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Paráfrasis espirituales propias del ingenio. Posibles semejanzas textuales entre el Quijote de Cervantes y el Ejercicio de perfección y virtudes cristianas de Alonso Rodríguez
Spiritual Paraphrases and the Sharpness of Cervantes. Possible Similarities in Don Quixote and Alonso Rodriguez´s Ejercicio de perfección y virtudes cristianas

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 7, núm. 2, 2019

Instituto de Estudios Auriseculares

Ángel Pérez Martínez

Universidad del Pacíico, PERÚ, Perú

Fecha de recepción: 01 Julio 2019

Fecha de aprobación: 31 Julio 2019

Resumen: El hallazgo de varios intertextos entre el texto del Ejercicio de perfección y virtudes cristianas del maestro jesuita Alonso Rodríguez y la Segunda parte del Quijote son una ocasión para la comparación y la suposición de un posible conocimiento de la tradición jesuita por parte de Cervantes en los últimos años de su vida.

Palabras clave: Intertextualidad, Cervantes, Alonso Rodríguez, Quijote , Compañía de Jesús, jesuitas.

Abstract: Several parallels can be found between The Excercise of Perfection and Christian virtues by the Jesuit teacher Alonso Rodriguez and the second part of the Quixote, which suggest that Cervantes could have gotten familiar with the Jesuit tradition by the end of his life.

Keywords: Intertextuality, Cervantes, Alonso Rodríguez, Quixote , jesuits.

1. Cervantes y la espiritualidad jesuita

Los vínculos de la espiritualidad jesuita con la obra de Cervantes han sido explorados por varios autores. Sánchez Escribano trató sobre «De un tema ignaciano en el Quijote II, v» 1 en 1956. En Cervantes and the Mistery of Lawnessness (1984) Alban K. Forcione 2 dedica varias páginas a estos engarces. José Martínez Escalera también exploró sobre ello en un artículo publicado en Anales cervantinos en 1999 3 . Hay trabajos tangenciales como el de Maurice Molhó que sugiere una lectura crítica de textos jesuitas por parte de Cervantes 4 . También elabora algunas reflexiones al respecto R. Labarre en «Tres antiparadojas sobre Cervantes» 5 . Por mi parte señalé en el año 2011 una posible relación conceptual con la teología moral jesuita hace algunos años en El «Quijote» y su idea de virtud 6 .

Indagando en las fuentes conceptuales del pensamiento cervantino Susan Byrne en «Coloquio, murmurar, canes muti: Cervantes y los jesuitas» 7 plantea relaciones de la espiritualidad jesuita en el Coloquio, pero señalando nuevas intersecciones. La profesora Byrne destaca los aportes de Alfredo Alvar Ezquerra en la nueva biografía de Juan López de Hoyos 8 que confirman el lazo ambivalente entre el maestro de Cervantes y los jesuitas. Y —sobre todo— Byrne propone las similitudes estructurales del Coloquio con el examen de conciencia propio de la Compañía de Jesús.

2. Alonso Rodríguez, un contemporáneo de Cervantes

Alonso Rodríguez nació en Valladolid en 1538, nueve años antes que el alcalaíno. En el Diccionario Biográfico Español el académico Javier Burrieza anota una sintética biografía del jesuita 9 . Hay varios homónimos en la Compañía de Jesús, aunque el personaje que nos ocupa estudió teología en Salamanca antes de ingresar en la Compañía e hizo su noviciado en Tormes y Simancas alrededor de 1557. Fue maestro de novicios en Salamanca hasta 1566. Se le destinó al Colegio de Monterrey en Ourense 10 en 1567 y allí permaneció hasta 1579. Luego fue resolutor de casos de conciencia en su ciudad natal durante seis años.

A finales de 1580 Cervantes ya había llegado a España después de su cautiverio en Argel. Primero estará en Madrid y luego residirá en Esquivias hasta el año 1587 en que viaja a Sevilla 11 . Unos años antes, en 1585, el padre Rodríguez había sido destinado a Andalucía para encargarse de la formación de los novicios, especíicamente en el Colegio de Montilla donde residirá hasta 1597. Cervantes estuvo preso a escasos veinte kilómetros de allí, en Castro del Río en la provincia de Córdoba, desde 1592 hasta 1594.

Mientras residió en Montilla el padre Rodríguez realizó viajes esporádicos. En 1593 estuvo en Marchena en la Congregación Provincial de Andalucía. Se le encuentra en Roma entre 1593 y 1594 en la quinta Congregación de la Compañía. A partir de esa comisión publicará Del in é instituto de la Compañía de Jesús, y de algunos medios que nos ayudarán á conseguirle, muy provechosos para todos. En 1594 vuelve al Colegio de Montilla donde permaneció —como hemos señalado— hasta 1597. Se supone que desde 1598 o 1599 residió en el Colegio de Córdoba. Desde 1607 Alonso Rodríguez estuvo en la casa de Sevilla hasta su muerte en 1616.

Cervantes sufrió prisión en la cárcel de Sevilla en 1594. Luego de sus periplos andaluces dejará la región en 1600 para trasladarse otra vez a Esquivias. Más tarde vivirá en Valladolid desde 1604 hasta 1608. En febrero de ese año volverá a Madrid en donde residirá hasta su muerte.

La edición prínceps del Ejercicio de perfección y virtudes cristianas fue publica-da en Sevilla en la imprenta de Matía Clavijo en 1609. Dice Burrieza sobre ella: «Se basaba esta obra […] en las pláticas semanales que había realizado a la comunidad entre 1589 y 1595» 12 . Es probable que también integrara en sus textos la enseñanza de otros maestros como el padre Dávila. Según el mismo Burrieza «era corriente en aquellos momentos que el padre Rodríguez no pusiese cuidado en citar las fuentes» 13 .

Hay tres ediciones posteriores en vida del autor: «la segunda en 1611-12, también en Sevilla; la tercera en Barcelona en 1613, y la cuarta en 1615-16 en la ciudad del Guadalquivir», según cuenta Antonio Pérez Goyena en su trabajo Tercer centenario de la muerte del P. Alonso Rodríguez 14 . El padre Rodríguez falleció en Sevilla en 1616. Un autor de principios del siglo XX que puso de relieve la figura de Alonso Rodríguez fue el texto de Elías Reyero 15 . Y otros textos que enmarcan su doctrina en la historia jesuítica son el diccionario histórico editado por Charles O´Neill y Joaquín María Domínguez y el libro sobre los orígenes de la Compañía de John O'Malley.

Debido a algunos hallazgos intertextuales me he preguntado si es posible que Cervantes hubiera tenido acceso a una de las primeras ediciones del Ejercicio. El trabajo comparativo es el más importante para poder soportar cualquier tipo de suposiciones. Ciriaco Morón Arroyo comenta que la explicación de un texto pasa por la estructuración de la profundidad del mismo. Esto es: clasificar, contextualizar, explicar el fondo ideológico y atender al carácter artístico del texto. De alguna forma la comparación encaja en la contextualización, de la que Morón dirá que «algunos pasos ambiguos del Quijote se explican con paralelos de la misma obra, del resto de la obra de Cervantes, o con citas de sus contemporáneos, que nos ayudan a captar el sentido preciso de las palabras y expresiones» 16 . En esa línea de trabajo esta comparación tiene dos objetivos: poner en paralelo dos estructuras semánticas coetáneas y sugerir una posible influencia.

3. Paralelos intertextuales

A continuación propongo los paralelos hallados entre el Quijote y el Ejercicio. Como tarea pendiente entre las que se van anotando de esta investigación queda descubrir si los símiles del Quijote con los Ejercicios no son trasvases con la tradición patrística. En todo caso he dejado —en este artículo— hablar a los dos textos en un intento meramente filológico. Aquí señalaré algunos ejemplos cuyo orden será el la aparición en el Quijote.

Hay un pasaje que erróneamente se ha atribuido a la Sagrada Escritura: «que no se mueve la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios» y que en realidad se encuentra en capítulo 3 de la Segunda parte del Quijote. Pero también hay una mención en el Ejercicio.




Esta referencia se encuentra además en Rinconete y Cortadillo y antes en el jardín de Flores curiosas de Antonio de Torquemada 17 publicado en 1570. Hay señalizaciones catequéticas que atraviesan las dos obras y ecos que conviene mencionar, pero que pueden confundir un trabajo cuya intención primordial es dirigirse al texto mismo. De alguna manera la teología de la acción podría arrojar otros paralelos en las obras comentadas. Como este que habla del conocimiento propio.




Además del conocimiento de una cierta psicología espiritual, la coincidencia está en el empleo del verbo «mudar» como una manifestación del cambio interior que generan ciertas responsabilidades. En el caso del texto espiritual Rodríguez advierte que las ocupaciones no son una base estable en cuanto a lo psicológico. Es la misma idea que Cervantes propone de forma irónica cuando don Quijote da consejos a Sancho.

Hay otro texto, también de la Segunda parte, donde Cervantes da atisbos de su conocimiento sobre la catequesis moral cristiana. Esta se manifiesta en una apreciación del escudero, al inicio de la tercera salida, en dirección al Toboso. El símil del Ejercicio lo encontramos en la Parte segunda del mismo, donde se hace hincapié en las ventajas del oficio del fraile frente al caballero.




De los paralelos hallados hay varios textos que se intersecan en la historia del Caballero del Verde Gabán. El primero cuando este personaje se retrata ante don Quijote y Sancho. En el Ejercicio hay sugerencias a un personaje con ciertas similitudes. Su vida familiar, su hacienda y su asistencia diaria a misa son coincidencias.




Como he comentado no es el único paralelo sobre este personaje. Un símil muy interesante se halla en la Segunda parte del Ejercicio. En el capítulo dedicado a la devoción Alonso Rodríguez escribe una historia en donde la coincidencia es el vicio de la murmuración en los convites.




Don Diego de Miranda en el capítulo 16 de la Segunda parte describirá sus costumbres en una suerte de niveles que van desde una dimensión más exterior, como la que hemos visto, hacia otra espiritual. Allí se personifican los pecados de la hipocresía y la vanagloria. En la Primera parte del Ejercicio hay tres textos de teología moral que se podrían leer en espejo y que pueden relacionarse con esta personificación. La acción coincidente de estos tres textos del Ejercicio con el Quijote es la del robo que la vanagloria puede producir en el corazón del cristiano.




Otro episodio que podría sugerir una cierta intertextualidad es aquel en donde don Quijote se enfrenta a un león. Después de tal hazaña, en la que como recordamos el león no quiso salir de su jaula, Cervantes cuenta la reacción de uno de los personajes. El símil del Ejercicio quizás sea más lejano, y puede señalar una alegoría escatológica, específicamente del combate contra el demonio. Más allá de una posible inspiración o paráfrasis confirmamos una posible coincidencia en el uso de una imagen.




Otros intertextos muestran cómo Cervantes es capaz de realizar contrapuntos entre conceptos espirituales y chanzas coloquiales. En este Don Quijote habla con Sancho. El paralelo se encuentra en la Parte tercera del Ejercicio, dedicado a las virtudes propias de los miembros de la Compañía.




En el intertexto anterior bien podríamos inferir la formación teológica cervantina, pues son conceptos muy trabajados en la tradición espiritual judeo-cristiana, y bien podrían relacionar a Cervantes con otros autores espirituales. En esa misma línea estaría el siguiente paralelo, cuya mención cervantina se halla en el capítulo 22 de la Segunda parte don Quijote le aconseja a Basilio sobre la mujer con que debiera casarse.




O este otro en que Sancho responde a un eclesiástico en el episodio de los duques y en donde rememora una enseñanza, que podría encontrarse en la Primera parte del Ejercicio.




El siguiente paralelo se encuentra en el capítulo 51 de la Segunda Parte del Quijote en donde don Quijote propone nuevos consejos a Sancho gobernador de la ínsula. El padre Rodríguez en sus recomendaciones a los novicios jesuitas también da directrices semejantes en el Ejercicio.




4. La intertextualidad entre el Quijote y el ejercicio

Estas lecturas demuestran la capacidad de Cervantes para reelaborar conceptos teológicos y traducirlos a un registro literario. Ruth Fine ha comentado acerca de la intertextualidad bíblica en sus Reescrituras bíblicas cervantinas: «Como en el conjunto de la obra de Cervantes, las relaciones de intertextualidad en el Quijote comprenden casos de primer grado —co-presencia—, como más abundantes de segundo grado —transformación y reelaboración—» 18 . Aplicando esta sistematización en esta comparativa, de los casos presentados solo cuatro podrían considerarse de primer grado, el resto podríamos agruparlos como reelaboraciones o transformaciones de un mismo campo semántico. Es llamativa la cantidad de coincidencias halladas. No deja de ser curioso el no haber encontrado ninguna de estas semejanzas en la Primera parte. Esto me hace plantear la hipótesis de un conocimiento por parte de Cervantes del Ejercicio en alguna de sus primeras ediciones. Si solo fueran casualidades que rozan las otras redes de la tradición espiritual, debería de haber otros símiles en la Primera parte del Quijote. La comparativa se ha realizado con más de trescientos conceptos de forma aleatoria en las obras completas y realizando búsquedas en los textos digitalizados 19 . Hay un marco lingüístico que puede concertar más aún este ejercicio, se trata del análisis digital planteado por Xavier Angenjo Bullón en una ruta para desentrañar una biblioteca virtual cervantina. En un sugestivo proyecto Agenjo Bullón resalta la importancia de «tratar mediante lingüística computacional esos textos, para poder ver hasta qué punto y con datos de vocabulario y gramática, es decir, qué campos semánticos o morfosintácticos reflejaban el corpus de las librerías y de las lecturas de don Quijote y de Miguel de Cervantes» 20 . Hay un corpus explícito de las lecturas del alcalaíno, señalado en sus obras y otro implícito que es posible dilucidar mediante las tecnologías de la información.

El texto que aparece en el Coloquio: «consiguiesen el in para que fueron criados», que Martínez Escalera relaciona con los Ejercicios podría ser un punto de inflexión para el diálogo. Allí se dice: «nadie parece haberse preguntado cómo llegó esta doctrina —con esta expresión— a conocimiento de Cervantes. Creemos que no pudo encontrarla en ningún libro en castellano» 21 . El profesor Martínez Escalera se refiere específicamente a aquella frase del Coloquio que rememora los ejercicios ignacianos. Cervantes bien hubiera podido encontrarla en el Ejercicio, donde se encuentra de la siguiente manera: «¿Quién no se alegra de alcanzar y conseguir ya su último in para que fue criado?» 22 . En todo caso este debate serviría para otro trabajo comparativo relativo a las Novelas ejemplares y el Ejercicio de Rodríguez.

Los trece intertextos del Quijote y el libro del padre Alonso Rodríguez son una clave para responder a la pregunta traspuesta a la novela cervantina. Esos posibles hilos se cruzan con otros autores o referencias. Son como una red que se teje y cuyas líneas provienen de la tradición clásica, la patrística y la bíblica. La consonancia conceptual e ideológica permite una lectura de los textos cervantinos desde otra perspectiva como señala Ciriaco Morón Arroyo.

Es posible que Cervantes hubiera oído hablar del padre Rodríguez o incluso lo hubiera conocido. Quizás durante la época de su primer encarcelamiento en Castro del Río, cuando el padre Rodríguez residía en Montilla. Esta población se encuentra a veinte kilómetros Castro del Río. No sería extraño que algunos jesuitas visitaran la prisión o que llegaran a los oídos de Cervantes algunas de las enseñanzas del maestro de la Compañía.

Otra posibilidad es que Cervantes visitara alguna de las ciudades donde residió Rodríguez cuando el alcalaíno fuera nombrado recaudador en Sevilla entre 1587 y 1593. Coinciden, por ejemplo, en Sevilla en la época en que Cervantes permaneció en la cárcel real de esa ciudad andaluza (1597-98) en donde era capellán el también jesuita Pedro de León desde 1578. Todo ello fundamentaría un posible interés del alcalaíno por el texto del maestro jesuita.

El año de la publicación del Ejercicio es un momento difícil en la vida de Cervantes. Mueren su hermana mayor Andrea y su nieta Isabel Sanz. Al año siguiente también habrá de lamentar la pérdida de su hermana menor. Como señala Jean Canavaggio, esto coincie con un acercamiento de Cervantes a la devoción: «en abril de 1609, se afilia a la Congregación de los Esclavos del Santísimo Sacramento, [sin que sepamos si llegó a acatar las estrictas reglas que esta imponía a sus miembros, como ayuno y abstinencia los días prescritos, asistencia cotidiana a los oficios, ejercicios espirituales y visita de hospitales;] en julio de 1613, se le admite como novicio de la Orden Tercera de San Francisco, a semejanza de su mujer y de sus hermanas; el 2 de abril de 1616, poco antes de morir, pronuncia sus votos definitivos» 23 . Quizás Cervantes también tuviera algún libro espiritual en su biblioteca, a la manera de don Diego de Miranda: «tengo hasta seis docenas de libros, cuáles de romance y cuáles de latín, de historia algunos y de devoción otros» (Quijote, II, 16). El libro de Rodríguez fue uno de los tratados jesuitas más importantes de su época. Como señala John Donnelly 24 en 1612 ya se había parcialmente traducido al inglés y en 1626 ya existían ediciones en francés, italiano, latín, alemán y holandés.

Desde 1609 pareciera haber un mayor interés por parte de Cervantes en la vida espiritual. Ya sea por lo anotado o por su afiliación a la Congregación es plausible que Cervantes supiera directa o indirectamente de la existencia del Ejercicio. Como señala Jean-Michel Laspéras acerca de las lecturas tridentinas de Cervantes:

Siempre se ha de admirar el lector del siglo XX del perfecto conocimiento del autor en esta materia y sería reductor afirmar que resulta de la intensa predicación que se llevó a cabo en los últimos años del XVI y en los primeros veinte del XVII. Mejor será referirse a la publicación de «manuales de confesores» y obras afines cuyo auge editorial corresponde al momento de máxima elaboración de las Novelas ejemplares 25 .

Lo señalado también podría aplicarse para la Segunda parte del Quijote.

El hallazgo de estos intertextos no haría sino confirmar que entre la publicación de la Primera y Segunda parte del Quijote Cervantes siguió acrecentando su bagaje espiritual con el fondo conceptual presente en lecturas de su época. Y también alienta el trabajo sobre posibles influencias del pensamiento jesuita en las demás obras cervantinas.

Bibliografía

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Notas

1 Sánchez Escribano, 1956.

2 Forcione, 1984.

3 Martínez-Escalera, 1999.

4 Molho, 1992.

5 Labarre, 1992.

6 Pérez Martínez, 2012.

7 Byrne, 2015.

8 Alvar Ezquerra, 2014.

9 Burrieza Sánchez, «Alonso Rodríguez».

10 Hernández Figueiredo y Penín Martínez, 2006, p. 108.

11 Canavaggio, 2004.

12 Burrieza Sánchez, «Alonso Rodríguez».

13 Burrieza Sánchez, «Alonso Rodríguez».

14 Pérez Goyena, 1916, p. 148.

15 Reyero, 1916.

16 Morón Arroyo, 2005, p. 25.

17 Matijasevic, 2018, p. 2.

18 Fine, 2014, p. 195.

19 Ha sido de especial ayuda el editor de código Notepad++ desarrollado por Do Ho.

20 Agenjo Bullón, 2005, p. 59.

21 Martínez-Escalera, 1999, p. 301.

22 Rodríguez, Ejercicio de perfección y virtudes cristianas, vol. 1, p. 431.

23 Canavaggio, 2004.

24 Donnely, 1980.

25 Laspéras, 1998.

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