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Apuntes sobre las “páginas moscovitas” de la «Peregrinación del mundo» (1680) de Pedro Cubero Sebastián
Notes on the “Muscovite Pages” of Pedro Cubero Sebastián’s Peregrinación del mundo (1680)

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 9, núm. 1,

Instituto de Estudios Auriseculares

Artem Serebrennikov

Escuela Superior de Economía, Rusia

Recibido: 30 Octubre 2020

Aceptado: 21 Diciembre 2020

Resumen: El artículo analiza la información sobre Rusia contenida en los capítulos XXI-XXVI de la Peregrinación del mundo (1680) de Pedro Сubero Sebastián, misionero y viajero español. Estos incluyen relatos raros de un testigo presencial de la ceremonia diplomática, la vida de los campesinos rusos, así como la de las etnias de la región del Volga y de los extranjeros católicos en Moscovia, y mucho más.

Palabras clave: Historia del siglo XVII, España, Rusia, Moscovia, mancomunidad de Polonia-Lituania, Persia, viajes alrededor del mundo, viajeros extranjeros en Rusia, misioneros católicos, catolicismo en Rusia, Moscú, Astracán, región del Volga, relaciones ruso-españolas, relaciones ruso-polacas, relaciones Irán-Rusia.

Abstract: The article analyses the Russia-related information contained in chapters XXI-XXVI of Peregrinación del mundo (1680), a travelogue by the Spanish missionary and traveller Pedro Cubero Sebastián. These include rare eyewitness accounts of the diplomatic ceremony, the life of Russian peasants, non-Russian peoples of the Volga region, and Catholic foreigners in Muscovy, and much more.

Keywords: 17th-century History, Spain, Russia, Muscovy, Polish-Lithuanian Commonwealth, Persia, Circumnavigations, Foreign travellers in Russia, Catholic missionaries, Catholicism in Russia, Moscow, Astrakhan, Volga region, Russian-Spanish relations, Russian-Polish relations, Russian-Iranian relations.

INTRODUCCIÓN

El nombre del «predicador apostólico» y viajero Pedro Cubero Sebastián (c. 1645-después de 1700) se encuentra entre los injustamente desconocidos. Entre 1670 y 1679, realizó, con motivos misioneros y bajo los auspicios de la a Congregación de Propaganda Fide, una circunnavegación del mundo en dirección este, visitando, entre muchísimas otras localidades, París, Roma, Venecia, Viena, Constantinopla, Varsovia, Moscú, Astracán, Isfahán, Shiraz, Surat, Malaca, Goa, Manila, México y La Habana. Las notas de viaje que dejó, publicadas bajo el título Peregrinación del mundo (1680) y reeditadas varias veces durante su vida, son de un gran interés investigador 1 . En la actualidad, además de España, la figura del viajero español atrae la atención investigadora en los países de Europa del Este, como lo demuestran artículos recientes de historiadores ucranianos y polacos 2 . Al mismo tiempo, la contribución de Rusia al redescubrimiento de Cubero ha sido generalmente escasa, lo que no deja de sorprender, dada la extrema rareza de los contactos directos hispano-rusos en la época prepetrina 3 y, consecuentemente, el altísimo valor histórico de cada encuentro inmediato de las dos culturas. Se pueden buscar varias explicaciones para el olvido de la Peregrinación en varios estudios sobre los primeros contactos ruso-españoles: las estrechas metas misioneras del viaje de Cubero; el hecho de que no representaba diplomáticamente a España, sino a la Santa Sede y a la mancomunidad de Polonia-Lituania; la brevedad y carácter a veces poco fidedigno de la información que se presenta; restricciones ideológicas de la época soviética, etc. De todos modos, en la literatura científica rusa dedicada a la historia de las relaciones con Europa Occidental en general y con España en particular, el nombre de Cubero normalmente o brilla por su ausencia o, en el mejor de los casos, se menciona de pasada. Por ejemplo, Mijaíl Alekséyev, destacado comparatista soviético, se limita a declarar categóricamente que el libro de Cubero «proporciona poca información valiosa sobre Moscú» 4 . En un reciente estudio fundamental de los contactos hispano-rusos 5 y en un artículo del célebre hispanista ruso Vsévolod Bagnó 6 se incluye una información breve (y, lamentablemente, no del todo exacta) sobre sus viajes.

Hace poco se intentó llenar este vacío con una traducción comentada al ruso de los capítulos de Peregrinación de XXI a XXVI que relatan la visita del misionero español a Rusia 7 . Este artículo se basa en esta experiencia y desarrolla su contribución. Al no ser un comentario exhaustivo ni cronológicamente secuencial sobre la parte rusa de la Peregrinación, pretende suprimir el desfase entre los estudios de la figura de Cubero y los de la historia rusa del siglo XVII, analizar las principales tendencias en las descripciones de la realidad moscovita por parte del misionero español, identificando tanto lo típico como lo único en su visión de la lejana Moscovia y sus habitantes y correlacionando su información con el panorama académico de la historia rusa.

CONTEXTO Y DESCRIPCIÓN DEL VIAJE

Pedro Cubero permaneció en Rusia desde octubre o noviembre de 1674 hasta mayo de 1675 8 . El motivo principal de su visita fue llegar a través del territorio moscovita hasta Persia y continuar su viaje al Oriente. Entre los predecesores de Cubero en el trayecto ruso-persa, bastante típico en los siglos XVI-XVII, se pueden distinguir tales viajeros como el inglés Anthony Jenkinson, el alemán Adam Olearius y el holandés Jan Struys.

El viaje como tal resultó posible gracias a una situación política extremadamente favorable: el zarato de Rusia y la mancomunidad de Polonia-Lituania vivían un momento de distensión y mantenían intensos contactos diplomáticos, discutiendo la posibilidad de una acción conjunta contra el Kanato de Crimea y el Imperio Otomano. Los contactos diplomáticos entre embajadores rusos y polacos transcurrían tradicionalmente en pequeñas aldeas ubicadas justo en la frontera de las dos potencias, donde se reunían embajadores. El propio Cubero fue testigo de tales negociaciones, que tuvieron lugar en el pueblo de Kádino 9 (ahora en la región de Smolensk en Rusia, en la época en el Gran Ducado de Lituania) en septiembre-octubre de 1674 10 , y las describe con gran acierto. El clima diplomático benigno contribuyó a que la cuestión de la entrada del español se resolviera al más alto nivel: gracias al valedor de Cubero en Polonia, el destacado estadista Cyprian Paweł Brzostowski, se envió un mensajero a Moscú y se obtuvo la decisión positiva del zar Alejo I. Cubero destaca la exclusividad del hecho de que un misionero católico fuese admitido a Moscovia: «no fue poco el haberlo conseguido, porque es cosa muy dificultosa el entrar en aquel Reino, como en Japón, o Etiopía» 11 ; también subraya su posición especial en Moscú en el memorial presentado a Papa Inocencio XI al regresar del su periplo 12 . El pretexto nominal de su viaje fue el presentar al monarca moscovita las cartas del rey polaco Jan Sobieski y del nuncio apostólico Francesco Buonvisi, con cuyo apoyo contaba Cubero durante su estancia en Polonia.

Los puntos más significativos de su ruta fueron Smolensk, Mozhaisk, Moscúy Astracán. Después de pasar varias semanas en tránsito a la capital rusa y esperar al menos dos más, el 25 de diciembre de 1675 Cubero gozó de una audiencia con el zar Alejo I en su palacio en el Kremlin moscovita. Al sacerdote español se le otorgó un privilegio exclusivo: un permiso para conferir sacramentos, predicar sermones y confesar a los católicos que vivían fuera de los límites de la ciudad de Moscú, en un suburbio conocido como Nemétskaya slobodá, el «burgo de los alemanes [denominación con la que se incluía a todos los extranjeros occidentales]» 13 . De ningún modo se trataba de predicar el catolicismo a los rusos: la actividad misionera de cualquier iglesia salvo la ortodoxa estaba prohibida, y el acto de «seducir» a un ortodoxo a cambiar su religión, según el código de leyes entonces en vigor (el Sobórnoye ulozhéniye de 1649), se castigaba con la quema en la hoguera. Como predicador y confesor de la comunidad católica de Moscú, Cubero, según sus propias palabras, dedicó tres meses y medio a la práctica del culto en una casa particular que le facilitó un mercader holandés. Menciona datos importantísimos sobre el número de católicos en el «burgo alemán»: su congregación ascendía a setecientas personas, en su mayoría italianos, franceses, valones, alemanes y polacos 14 . En otra parte señala que en aquel momento no había otros españoles en Moscú además de él 15 . Un artículo aparte merece la historia de una mujer polaca que le confesó a Cubero su práctica de la brujería 16 .

En la primavera (probablemente en marzo o abril), se embarcó en un viaje en barco a lo largo del Volga con el destino de Astracán, de donde debía partir la legación rusa, dirigiéndose a Persia con obsequios al «gran Sofí»; el español finalmente pudo continuar su viaje alrededor del mundo uniéndose a ella. Siguiendo el camino «tan peregrino que raro, o ningún español lo ha hecho» 17 , Cubero se convirtió en un observador de las costumbres de varios grupos étnicos no rusos en la región del Volga: tártaros, baskires, mordvinos, calmucos. A finales de abril o a principios de mayo de 1675, el viajero llegó a Astracán, donde disfrutó de un patrocinio especial del «palatino» 18 de aquella ciudad, quien era, según Cubero, el «hijo de un Embajador de Moscovia, que había estado en España, al Rey nuestro señor» 19 . Sin olvidarse de sus deberes eclesiásticos, Cubero leyó varios sermones en un «tugurio» especialmente erigido fuera de las puertas de Astracán; también llegó a conocer a un monje católico alemán que allí vivía. El 17 de mayo de 1675, con la embajada rusa, zarpó de Astracán a Persia. Habiendo sufrido una tormenta en el mar Caspio, el 29 de mayo, junto con los embajadores rusos 20 , llegó a la ciudad de Derbent (ahora también territorio de Rusia, pero posesión persa en aquella época), completando así el segmento ruso de su circunnavegación.

IDIOSINCRASIAS DE LA DESCRIPCIÓN

La sección de la Peregrinación pertinente a Rusia es relativamente breve pero muy «densa» en materia analizable. Parece poco probable que Cubero haya leído alguna descripción occidental de Rusia, tales como la Moscovia de Segismundo Herberstein o los Commentarii di Moscoviade Antonio Possevino 21 . Aparentemente, sus fuentes se limitaban a cosmografías generales, como la de Sebastian Münster, e historias orales escuchadas en Polonia; sin embargo, en algunas de sus descripciones se ve la posible influencia de Giovanni Botero (por ejemplo, su lista de los títulos del zar coincide casi literalmente con Giovanni Botero, Delle relazioni universali, pp. 69-70, y repite sus imprecisiones). Además, podemos señalar un curioso paralelo en la descripción de Astracán por parte de Cubero y la del inglés Anthony Jenkinson, quien visitó aquella ciudad en julio de 1558, apenas seis años después de su conquista moscovita y más de un siglo antes de la llegada del viajero español. He aquí la descripción de Cubero:

Esta isla, y esta tierra donde está Astracán, es estéril de cuanto género de legumbre y frutos hay en el mundo; trigo no lo conocen; centeno, ni maíz tampoco, con que lo poco que hay viene de afuera. Susténtanse los naturales de los pescados secos al sol, que les sirve de pan y de vianda, porque del pescado mismo hacen harina, y forman como unos panecillos […]. [L]os aires todos son corruptos, originados de la hediondez de tanto pescado como se seca al sol, de donde se originan tantas moscas y moscones, y otras sabandijas, que es horror andar por la ciudad; y la gente toda está descolorida y llena de sarna, con que toda la ciudad parece un hospital general 22 .

Y la de Jenkinson, de la que es fácil concluir que el inglés y el español, a pesar de la distancia temporal, describen de manera muy similar el paisaje y los hábitos alimenticios de la población local:

The Island is most destitute and barren of wood and pasture, and the ground will beare no corne: the aire is there most infected, by reason (as I suppose) of much fish, and specially Sturgion, by which onely the inhabitants live, having great scarsitie of flesh and bread. They hang up their fish in their streets and houses to dry for their provisions, which causeth such abundance of flies to increase there, as the like was never seene in any land, to their great plague 23 .

Es curioso que el español conozca los acontecimientos de los «Tiempos Turbios» y, sobre todo, la historia del Falso Demetrio; incluso se abstiene de relatarla en detalle «por ser tan sabida» 24 . Es un testimonio importante y poco conocido de la vasta historia de la recepción española de estos fatídicos hechos de la historia rusa 25 que casi de inmediato inspiraron la obra lopesca de El Gran Duque de Moscovia o El Emperador perseguido (1605-1610), la que, a su vez, provocó numerosas imitaciones 26 . La obra más cercana a la época de Cubero que desarrolla el tema del «impostor moscovita» sería el drama anónimo Hados y lados hacen dichosos y desdichados (cuyo manuscrito más antiguo está fechado el 17 de febrero de 1678 27 ).

En términos generales, Cubero es conocedor de la historia reciente de Rusia, en particular, de la insurrección de Stepán Razin (1667-1671) sofocada poco antes de su llegada, aunque sus referencias están llenas de inexactitudes. Por ejemplo, nombra al cabeza de los rebeldes «Christóforo Abaslin Rasin» y asegura que pereció cerca de Kazán 28 , aunque en realidad Razin fue ejecutado en Moscú. Al mismo tiempo, Cubero conecta acertadamente el declive de Astracán con el saqueo que sufrió esta ciudad comercial durante el susodicho levantamiento. Al parecer no recordaba el nombre del zar Alejo I, llamándolo simplemente «el Zar» passim; sin embargo, en el memorial presentado al rey Carlos II, lo confunde con «Juan Basili» (es decir, Iván el Terrible 29 ). El español afirma también que el Patriarca de la iglesia ortodoxa rusa «era el primo del Zar» 30 , aparentemente confundiendo al zar Alejo I con su antecesor Miguel I (cuyo padre, el boyardo Fyódor Románov, tonsurado bajo el nombre de Filarete, ocupó el trono patriarcal entre 1619-1633). Del cisma grande en la iglesia ortodoxa rusa que se produjo en los años 1650-1660 el misionero español no tiene noción ninguna. Notemos también una tendencia curiosa en las descripciones de Cubero, que se puede llamar una «antiquización» y una «biblización» de materias moscovitas. Para describir las regiones remotas de Rusia, Сubero se guía por la información de la cosmografía griega y romana, utilizando los nombres antiguos de objetos geográficos junto a los tomados de la lengua rusa. Por ejemplo, Cubero parte de la hipótesis según la cual el Ráa (el Volga) fluye de los montes Ripeos (los Urales), que no es el caso. De un modo similar, se equivoca hablando de la confluencia del río Oxus (generalmente identificado con el Amu Daria) al mar Scítico o Hircano (el Caspio). De acuerdo con la geografía de su época, Cubero utiliza el nombre de «tártaros» para todos pueblos nómadas y seminómadas no cristianos de la región del Volga; al mismo tiempo, identifica con los escitas de la antigüedad primero a los cosacos 31 , y luego a los «zánganos» 32 . También llama a Rusia la «helada Scitia» 33 , irónicamente cuando habla de su actividad en Astracán, una de las regiones más sureñas y cálidas de la Rusia de aquel entonces. Ciertos rasgos de las vestimentas reales y sacerdotales le provocan asociaciones tomadas del Antiguo Testamento. El atuendo del Patriarca ortodoxo, según el misionero español, es «muy grave, a manera de los antiguos sacerdotes Aarón o Melquisedech» 34 ; de un modo parecido, el zar ruso «[e]staba con tanta gravedad, que parecía uno de los patriarcas del Antiguo Testamento» 35 .

Por último, no se puede pasar por alto algunas sus declaraciones de crítica durísima sobre Rusia y sus habitantes 36 . El encuentro con la vida campesina rusay la cocina rústica, ocurrido en el camino a Moscú, le provocó tal choque cultural que Cubero proclama lo siguiente: «entre las bárbaras naciones del mundo, no he visto otra más que ésta» 37 . A pesar de describir los rituales ortodoxos con curiosidad e incluso algo de admiración (en particular, las ceremonias de bendición del agua y el Domingo de Ramos que infaliblemente atraían la atención de los viajeros extranjeros) y describir con simpatía la persistencia de los rusos en su fe, el misionero católico afirma que «estudios ni colegios no vi en toda la Moscua, con que son idiotas» 38 . Además, en línea con la mayoría de las descripciones occidentales de Moscovia, Cubero señala la sumisión excesiva de los rusos a su monarca: «no hay cosa que ellos respeten, reverencien, y veneren que a su Zar» 39 . El memorial presentado a Carlos II contiene una cierta suma de las impresiones personales de Cubero sobre Rusia, tanto positivas como negativas:

El temple es frío en sumo grado; las casas, todas de madera, excepto algunos palacios que hay de ladrillo; la ciudad bojea catorce leguas; frutas de nuestra España, ningunas; peste jamás, me dijeron los naturales, había habido; sus ritos, raros; sus comeres, brutos y asquerosos; su beber, goralca 40 , que es aguardiente hecho de trigo, u otra bebida llamada quasso 41 ; observantes en la religión; de sus ritos y ceremonias antiguas, observantísimos, y en particular en los ayunos; muy devotos de MARÍA Santísima; su particular patrón, Santo Nicolás; no hay otra religión que la del Patriarca San Basilio 42 ; tiene su Gran Patriarca, que es segunda persona del Zar; su misa en lengua rutena; los monjes muy observantes; no conocen santos más que los griegos; aunque ellos se precian de griegos, no saben la lengua griega; su gobierno, tiránico; estudio, ninguno; lengua, ninguna, sino la propia; nadie sabe más que su Zar, pena de la vida, tan venerado de sus vasallos, que dicen que Dios y su Zar lo saben todo; su vestir, grave, y con tanta autoridad, que sería largo el referirlo 43 .

Sin embargo, es poco productivo culpar al misionero español por sus arbitrariedades. Rusia no formaba parte del ámbito de sus intereses misioneros, su estancia en el país fue más bien accidental, y la edición de la Peregrinación se preparó con mucha prisa, imposibilitando cualquier edición y verificación de los datos. Además, sería ingenuo exigir que el misionero católico español se elevase por encima de los prejuicios de su época y sus idiosincrasias personales y elaborase un informe sobre Rusia que fuera completamente imparcial y bien verificado. Como demuestra Marshall T. Poe en su estudio, las ideas sobre la barbarie de los moscovitas, su desordenado amor por el gobierno tiránico y su superstición e ignorancia en las materias religiosas constituían una especie de tropo cíclico de descripciones occidentales de Rusia en los siglos XVI y XVII, vagando de libro en libro y reflejando las ansiedades políticas específicamente occidentales 44 .

EL CÍRCULO DE CUBERO EN MOSCÚ: HACIA UNA IDENTIFICACIÓN

Para crédito de Cubero, notemos que la sola información sobre la vida de los extranjeros en Moscú en su libro basta para sumar su Peregrinación a la lista de las fuentes más importantes sobre Rusia en el siglo XVII. El mejor ejemplo es lo que relata el sacerdote español sobre el círculo de sus conocidos de Moscú, que incluía figuras importantes para la historia de Rusia en el siglo XVII, sobre todo extranjeros en el servicio ruso. Para mayor comodidad, organicémoslos en la tabla siguiente:




A Artamón Matvéyev, quien al final del reinado de Alejo I controlaba casi completamente todos los asuntos del gobierno, Cubero con mucho acierto caracteriza como el «privado del zar» 45 . Podemos decir que Cubero, utilizando el aparato conceptual del absolutismo aurisecular español, encuentra el equivalente más preciso posible al término de la autocracia rusa, velikogo gosudarya blizhniy boyarin («boyardo cercano del Gran Príncipe [el zar]»). En el mismo lugar, Cubero menciona que al entregar al boyardo moscovita la carta de Cyprian Brzostowski, «un gran amigo» de aquello, casi enseguida provocó su simpatía y favor 46 . La información es consistente con la imagen del «privado del zar» como uno de los principales «polonófilas» y «occidentalizantes» de la Rusia prepetrina, cultivada unánimemente por la historiografía rusa.

El misionero español se refiere erróneamente a Patrick Gordon, oriundo de Escocia, como irlandés, pero menciona correctamente su estancia en Suecia; tampoco menciona el origen escocés de Menzies, pero da testimonio de su misión diplomática ante la Santa Sede 47 . Presta más atención a Milescu-Spafariy, con quien, al parecer, se comunicó más que con los demás, dado que Spafariy desempeñaba entonces el cargo de tolmach (traductor) principal del Posólskiy prikaz (el «ministerio de asuntos exteriores» de la Rusia moscovita). En particular, Cubero menciona que intentó incorporarse a la embajada de Spafariy a la corte de China, que salió de Moscú el 3 de marzo de 1675 (predicar el catolicismo en el Imperio Medio era la ilusión antigua del misionero español, que al final no se hizo realidad, y el motivo principal de su circunnavegación), pero no pudo obtener el permiso para hacerlo 48 . Relata también la famosa anécdota sobre la punta de la nariz de Sparafiy, cortada como una punición por deslealtad 49 .

El mencionado Jerónimo Frandroy, a diferencia de los demás, es una figura bastante enigmática. Cubero se refiere a él o como holandés 50 o irlandés 51 y no dice nada de él fuera de su dedicación al comercio y posesión de una casa en el «burgo alemán». Un análisis de las fuentes rusas confirma el origen holandés de Frandroy y permite dar un paso hacia su identificación: en el censo de propietarios de viviendas en la Nemétskaya slobodá, realizado en 1665, se menciona un «mercader extranjero» que en la transcripción rusa se llama «Eremey Fantroin» 52 . Los datos de Jan Willem Veluwenkamp 53 y N. N. Repin 54 revelan la existencia de dos mercaderes holandeses de nombre parecido mencionados en la documentación rusa del siglo XVII, un Eremey Petrov Fantroen, activo como mercader entre 1651 y 1699, y un Eremey Eremeyev Fantroen (fl. 1677-1710). Resulta muy probable que el Eremey (Petrov) Fantroen (o Fantroin) de las fuentes rusas fuese la misma persona que el Jerónimo Frandroy de Cubero (y el otro, su hijo); coinciden su floruit, sus orígenes holandeses, su actividad de mercader y su posesión de una casa en Cucuy. En cuanto a la ortografía de su nombre en neerlandés, todavía no se ha identificado con certeza; supongo que era Hieronymus van Trooijen o van Trooyen.

СONCLUSIÓN

Las «páginas moscovitas» de la Peregrinación, publicada en los años crepusculares del Siglo de Oro español, son bastante representativas de la totalidad de la obra y reflejan las mismas contradicciones que se manifiestan en sus descripciones de Turquía, Persia, o la India, por ejemplo, la combinación de una amplia erudición escolástica (con frecuencia obsoleta e inexacta) con la frescura e inmediatez de impresiones personales, o la de una hostilidad hacia costumbres y creencias ajenas con una admiración sincera de todo lo novedoso y desconocido. Aunquea «nivel macro» los escritos de Cubero no contienen grandes revelaciones, a pequeña escala sí ofrecen numerosas observaciones acertadas (y a veces exclusivas) sobre varios aspectos de la vida cotidiana, el ceremonial diplomático y cortesano, el comercio, el estatuto de los extranjeros, y otras facetas de la historia y cultura rusa de aquella época. Un observador astuto y a veces irónico, Cubero tiene un cierto gusto por lo insólito, curioso, o exótico; las páginas más vivaces (y al mismo tiempo ampliamente informativas) de su periplo son las que describen incidentes anecdóticos, tales como el tabaco de contrabando en Smolensk 55 , la confesión de la bruja polaca en Cucuy 56 o el encuentro con los nómadas calmucos en las orillas del Volga 57 . Dado el valor indisputable de la Peregrinación como fuente histórica, este artículo representa un primer paso hacia la integración del periplo cuberiano enel corpus de importantes fuentes extranjeras sobre la historia rusa, así como hacia una edición crítica de la obra, lo que necesitaría un esfuerzo conjunto y coordinado de al menos una decena de especialistas en las diversas culturas observadas por el misionero español en su viaje alrededor del mundo.

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Notas

1. Me abstengo de un recuento detallado de la biografía de Cubero y las rutas de sus viajes, bien accesibles en los estudios siguientes: Alba Sanz, 2006; Córdoba Zoilo, 2005; Díaz Trechuelo, 1998; Heras Moreno, 2006 y 2007; Pérez Bustamante, 1955. Utilizo la reedición moderna de la Peregrinación (2007), modernizando las grafías sin relevancia fonética.

2. Kupryyenko, 2016; Piłat Zuzankiewicz, 2016.

3. Sobre varios aspectos de las relaciones entre España y Rusia antes del siglo XVIII, ver Fernández Izquierdo, 2000; López Cordón, 2005; López de Meneses, 1946; Usunáriz, 2018.

4. Alekséyev, 1985, p. 23.

5. Volosyuk, 2018, pp. 52-53.

6. Bagnó, 2015.

7. Serebrennikov, 2019.

8. Cubero casi nunca da fechas exactas, pero en la mayoría de los casos no es difícil establecerlas por evidencia indirecta (menciones de fiestas religiosas, hechos históricos famosos, etc.).

9. El autor la llama Cassin, sin duda alguna partiéndose de su nombre polaco (Kadzyń).

10. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 171.

11. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 171.

12. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 394.

13. El propio Cubero prefiere su nombre alternativo: Cucuy, también utilizado con frecuencia en fuentes rusas.

14. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 181.

15. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 417.

16. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 182.

17. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 187.

18. Título que utiliza Cubero para explicar el término ruso voevoda, es decir, gobernador semicivil, semimilitar de una ciudad o provincia.

19. No hay datos sobre si el hijo de Piotr Potiomkin, jefe de la legación rusa a España en 1667, haya ocupado este cargo. Tampoco se conoce con certeza la identidad del voevoda en aquel momento, dado a su rotación frecuentísima. Tal vez se habla del hijo de un miembro menor de la legación, que contaba con más de ochenta participantes (Védiushkin, 2018, p. 83).

20. Aprovechando esta oportunidad, expreso mi más profundo agradecimiento a Evgueniy Rychalovskiy del RGADA (Archivo Estatal Ruso de Actos Antiguos), quien compartió fuentes rusas inéditas sobre esta embajada, permitiendo esclarecer de un modo significativo la ruta y cronología del viaje de Cubero.

21. Sin embargo, Cubero conoce la mission de Possevino a la corte de Iván el Terrible (Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo , p. 417).

22. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 193.

23. Jenkinson, «The Voyages of Master Antonie Jenkinson», pp. 454-455.

24. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 174.

25. Piłat Zuzankiewicz, 2019.

26. Ver el panorama general de la “demetriana” dramática europea en Brody, 1972.

27. Lauer, 1996, p. 56. También es curioso notar que la Peregrinación va precedida de un soneto dedicatorio de Pedro Calderón, certificado como “amigo del autor” (Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 6); se conoce ampliamente el reflejo ficcionalizado de los «Tiempos Turbios» rusos en La vida es sueño, obra maestra del dramaturgo español.

28. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, pp. 174-175.

29. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 417.

30. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 184.

31. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 175.

32. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 196. Probablemente se habla de los lesguines, un pueblo caucásico (que hoy día habita en el sur de la República de Daguestán, que forma parte de la Federación de Rusia, y en el norte de Azerbaiyán) conocido en aquella época por su beligerancia.

33. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, pp. 419, 420.

34. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 185.

35. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 180.

36. Heras Moreno 2007, pp. 149-150.

37. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 173.

38. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 187.

39. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 175.

40. Gorelka, lo mismo que vodka.

41. Kvas, bebida dulce-ácida a base de harina y malta, ligeramente alcohólica.

42. Extrañado por la ausencia del concepto de órdenes monásticas en la religión ortodoxa, Cubero confunde a menudo el monacato ruso con los monjes basilios greco-católicos de la mancomunidad de Polonia y Lituania.

43. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, pp. 417-418.

44. Poe, 2000, pp. 196-226.

45. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 181.

46. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 181.

47. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 181.

48. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, pp. 177-178.

49. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 177.

50. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 178.

51. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 417.

52. Anónimo, Perepisnyye knigi goroda Moskvy 1665-76 g., p. 234.

53. Veluwenkamp, 2000, p. 133.

54. Repin, 2003, p. 36.

55. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 175.

56. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 182.

57. Cubero Sebastián, Peregrinación del mundo, p. 191.

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