se observan en el globo celeste», como asegura Persio, y Quevedo dice también: «Ya la insana canícula ladrando» 22 (llama insana a la canícula porque provoca la rabia de los perros).

Esa es la Lima de Valdés, completamente opuesta a la Lima de Terralla. Confrontemos lo anteriormente visto con un fragmento del Descanso I, Romance 2 de Lima por dentro y por fuera 23 :










Terralla empieza la descripción de la ciudad de Lima asegurando que es una gran ciudad, pero lo de grande obedece únicamente a la longitud del terreno.

Lo primero que llama la atención es la suciedad del suelo: un lodazal de inmundas putrefacciones, lleno de corrupciones (en el sentido de deposiciones diarreicas). Las acequias o canales de agua que debieran ser empleadas para regar son, en realidad, albañales basureros, muladares, cloacas con mil montones de cieno o lodo. Verás al mediodía, momento de mayor luz, como entusiastamente botan «vasos» o vasijas que contienen excrementos y tienen una forma alargada semejante a un cuello, como el de la «golilla», adorno para el cuello de los hombres hecho con tafetán y cartón. Como si todo esto fuera poco, durante el verano se ven plagas de moscas tanto que parecen un diluvio. El sol es tan fuerte como el de Siria, que es el más fuerte —según los expertos 24.

Luego, alude a las nubes en el cielo que parecieran estar a punto de desencadenar una tormenta y, sin embargo, solamente cae una lluvia fina que se suele llamar garúa 25 . La garúa humedece el suelo, que se convierte en un lodazal que dificulta el poder caminar.

Del ámbito físico, pasa sin mediar transición alguna a una crítica política: «verás muchos equilibrios», asegura; la palabra equilibrio está usada de acuerdo con una de las acepciones del Diccionario de la Lengua Española (DEL): «situación de un cuerpo que, a pesar de tener poca base de sustentación, se mantiene sin caerse». Considero que es una referencia a los cambios de las leyes borbónicas empeñadas en conseguir mayor capital para mantener a España como potencia. Para ello, se recurrió a una reforma fiscal que se inicia en 1770 mediante el incremento del pago de la alcabala del 2 al 4% y que llega hasta el 6% en 1776. Las consecuencias de las reformas borbónicas afectaron directamente a los indígenas, por lo que se desencadenó un conjunto de rebeliones como la de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru, entre 1780 y 1783, que fue reprimida con una violencia brutal 26 .

Vemos luego cómo pasa de lo general y político a lo específico cotidiano: las plagas de pulgas que aquejaban a quienes vivían en la época, probablemente por las bajas condiciones de salubridad, la cantidad de perros callejeros y los animales empleados para el transporte a los que Terralla se refiere en los versos transcritos (vv. 385-391). A esto deben agregarse las epidemias que asolaron los territorios americanos desde el inicio de la conquista que, en un primer momento diezman a la población: la gripe, la viruela, el sarampión, la sífilis, el tifus exantemático, la fiebre amarilla y otras que están descritas en las crónicas de indias e informes y memoriales de las autoridades virreinales 27 .

En lo único que coinciden Valdés y Terralla es en la mansedumbre de los perros, pero —como siempre— en el caso de Valdés tiene un signo positivo: perros que por designio divino no tienen el mal de rabia tan común en la época; frente al negativo de Terralla quien asegura que los perros llegan a ser molestos, pues su excesiva mansedumbre no permite ni pasar, «jamás se quitan de en medio» y no alteran su genio, aunque pasen carretas por encima de ellos.

Lima es una ciudad polvorienta por el lodo que traen las carretas y los «borricos» que portan mercancías. Debe recordarse que, aunque recortado ya su imperio absoluto por la reforma borbónica que creó dos virreinatos adicionales, el de Nueva Granada y el del Río de la Plata, Lima seguía siendo sede del poder económico de América del Sur. Por ello, el tráfago de mercancías que arriban al puerto del Callao y se enviaba a las demás ciudades vinculadas con el virreinato del Perú era enorme. Asimismo, la importancia de las mulas se vinculaba con el comercio de la plata que durante todo el periodo virreinal fue la actividad económica más relevante (80% de las exportaciones totales) 28 .

Los burros son arreados por esclavos negros que, al parecer, son muy fuertes y saludables (más adelante, en el Romance 11, Terralla asegura que las mujeres cuidan más a los sirvientes negros que al propio marido).

Los arreadores negros cometen toda clase de atropellos en el amplio sentido de la palabra; sin embargo, a nadie pareciera importarle. Probablemente porque sirven a todos: damas, caballeros pobres y ricos, clérigos, prostitutas.

Finalmente, en el fragmento elegido, se refiere —siempre en términos satíricos— al mundo cosmopolita que se encuentra en Lima, donde se ven a españoles ricos y pobres, a criollos, a chinos, a negros. De modo general, la legislación indiana y la literatura jurídica de los siglos XVI, XVII y XVIII distinguían entre «naturales», «vecinos» y «extranjeros»: «la afirmación del derecho natural de toda persona, española o extranjera, a emigrar, adquirir la condición de vecino, y por lo tanto de natural, tuvo la excepción a partir del siglo XVI de que los que quisieran instalarse en los dominios de España tenían que ser católicos. Esto se justificaba porque los no católicos, como seres humanos, gozaban del derecho de inmigración, pero por su fe religiosa, no podían integrarse en la comunidad. Podían ser residentes, pero no vecinos ni naturales» 29 . Sin embargo, el movimiento económico de los reinos del Perú atrajo a gente de diferentes nacionalidades y credos y la norma vigente no se cumplió, tanto es así, que en repetidas oportunidades se pidió a los virreyes que censaran a los extranjeros y las autoridades encargadas aducían que era una actividad muy difícil tal como lo atestigua el fragmento que sigue:

Fragmento del Estado en general que tienen las cosas de este reino y de la necesidad de que se provea de virrey

«De la dificultad que hay en dar puntual relación de los extranjeros que hay en este reino y los que en mayor se entiende hay»

Por cédula de vuestra Majestad de dos de abril de 1605 se manda al conde de Monterrey que envíe relación a VM de los extranjeros que hay en este reino de todas las naciones y el tiempo que ha que están en estas provincias casados y avecindados. En que lo que pasa es que es tanto el número que hay de extranjeros y se van aumentando cada año con las venidas de las flotas y galeones de manera que no hay rincón en todo el reino en que no los haya y sería cosa dificultosa hacer la relación dellos en la forma que VM manda y la mayor parte dellos son portugueses y corzos y muchos griegos de las islas de Candia y Corfú y de la costa de eslavonia sujetos a las repúblicas de Venecia y Ragusa y algunos también de las islas de Gio, y de otras sujetas al turco que como gente marítima, navegando como marineros en las flotas y armadas, se quedan en tierra firme y de allí se pasan a todos los reinos donde se avecindan y casan y se acomodan a los oficios mecánicos de la república y a labranza y cultura del campo y a otros menesteres y muchos dellos vienen a tener grandes caudales y haciendas y aunque hay algunos italianos, franceses, flamencos y ingleses muy pocos, 10, casi ninguno de todos los cuales mucha parte están compuestos con V. M. y naturalizados en esta tierra habiendo servido a V. M. con alguna cantidad señalada en virtud de la cédula que para ello tuvo el Marqués de Cañete virrey que fue de estos reinos y entonces quedaron algunos tan pobres que no se compusieron y por la imposibilidad de poderlos echar de la tierra parece imposible por lo mucho que han de costar se disimuló con ellos hasta que tuviesen alguna más sustancia los cuales y los que después acá han venido y vienen cada año son muchos y el echarlos de la tierra parece imposible por lo mucho que han de costar y no ser posible recogerlos fuera de que tampoco sentimos inconveniente en la vecindad, mayormente en al de los corzos y igual levantiscos por ser gente humilde y doméstica que hasta agora no se ha sentido en ellos falta de fe ni buenas costumbres y así nos parece que el más acertado gobierno sería hacer con estos la misma composición que se hizo con los otros y permitirles la vecindad y naturaleza sirviendo a V. M. conforme al posible que tuvieren.

En los Reyes, 16 de mayo de 1607

Firmado

Los oidores de la Audiencia de Lima

Joan Ximénez de Montalvo / Juan Sánchez de Recalde / Juan de Villela / Pedro Páez de Laguna, doctor Alberto Acuña, Doctor Arias de Ugarte 30 .

Si bien Lima cambia muchísimo entre fines del siglo XVII y fines del siglo XVIII, la visión de los poetas muestra su propia experiencia de acuerdo con la clase a la que pertenecen: Valdés a la élite criolla y Terralla a la de los migrantes españoles que no han encontrado lo que imaginaron al tratar de «hacer la América». Tal como lo anuncié al inicio, en estas calas a los poemas de Valdés y Terralla, podemos ver cómo la descripción de Lima obedece a los objetivos de los poetas: mientras que Valdés intenta justificar la elección de Lima como un lugar edénico que se convertirá en la cuna de la primera santa de América, Terralla busca resaltar todos los aspectos negativos para supuestamente advertir a su amigo que no llegue a Lima y, probablemente, para descargar su rabia contra la ciudad que no lo ha aceptado. En realidad, no es Lima ciudad quien no lo acepta, sino la élite criolla, porque Terralla después de trabajar para el virrey, trabaja para los líderes de la «república de indios»; es decir, pertenecían o estaban vinculados con grupos de poder distintos y permanentemente enfrentados, sobre todo después de las rebeliones de indios que hicieron trastabillar el poder imperial. Seguramente, Terralla hubiera querido ser aceptado por la élite criolla o por la de los españoles residentes en el virreinato. Sin embargo, la falta de trabajo lo obliga a aceptar el encargo de describir las fiestas patrocinadas por Bartolomé de Mesa, principal de la República de indios y esa situación lo indispone con los criollos.

La preocupación por la propiedad de las tierras y los cambios que se presentan entre la administración de los Austrias y la de los Borbones también está planteada en los poemas. Valdés aboga por la propiedad de las tierras para los descendientes de los conquistadores, es decir, por la propiedad de la élite criolla; y Terralla satiriza los problemas de hacienda, en general, surgidos a partir de las reformas borbónicas.

El cosmopolitismo también es un tema abordado por los dos poetas: Valdés lo ve como un valor positivo que permite un intercambio interesante entre los llegados de distintas partes del mundo, Terralla ve el aspecto caótico de las migraciones extranjeras, que, en realidad, contravenían la prohibición de que pasara a América gente de otras nacionalidades distintas de la española, pero que bien se ve que nunca se cumplió.

Un siglo separa las dos visiones y no creo que Lima haya sido como la describen Valdés y Terralla. Seguramente, la realidad se acercaba más a un término medio entre las dos visiones: ni paraíso terrenal, ni ciudad corrupta y disipada. Como toda gran ciudad, Lima ofrecía las dos caras que percibieron y experimentaron Valdés y Terralla.

Bibliografía

Acosta, José, Historia natural y moral de las Indias, ed. Fermín del Pino, Madrid, CSIC, 2008.

Cook, Noble David, La conquista biológica, las enfermedades en el Nuevo Mundo, Madrid, Siglo XXI Editores, 2005.

Cook, Noble David, La catástrofe demográfica andina. Perú, 1520-1620, Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2010.

CORDE, Real Academia Española, Corpus diacrónico del español, http://corpus. rae.es/cordenet.html.

Cordero del Campillo, Miguel, «Las grandes epidemias en la América colonial», Archivo de Zootecnia, 50, 2001, pp. 597-612.

Firbas, Paul, «Gallardas damas: Lima colonial como ciudad-mujer», Revista Hostosiana, 3, 2005, pp. 256-267.

Herzog, Tamar, Vecinos y extranjeros. Hacerse español en la Edad Moderna, Madrid, Alianza Editorial, 2006.

Kagan, Richard L., «La Corografía en la Castilla moderna: género, historia, nación», en Studia Aurea. Actas del III congreso de AISO, 1, Pamplona/Toulouse, GRISO/LEMSO, 1996, pp. 79-91.

Latasa Vassallo, Pilar, «Charcas reivindicada: historia local y discurso criollo en las Noticias políticas de Pedro Ramírez del Águila», en Discursos coloniales: texto y poder en la América hispana, coord. Pilar Latasa, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/Vervuert, 2011, pp. 71-88.

Lavallé, Bernard, Las promesas ambiguas, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú/Instituto Riva-Agüero, 1993.

Meehan, Thomas, «El poeta de las adivinanzas: Esteban de Terralla y Landa», Revista de crítica literaria latinoamericana, 19,1984, pp. 127-157.

O’Phelan Godoy, Scarlett, Un siglo de rebeliones anticoloniales. Perú y Bolivia, 1700-1783, Lima, Institut Français d’Études Andines, 2012.

Palma, Ricardo, Tradiciones peruanas completas, Madrid, Aguilar, 1961.

Pelozatto Reilly, Mauro Luis, «La cría y el comercio de mulas entre el Río de la Plata y el Perú: mercados regionales, actores y grupos sociales (siglos XVI al XIX)», Sociedad Indiana, 24 de noviembre de 2016 [recuperado de: https://socindiana.hypotheses.org/802].

Rodríguez de la Flor, Fernando, «La imagen corográfica de la ciudad penitencial contrarreformista: el Greco, Toledo (h. 1610)», en Del libro de emblemas a la ciudad simbólica. Actas del III Simposio de emblemática hispánica, ed. Víctor Mínguez, Castelló de la Plana, Publications de la Universitat Jaume I, 2000, pp. 59-94.

Rodríguez Vicente, María Encarnación, «Los extranjeros en el reino del Perú a fines del siglo XVI», en Homenaje a Vicens Vives, Barcelona, Universidad de Barcelona, 1967, vol. 2, pp. 533-546.

Sala i Vila, Nuria, «Y se armó el tole tole». Tributo indígena y movimientos sociales en el virreinato del Perú, 1784-1814, Huamanga, IER José María Arguedas, 1996.

Sullón Barreto, Gleydi, Extranjeros integrados. Portugueses en la Lima virreinal, 1570-1680, Madrid, CSIC, 2016.

Terralla y Landa, Esteban, Lima por dentro y por fuera, ed. Hugo García, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Centro de Estudios Antonio Cornejo Polar, 2011.

Torres Saldamando, Enrique, Los antiguos Jesuitas del Perú. Biografías y apuntes para su historia, Lima, Imprenta Liberal, 1882.

Walker, Charles, De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú republicano 1780-1840, Lima, Centro de Estudios Regionales Bartolomé de las Casas, 2004.

Walker, Charles, La rebelión de Túpac Amaru, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2015.

Vinatea, Martina, «Corografía y mito en la Fundación y grandezas de la muy noble y muy leal ciudad de los Reyes (1687) de Rodrigo de Valdés», Ínsula, 843, 2017, pp. 36-39.

Vinatea, Martina, «Fundación y grandezas de la muy noble y muy leal ciudad de los Reyes de Lima» de Rodrigo de Valdés, New York, IDEA, 2018.

Volney, Constantin-François, Viaje por Egipto y Siria durante los años 1783, 1784 y 1785, París, Julio Didot, 1830.

Notas

1 Este trabajo se enmarca en el proyecto FFI2017-82532-P, Identidades y alteridades. La burla como diversión y arma social en la literatura y cultura del Siglo de Oro, Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Agencia Estatal de Investigación del Gobierno de España.

2 Torres Saldamando, 1882, pp. 139-145.

3 Todas las ref erencias a este poema de Valdés están tomadas de Fundación y grandezas de la muy noble y muy leal ciudad de los Reyes de Lima, ed. Martina Vinatea, New York, IDEA, 2018. Debe advertirse que, al tratarse de un poema hispano-latino, no se han modernizado las grafías de los textos citados.

4 Sobre obras corográficas, ver Kagan, 1996; Rodríguez de la Flor, 2000, pp. 59-94; Latasa Vassallo, 2011, pp. 71-88; Vinatea, 2017.

5 Palma, Tradiciones peruanas completas, pp. 711- 724.

6 Todas las ref erencias a este texto están tomadas de la edición anotada de Hugo García, 2011.

7 Meehan, 1984.

8 García, en su ed. de Lima por dentro y por fuera, p. 36.

9 Sobre este tema, puede verse Firbas, 2005 y Vinatea, «¿Lima o la limeña por dentro y por fuera?», en prensa.

10 Vinatea, 2018, pp. 249-252.

11 Vinatea, 2018, pp. 252-255.

12 Lavallé, 1993. Ver también Vinatea, 2018, p. 86.

13 Vinatea, 2018, p. 249.

14 Vinatea, 2018, p. 250.

15 Vinatea, 2018, pp. 86 y 251.

16 Vinatea, 2018, p. 253.

17 El padre Acosta, en su Historia natural y moral de las Indias, define la garúa como «agua menudilla que ellos llaman garúa, y en Castilla, mollina, y esta, a veces, llega a unos goteroncillos de agua que cae». También en el CORDE.

18 Vinatea, 2018, p. 254.

19 Vinatea, 2018, p. 254.

20 Vinatea, 2018, p. 255.

21 Vinatea, 2018, p. 255

22 Vinatea, 2018, p. 255.

23 García, en su ed. de Lima por dentro y por fuera, pp. 128-139.

24 «La proximidad del sol (que en el estío está casi perpendicular) es sin duda la causa principal de tanto calor, más aún cuando se considera que otros países situados en la misma latitud son más frescos, se trasluce una segunda causa tan eficaz como la primera, y es el nivel de terreno poco elevado sobre el mar» (Volney, 1830).

25 El término garúa procedente de Acosta ya ha sido mencionado en una nota anterior.

26 Sobre el tema, ver especialmente, O’Phelan Godoy, 2012; Sala i Vila, 1996; Walker, 2004 y 2015.

27 Sobre el tema, ver Cook 2005 y 2010; Cordero del Campillo, 2001.

28 Sobre el tema, ver Pelozatto Reilly, 2005 [recuperado de http://books.openedition.org/ifea/7491].

29 Herzog, 2006, p. 19. Ver también Sullón Barreto, 2016; Rodríguez Vicente, 1967.

30 AGI (Archivo General de Indias), Lima, 95, folio 4r.

Buscar:
Ir a la Página
IR
APA
ISO 690-2
Harvard
powered by cygnusmind