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Religión y política: en torno a la recepción de la historia de san Casimiro en España. Notas a la comedia «Antes morir que pecar»
Religion and Politics: Around the Reception of the History of Saint Casimir in Spain. Notes to the Comedy Antes morir que pecar

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 9, núm. 1,

Instituto de Estudios Auriseculares

Marta Piłat Zuzankiewicz

Universidad de Varsovia, Polonia

Recibido: 22 Febrero 2021

Aceptado: 18 Marzo 2021

Resumen: El objetivo del presente artículo consiste en estudiar la recepción de la historia del santo polaco Casimiro Jaguelón en la Europa moderna, y en España en particular. Con este fin profundizaremos en los factores de carácter religioso y político que contribuyeron al desarrollo de su culto en el imperio hispano, así como en la huella que este dejó en la literatura española, la comedia Antes morir que pecar o San Casimiro, atribuida a Agustín Moreto. Nos centraremos en analizar la fidelidad histórica de la trama y su ficcionalización, prestando una especial atención a las relaciones entre el poder político y la religión que refleja. También examinaremos el contexto histórico-político de la pieza, teniendo en cuenta la importancia de la actividad de la Compañía de Jesús y el gobierno del rey polaco Juan Casimiro Vasa para la creación de la comedia. Asimismo, intentaremos dar unas nuevas precisiones sobre su posible datación.

Palabras clave: San Casimiro Jaguelón, Juan Casimiro Vasa, Polonia, religión, política.

Abstract: The aim of this article is to study the reception of the history of the Polish saint Casimir Jagellon in modern Europe, and in Spain in particular. To this aim, we will delve into the religious and political factors that contributed to the development of his cult in the Hispanic empire, as well as the mark it left on Spanish literature, the comedy Antes morir que pecar o San Casimiro, attributed a Agustín Moreto. We will focus on analyzing the historical fidelity of the plot and its fictionalization, paying special attention to the relationship between political power and religion it reflects. We will also examine the historical-political context of the piece, taking into account the importance of the the activity of the Society of Jesus and the government of the Polish king John Casimir Vasa for the creation of the comedy. In addition, we will try to give some new details about its possible dating.

Keywords: Saint Casimir Jagellon, John Casimir Vasa, Poland, Religion, Politics.

La popularidad de san Casimiro, patrono de Polonia y Lituania, descendiente de la dinastía de Jaguelón 1 y los Habsburgo, fue en la España barroca relativamente escasa en comparación con otros santos de origen polaco como san Jacinto 2 y san Estanislao de Kostka 3 . Su condición de religiosos pertenecientes a las órdenes que gozaban de mucha estima en la monarquía católica contribuyó indudablemente a una mayor divulgación de su devoción entre los fieles hispanos, en la cual desempeñaron un papel importante sus correligionarios dominicos 4 y jesuitas 5 , respectivamente. A diferencia de sus santos compatriotas, la fama de san Casimiro llegó a la Península Ibérica varios años después de su oficial canonización, que ni siquiera se celebró allí con festejos, y con un considerable retraso con respecto a otras partes del imperio español. Cabe notar que la recepción de la figura del piadoso infante polaco se dio en el imperio alemán en fechas cercanas a su fallecimiento y fue favorecida por el parentesco que el príncipe guardaba con la rama vienesa de la Casa de Austria. De igual manera, los vínculos que unían a Casimiro y el fundador de la nueva familia reinante de Polonia, los Vasa 6 , tuvieron un impacto decisivo en su actuación a favor del reconocimiento de la santidad del joven Jaguelón. En vista de ello, en nuestro estudio nos proponemos examinar cómo los factores de carácter religioso y político intervinieron y se entrecruzaron en el proceso del desarrollo de su culto en Europa. Nos centramos, sobre todo, en las circunstancias que posibilitaron su divulgación en el imperio hispano, prestando una especial atención a la actividad de las órdenes religiosas, creación de los centros de veneración del santo, publicación de sus biografías, por una parte, y la campaña diplomática de la corte de Varsovia, propaganda dinástica de los Vasa polacos y sus relaciones con los Habsburgo españoles, por otra.

El otro objetivo que nos planteamos en el presente trabajo es analizar la recepción de la historia de san Casimiro en la literatura española aurisecular. La difusión de su devoción dio lugar, también en los territorios bajo el dominio español, a un notable incremento de piezas hagiográficas, obras poéticas y dramáticas que relatan su historia, la gran mayoría de ellas compuestas en italiano. La única conocida comedia sobre el santo polaco escrita en castellano lleva por título Antes morir que pecar o San Casimiro. La pieza ha sido hasta ahora poco frecuentada por la crítica y siguen sin desvelarse varias incógnitas que oculta como su problemática autoría 7 o la incierta datación, que Ruth Lee Kennedy y Florian Śmieja sitúan alrededor del año 1656 8 . También requieren un estudio las fuentes hagiográficas que pudo utilizar el autor de la obra, el contexto de su composición o las razones que le llevaron al dramaturgo a elegir como protagonista de la comedia al santo poco conocido en España. Por ello, nos proponemos analizar la fidelidad histórica de la comedia, con un enfoque especial en las relaciones entre el poder político y la religión que refleja tanto la biografía del infante llevada a la escena como los sucesos que rodearon la creación de la pieza y dejaron ciertas huellas en su contenido. El minucioso examen de las circunstancias históricas de la composión de la obra —el gobierno del homónimo del santo, Juan Casimiro Vasa— nos servirá de punto de partida para estudiar las alusiones a la realidad política de Polonia que aparecen en el texto, revelar la finalidad de la comedia y dar unas nuevas precisiones sobre su posible datación.

DIFUSIÓN DEL CULTO DE SAN CASIMIRO

San Casimiro nació en 1458 como segundo hijo del rey Casimiro IV Jaguelón e Isabel de Austria, hija del emperador Alberto. De joven recibió una excelente educación, propia del futuro sucesor del trono polaco 9 , que le impidió ocupar su precipitada muerte. Iniciado por su padre en los asuntos públicos, durante su ausencia, se encargó del gobierno de Polonia y más tarde de la administración del recién evangelizado Gran Ducado de Lituania. Motivado por el celo religioso, según cuenta la leyenda, llegó a convencer al rey que prohibiera a los ortodoxos rutenos edificar nuevos templos y restaurar los viejos 10 . Los biógrafos del santo coinciden en destacar su devoción a la Virgen, la pasión de Cristo y el sacramento de la Eucaristía, así como el voto de castidad que hizo en su juventud. La inclinación del infante por la vida ascética, largas oraciones y mortificaciones afectaron seriamente su salud, de modo que murió de tuberculosis a la edad de 25 años. Enterrado en la Capilla de Nuestra Señora de la Catedral de Vilna, pronto se convirtió en patrono de Lituania y Polonia debido a sus milagrosas intervenciones en contra de los invasores moscovitas, ganando el apelativo de Sospitator Patriae 11 .

La fama de Casimiro, alentada por sus intervenciones militares, sanaciones y resurrecciones, favoreció la rápida extensión de su culto no solo en su tierra natal, donde mucho antes de su elevación a los altares era venerado como santo, sino también en el vecino Imperio alemán, gracias a la actuación de sus hermanas 12 casadas con los duques de Brandenburgo 13 y Sajonia 14 . En 1519 el rey Sigismundo I el Viejo, hermano menor de Casimiro, apoyado por otro pariente suyo, el emperador Maximiliano Habsburgo, incoó oficialmente ante el papa León X la causa de su canonización. El pontífice encargó la investigación de la santidad del príncipe polaco al obispo de Guardalfiera, Zacarías Ferreri, autor de su primera biografía Vita beati Casimiri confessoris ex serenissimis Poloniae regibus (1520), que sirvió de testimonio durante el proceso. Este concluyó en 1521, no obstante, debido a la muerte del Papa, la del legado polaco Erasmo Ciołek, enviado a Roma para apoyar dicha causa, y la consiguiente desaparición de la documentación del proceso 15 , el culto de san Casimiro no se difundió en otras partes de Europa hasta principios del siglo XVII. Su oficial elevación a los altares se debe a la iniciativa del papa Clemente VIII 16 , el obispo de Vilna Benedicto Woyna y el actual rey polaco, Segismundo III Vasa, descendiente de los Jaguelón por parte materna 17 . El culto del príncipe polaco se aprobó mediante la bula Quae ad Sanctorum del 7 de noviembre de 1602, que establecía su fiesta para el día de su muerte, el 4 de marzo. Esta podía celebrarse con oficio doble en Polonia y Lituania, pero no fue antes de 1621 cuando el papa Pablo V mandó incluirla en el misal y breviario romanos 18 . Esta noticia debió de llegar a España con cierto retraso, pues la primera mención de la festividad de san Casimiro la encontramos en el Tratado del Oficio divino y las rubricas: Para rezar conforme al breviario romano ultimamente reformado por N. mui. S. P. Urbano Papa Otavo de Juan de Bustamante, publicado en Madrid en 1649.

Una vez reconocida la santidad de Casimiro, su culto empezó a promoverse también fuera de las fronteras de Polonia, a lo cual contribuyeron los religiosos de la ciudad de Vilna, autores de sus biografías: el canónigo de la catedral Gregorio Święcicki publicó en 1604 S. Casimiri theatrum seu ipsius prosapia, vita, miracula y, seis años más tarde, el jesuita Pedro Skarga, incorporó la vida del santo en las Selectas Sanctorum Vitas. Ambas piezas, además del relato de Zacarías Ferreri, sirvieron de fuente para el capítulo «De S. Casimiro, Poloniae Regis Filio, in Regem Hungariae Electo» del Acta Sanctorum Martii de los bolandistas de 1668 19 . El relato hagiográfico del canónigo Święcicki fue recogido por el padre Roberto Belarmino en la última parte de su tratado De oficio Principis Christiani (Roma, 1619), que presenta la figura de san Casimiro como modelo del príncipe digno de imitar por los gobernantes cristianos. En 1620 en Siena se publicó la primera biografía italiana del infante Vita di s. Casimiro polaco de Marcello Cervini y dos años más tarde en Parma vio la luz la Vita di s. Casimiro eletto re di Ungarie, Figlio di Casimiro III, re di Polonia de Renunzzio Pico, que sigue la tendencia de relacionar el relato hagiográfico con la enseñanza de ars gubernandi y queda recogida en el Specchio de principi, ouvero Vite di Santi de Anteo Viotti.

Se ignora la fecha de composición de la Vita prodigiosa di s. Casimiro Re di Polonia publicada por Paolo Ciatti en Lucca, pero sabemos que su Officium S. Casimiri confessoris M. D. Lithuaniae patroni salió en Vilna en 1638. El interés del autor por el infante polaco se debe a su pertenencia a la Orden de Malta, que en el siglo XVII tomó a dicho santo por su patrono. Entre las razones que motivaron tal decisión Florian Niewiero menciona la intervención de san Casimiro en socorro del ejército que se encontraba en un gran apuro y su condición de caballero sin mancha, identificado con el mote malo mori quam foederi (antes morir que pecar) 20 . Dicho lema también aparece grabado en el relicario de plata de la Basílica de San Lorenzo de Florencia, que contiene una espinilla del príncipe polaco, regalada por el obispo de Vilna al piadoso duque Cosme de Médici III. Bajo su gobierno también llegó a la Galería Pitti un retrato de san Casimiro pintado por Carlo Dolci, que constituye una representación original del infante: lo muestra con el himno Omni die dic Mariae 21 en la mano, el cual fue encontrado en su pecho durante la renovación del sepulcro en 1604 22 .

En la primera mitad de siglo XVII la ciudad de Nápoles se convirtió en un importante centro de devoción del infante polaco, debido a la fundación de una numerosa cofradía (sodalitas) de jóvenes que lo tomó por su patrono y consiguió que el obispo de Vilna concediera una reliquia suya a la Iglesia de San Giorgio Maggiore de la Congregación de los Píos Operarios, donde se dedicó una capilla a san Casimiro 23 . A la difusión del culto del príncipe eslavo contribuyeron también los agustinos, siendo el padre Hilarione di Sant’Antonio el autor de su primera biografía publicada en Nápoles Il breve compendio della vita, morte e miracoli de santissimo Prencipe Casimiro figlio del Magno Casimiro Re di Polonia (1629). Como devoto del santo polaco, el monje lo tomó por su patrono y promovió las celebraciones en su honor en los monasterios agustinos de Tropea, Nápoles, Averso y Sorento 24 . Seguramente el aumento de la veneración del santo en el Virreinato llevó a Hilarione a publicar en 1639 otra edición de su vida, a la que siguió, una década más tarde, el Compendium vitae S. Casimiri de Hiacynti Orsini (1653). Dichos textos podrían haber servido de inspiración a Ettorre Calcalona, compositor de la ópera Chi trionfo morendo, orero S. Casimiro, que se estrenó en Nápoles en 1667. Esta pieza musical no constituye un caso aislado, pues el santo polaco protagonizó también el dramma per música titulado Il prencipe Casmiro de José Riccio da Chiusa, escenificado en Venecia en 1659, y el oratorio S. Casimiro prencipe di Polonia de Francesco Beretta, representado en Roma en torno a 1678.

Gracias a la actividad del padre Hilarione el culto de san Casimiro pronto se arraigó también en el vecino Virreinato de Sicilia, donde en 1636 se organizaron solemnes festejos con motivo de su elección como patrono de Palermo. Los relató el eminente médico y poeta Giuseppe Galeano en la pieza titulada Il tronfo di San Casimiro Principe di Polonia celebrato per otto giorni nella chiesa di san Nicolo da Tolentino, delli R.R.R.R. Scalci Agostiani della citta Palermo del nuovo patronaggio (Palermo, 1636), publicada por el padre Hilarione. Las principales celebraciones se concentraban en dicho templo, decorado con diez grandes lienzos que lo presentaban como un caballero de la Iglesia triunfante, acompañado de composiciones emblemáticas con los motes que reflejaban su postura religiosa: Malo mori quam foedari, Cum istis victor (con esto vencerás), Contemptus honorum (desprecio de los honores). El ejemplo de la capital siciliana lo siguieron la localidad de Cefalú y la congregación carmelita del monasterio de Santa María del Popolo de Castrogiovanni, que también decidieron adoptar al príncipe polaco por su patrono, encargar sus retratos y celebrar su festividad 25 . A raíz de estas iniciativas la devoción al santo eslavo continuó floreciendo en Sicilia en las décadas siguientes, lo que corroboran las publicaciones y sucesivas reediciones de sus biografías como el Compendium della vita di San Casimiro de Bernardo Colle (Palermo, 1642 y 1656).

Además de los dominios italianos, el culto de san Casimiro pronto se extendió también a Flandes, lo que demuestran sus representaciones artísticas guardadas en varias iglesias belgas como las realizadas por el pintor de Malinas, Lucas Franchoys 26 . Es de notar que la especial devoción al infante polaco en esta región se debe a la labor de los jesuitas 27 . La sodalitas mariana de jóvenes del Colegio de la Compañía de Malinas lo eligió como su segundo patrono y contaba con un retrato del santo en el aula mayor, donde se organizaban las reuniones, meditaciones y oraciones 28 . Su reliquia recibida en Malinas en 1692 se expuso en vista pública en la iglesia de san Romualdo para trasladarla en una procesión a la de la Compañía y por la noche se iluminó el cielo con fuegos artificiales en su honor. De manera parecida los jesuitas solían celebrar en su iglesia el 4 de marzo la fiesta de san Casimiro ofreciendo indulgencia completa a los fieles 29 . Los medallones e imágenes del santo gozaron de mucha popularidad entre la comunidad católica flamenca y la literatura devocional dedicada a este siguió publicándose en Malinas hasta finales del siglo XVII. Otro importante centro de culto del infante polaco lo constituía Amberes, donde se fundó una cofradía dedicada al santo en la capilla imperial de Santa Ana de la catedral, que guardaba una reliquia suya regalada por los jesuitas de Vilna 30 . Fue también en Amberes donde se publicó uno de los primeros escritos relativos al santo: el himno a la Virgen atribuido a Casimiro, Lac Marianum seu hymnus suavissimus B. Mariae Virginis honori dicatus. Compositus olim et quotidie recitatus a S. Casemiro Principe filio Regis Poloniae Casimiri Iagelloni ex Elisabetha Austriaca Alberti II filia (1622).

A pesar de tantas huellas de veneración del príncipe eslavo en las tierras que formaban parte del imperio español, no hemos encontrado ninguna confirmación de la existencia de los centros de su culto en la Península Ibérica. Tampoco quedan testimonios escritos de los festejos o certámenes poéticos celebrados en honor del infante ni la presencia de sus reliquias o congregaciones que lo tomaran por su patrono. La vida de san Casimiro no figura en ninguno de los Flos sanctorum españoles, que habitualmente servían de fuente para las comedias hagiográficas: no la recoge ni Alonso de Villegas (1594) ni Pedro de Ribadeneira (1599). La posible razón de tal omisión puede ser el hecho de que los dos se publicaran antes de la oficial canonización del infante de 1602. La primera mención alusiva a san Casimiro que encontramos viene de la Historia de la sagrada orden de predicadores de Luis de Urreta, donde podemos leer que: «San Casimiro, en la tierra de Lituania, es tenido y venerado por santo en todas las cosas en que se señalan los canonizados y no lo es canonizado solemnemente» 31 . Este comentario llama mucho la atención, ya que se publica nueve años después de la elevación del infante a los altares, no obstante, revela un completo desconocimiento de este hecho. La santidad del príncipe se reconoce en la traducción castellana de la obra de Belarmino Oficio del príncipe cristiano y avisos vitales para el gobierno político militar y doméstico (Madrid, Miguel de León Soarez, 1624), cuyo último capítulo abarca la «Vida del santo Casimiro, hijo del rey de Polonia, sacada fielmente de buenos autores, por el venerable varón Gregorio Suuecinski, canónigo de la Iglesia catedral de Vilna». No es hasta mediados del siglo cuando el padre Eusebio Nieremberg introduce en su Suplemento al Flos sanctorum de Ribadeneira (1651) una recapitulación del mencionado relato del jesuita italiano bajo el título «Vida de San Casimiro confesor, príncipe de Polonia», lo cual parece corroborar nuestra tesis de la relativamente escasa difusión de su culto en España.

SAN CASIMIRO Y LA DINASTÍA DE LOS VASA POLACOS

Según afirma Ruth Lee Kennedy, «Poland’s importance in the political and religious world of the first half of the seventeenth century, as well as the outstanding piety of its ruler Juan Casimiro, did much, throught Catholic Europe, to popularize the cult of San Casimiro» 32 . No obstante, cabe recordar que no fue el último Vasa en el trono polaco, sino su padre, Segismundo III, quien puso un gran empeño en divulgar la devoción a san Casimiro al pedir al papa el oficial reconocimiento de su santidad. Esta solicitud, lejos de ser motivada solamente por la religiosidad del monarca, respondía a los fines políticos que este pretendía conseguir tanto en Polonia como fuera de sus fronteras. La canonización del infante contribuía a santificar la línea polaca de los Vasa y dotaba de prestigio a la monarquía en el extranjero, pero también conllevaba importantes consecuencias políticas en el ámbito nacional. Vale la pena mencionar que el rey Segismundo, descendiente por línea materna de los Jaguelón, subió al trono polaco gracias a la ayuda de su tía materna, la reina Ana, que veía en él un garante de la continuidad de su linaje. El mismo Vasa confiaba en que la sangre jaguelónica que corría en sus venas le facilitaría fundar una nueva dinastía dentro del marco de la monarquía electiva polaca. De ahí que eligiera para sus hijos los nombres de los reyes de la Casa de Jaguelón: Ladislao, Casimiro, Alejandro y Juan Alberto. La insistencia en reflejar el parentesco de Segismundo III con san Casimiro en las celebraciones oficiales, decoraciones emblemáticas, pinturas y grabados fue motivada por la misma razón 33 . El santo pronto se convirtió en patrono de la familia reinante, lo que le facilitó a esta realizar sus intereses dinásticos y legitimar su gobierno en Polonia.

Entre las manifestaciones artísticas que recogen la figura de san Casimiro cabe resaltar el grabado Reges Poloniae de Tomás Treter publicado en Roma en 1588, y copiado en 1604 por Giacomo Lauro bajo el nombre de Aguila SS. Patronorum Regni Poloniae, que representa el ave real con las alas extendidas abarcando 44 medallones con retratos de los reyes y príncipes polacos. Su objetivo consistía en presentar la genealogía de los gobernantes polacos desde el legendario Lech, pasando por los Jaguelón, hasta Segismundo III. Es de notar que el famoso impresor de Amberes Balthasar Moretus anotó en su libro de cuentas el 3 de enero de 1601 que un ejemplar de este grabado se encontraba entre los lujosos impresos que vendió para la biblioteca del archiduque Alberto 34 . Otra de las actividades propagandístico-artísticas orientadas a lograr una actitud favorable de la corte de Bruselas hacia la política dinástica de Segismundo III fue encargar al grabador Schelte à Bolswert una imagen para ilustrar la Tesis filosófica (Amberes, 1628) de Gabriel Ligeza, estudiante polaco de la universidad jesuítica de Douai. Se trata de una amplificada alegoría de los cuarenta años de gobierno del monarca, quien vestido de galas de coronación se encuentra rodeado de sus antecedentes de la dinastía de Jaguelón, entre los cuales aparece el mismo santo. Con esta alusión a la continuidad dinástica se pretendía borrar en Europa el recuerdo de la recién creada rama de los Vasa polacos, cuyo fundador, como podemos leer en una de las inscripciones, se dispone a defender la fe cristiana bajo el estandarte de san Casimiro 35 .

No menos interesante es la referencia a la figura del santo que se halla en la Descripción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial del padre Franscisco de los Santos, quien lo menciona entre los personajes pintados en los frescos de la bóveda de la escalera del claustro principal, ejecutados por Luca Giordano. El príncipe polaco aparece allí retratado junto a San Enrique, emperador de Alemania, y San Esteban, rey de Hungría, formando parte del grupo de los santos reyes y emperadores de la Casa de Austria y de Castilla, calificados como «admirables en el estudio de dilatar la Fe y amplificar la Iglesia, postrando sus enemigos, derrotando la soberbia de sus numerosos ejércitos, restaurando reinos, edificando templos y monasterios y haciendo otras obras pías» 36 . Cabe recordar que los Austrias españoles tuvieron mucho interés en promover el culto de santos de la dinastía habsburga, de ahí que la selección de los personajes del fresco no sea nada casual. Tampoco lo es el comentario del autor, quien considera oportuno resaltar no solo las virtudes del príncipe polaco, sino, sobre todo, los estrechos lazos que le unen con la Casa de Austria. San Casimiro como hijo de Isabel de Austria ennoblece con sus virtudes las dos ramas de los Habsburgo, y al mismo tiempo sirve de punto de unión entre ellas y la familia real polaca, hecho que no pudo pasar desapercibido en el contexto del acercamiento político 37 y dinástico 38 que se produjo entre Varsovia, Viena y Madrid en el siglo XVII.

La divulgación del culto de san Casimiro en las tierras del imperio español estuvo estrechamente vinculada a la campaña propagandística llevada a cabo por los Vasa. El padre Hilarione se inscribe en ella con plena conciencia al dedicar su vida del santo a Segismundo III y escoger a Ladislao IV como destinatario de la mencionada relación de los festejos sicilianos ofrecidos en su honor. El monje tuvo la ocasión de conocer al futuro heredero de la corona polaca en 1625 durante su viaje por Italia 39 . Según sostiene el religioso, el objetivo de la visita del príncipe lo constituía la presentación ante el papa Pablo V de la solicitud del reconocimiento de la fiesta de san Casimiro en toda la Iglesia. En realidad, la fiesta estaba incluida en el Breviario romano 40 desde 1621 y el oficio emitido cuatro años más tarde en Roma confirmaba su estatus semiduplex, además de relatar de forma concisa la historia del santo y contener oraciones redactadas en base a las elaboradas por Gregorio Święcicki. Según señala Sigita Maslauskaitė-Mažylienė, gracias al padre Hilarione dicho oficio para el día de san Casimiro llegó este mismo año a Nápoles 41 . Cabe mencionar que a la propagación de la devoción al infante polaco contribuían también los viajes a la península italiana de los nobles polacos como Stanisław Lipski, canónigo de la catedral de Płock y secretario de Segismundo III, quien durante su estancia en Roma en 1650 encargó un grabado del santo para ilustrar el poema de Mario Cevoli L’ambiltione soggiogate, canzone … in lode di S. Casimiro prencipe di Polonia (Roma, 1650). Al mencionado religioso le fue dedicado también otro texto italiano en honor a san Casimiro, un panegírico de Plácido Caraffa titulado Il Santificator delle regie panegirico in lode del prencipe S. Casimiro figliuolo del Re di Polonia (Roma, 1650) 42 .

La popularidad del santo en Flandes también pudo avivarse debido a los contactos políticos, intelectuales y artísticos que se mantenían con Polonia: viajes de los nobles polacos 43 , estancias de los estudiantes 44 , así como visitas prestadas por los futuros sucesores del trono, Ladislao y Juan Casimiro. Durante su peregrinación por Europa de 1625 el primogénito de Segimundo III visitó los talleres de renombrados artistas en Amberes, asistió al sitio de Breda, hecho que conmemoró Calderón en una comedia homónima, y fue recibido en la corte de Bruselas 45 . Su hermano en dos ocasiones pasó por Amberes: una vez, en 1636 en camino a España adonde no llegó por causa de la peste, la otra, en 1640 tras su liberación del cautiverio francés y la visita prestada al cardenal infante en Bruselas 46 . En cambio, la escasa divulgación del culto de san Casimiro en España parece ser efecto de los limitados contactos entre ambas naciones motivados por razones políticas 47 y el distanciamiento geográfico. También cabe señalar que la Península Ibérica fue raras veces destino de viajes de los nobles polacos 48 , además, ninguno de los infantes polacos llegó a visitarla: no lo tenía planeado Ladislao durante su periplo europeo y su hermano no pudo comparecer en Lisboa por haber caído víctima de un complot francés.

A pesar de ello, Juan Casimiro era bien conocido en la corte española como partidario de la política prohabsburga 49 . En recompensa por su lealtad recibió el Toisón de Oro y, por consejo de Olivares, el monarca español le ofreció los cargos de virrey de Portugal y almirante de la armada 50 . No obstante, el príncipe no llegó a ocuparlos porque durante el viaje fue arrestado en Marsella por orden del cardenal Richelieu y pasó dos años encarcelado. A partir de este momento las peripecias del infante polaco despiertan tanta curiosidad en España que llega a protagonizar una serie de relaciones de sucesos que dan a conocer a un público más amplio su aprisionamiento y posterior liberación 51 . Comentando estos hechos en sus Avisos históricos de 1640, José Pellicer apunta al posible acercamiento del príncipe polaco con Francia 52 , amenaza que no se cumplió debido a su pronto regreso a Polonia. Tres años más tarde una anónima relación trae la noticia del insólito ingreso de Juan Casimiro en noviciado de la Compañía de Jesús 53 , dato que más tarde recoge también el mencionado gacetero, resaltando el gran disgusto que esta decisión causó al rey Ladislao 54 . A petición de su hermano, el príncipe tuvo que abandonar el hábito, así como renunciar al recién recibido capelo cardenalicio, para poder sucederle en el trono polaco. En 1649 llegan a Madrid, a través del embajador polaco Francisco Bibboni, las nuevas sobre la elección y coronación de Juan Casimiro 55 , a quien se considera como un garante de la continuidad de la alianza con la Casa de Austria y de la política antiotomana de Polonia 56 . En la década de los cincuenta, seguramente gracias a la correspondencia jesuita, se hace en España eco de los problemas internos, rebeldías y conflictos religiosos a los que tiene que hacer frente el monarca. Atento a los avisos de su tiempo, Baltasar Gracián presenta a Juan Casimiro en la segunda parte del Criticón (1653) como «valerosamente religioso monarca […] victorioso primero de sí mismo y triunfante después de tanto monstruo rebelde» 57 . Asimismo, Jerónimo de Barrionuevo en sus Avisos de los años 1654-1658 hace referencia a los conflictos militares con los rebeldes cosacos, protestantes suecos y ortodoxos moscovitas en que está involucrado el país 58 . El hecho de que la situación de Polonia suscitara el interés del público español y el rey Vasa gozara de la fama de defensor de la fe católica lo corroboran también otras relaciones de sucesos 59 editadas en estos años.

Coincidimos con Ruth Lee Kennedy en que la popularidad de san Casimiro pudo reavivarse gracias al rey polaco, bautizado con este nombre en honor de su famoso antepasado. No obstante, no tenemos constancia de que Juan Casimiro llevara a cabo una campaña a favor de propagar su culto en Europa. No hacía falta que lo hiciera puesto que el infante Jaguelón había sido canonizado a principios del siglo y su fiesta estaba incluida en el Breviario romano. Por otra parte, es sabido que el monarca era un gran devoto suyo y con motivo de la coronación en 1649 fundó un altar dedicado al santo en el monasterio de Jasna Góra. También es notable el número de biografías del santo publicadas en la década de los cincuenta en España, Nápoles y Sicilia, después de la llegada al trono del último Vasa y en fechas cercanas a la composición de la comedia Antes morir que pecar o San Casimiro.

LA HISTORIA DE SAN CASIMIRO EN EL TEATRO ESPAÑOL

La única conocida comedia española dedicada a san Casimiro, Antes morir que pecar, hasta finales del siglo pasado permaneció solamente en versión manuscrita, guardada en la Biblioteca Nacional de España (Ms. 16.766). En 1992 la sacó del olvido Florian Śmieja para publicar su primera edición crítica. La obra atribuida a Agustín Moreto no ha despertado mucho interés entre los investigadores del teatro aurisecular. No se han estudiado sus fuentes, el tratamiento de la materia hagiográfica ni la relación entre la aparición de la pieza y la promoción del culto del santo polaco en España. Teniendo en cuenta la poca popularidad del infante Jaguelón en la Península Ibérica, somos de la opinión que el interés del dramaturgo por su figura en vez de fundarse en la devoción popular, nace a raíz de la lectura de los textos hagiográficos. Sin embargo, no es fácil determinar con exactitud las fuentes que este consultó para componer la comedia, ya que la información que maneja forma parte de las versiones latinas, italianas y castellanas de la vida del infante. Dado el idioma en que se redactó la pieza, podemos considerar las últimas como las más probables.

Lo que queda fuera de duda es el excelente conocimiento que tenía el dramaturgo de la historia del príncipe polaco. La comedia abunda en datos históricos y legendarios de la vida de san Casimiro, que se escenifican formando situaciones dramáticas concretas o quedan dispersos en los parlamentos de los personajes. Para hacérselos memorizar a los espectadores poco familiarizados con el santo, al final de la última jornada se pone en boca del diablo un breve resumen de su biografía. Tal procedimiento no le impide al poeta una hábil selección de los hechos o su manipulación «en función de la planificación argumental elegida y de su inserción en el esquema de la comedia nueva» 60 . El autor llega a recrear literariamente el material histórico enriqueciendo la trama con un episodio amoroso, característico del género de la comedia de santos, para responder al gusto del público áureo y acercar la pieza al terreno de lo profano «en una sabia combinación del prodesse de la doctrina crtistiana con el delectare lúdico del teatro» 61 . A continuación, profundizaremos en los argumentos de la obra en cuestión que poseen un valor histórico y hagiográfico, así como en la función dramática de los episodios ficticios con que se complementan.

Parece innegable que en la comedia Antes morir que pecar la historia tiene un peso fundamental. El autor insiste en la naturaleza verídica de los hechos representados y sigue bastante fiel los acontecimientos más relevantes de la vida de san Casimiro. Es plenamente consciente de la doble dimensión, religiosa y política, de su figura, de lo que da testimonio al recalcar su ilustre linaje y repetir hasta en dos ocasiones el nombre de su madre Isabel de Austria. Dicho recurso no es usado en balde, pues, de esta manera se resalta su pertenencia al linaje habsburgo, el cual, a su vez, se ve ennoblecido por las virtudes y santidad del príncipe. También cabe observar que el dramaturgo se empeña en presentar al santo como un modelo del príncipe cristiano 62 . Esta faceta del infante nos la descubre al principio de la primera jornada, al poner en escena uno de sus episodios biográficos de mayor interés dramático: la leyenda, recogida por todos sus hagiógrafos, según la cual Casimiro convenció a su padre que revocara a los cismáticos rutenos 63 el derecho de reparar sus arruinados templos y levantar los nuevos 64 . El pronunciamiento del príncipe de la comedia contra los antiguos privilegios de los rutenos permite demostrar su piedad y prudencia política. En el debate mantenido con el diablo Roberto argumenta a favor de la superioridad de las leyes divinas sobre las humanas, la validez de la verdadera razón de Estado e insiste en los perniciosos efectos de la herejía para la paz y unidad del reino. La postura adoptada por el infante en la disputa da a conocer su gran celo por promover la fe católica entre sus súbditos, además de la sabiduría y erudición, que impresionan al maestro Roberto y los cortesanos de la comedia y, a la vez, son objeto de alabanza de los hagiógrafos 65 .

El énfasis que se pone en la educación del príncipe y el papel de su preceptor también revela un estrecho vínculo que guarda la obra con los relatos biográficos del santo. Estos coinciden en alabar su formación intelectual y moral, encargada a «maestros muy aprobados para ser enseñado en buenas costumbres y letras, de suerte aprovechó en ellas, que no causó poca admiración a los que lo veían y oían. Había en él una muy buena inclinación de ánimo [...] excelentes y suaves costumbres» 66 . Da la impresión que el dramaturgo sigue de cerca este pasaje al componer el parlamento de Roberto, quien rinde ante el rey las cuentas de los avances del infante.

ROBERTO

Ya sabe vuestro valor

que después de que me ha fiado

generosamente el lado

del infante, mi señor,

porque su acuerdo tenaz

no se hallaba satisfecho

de sus estudios, le he hecho

de nuevas sciencias capaz,

y que con mil promptitudes

que muestran las evidencias

por los pasos de las sciencias

dio caminos a las virtudes (vv. 197-198).

Las virtudes y pías costumbres del joven que se ponen de manifiesto en la pieza corresponden perfectamente con el repertorio recogido en los relatos hagiográficos 67 . El fervoroso deseo de Casimiro de lograr la gloria eterna le lleva a despreciar la terrestre, el amor humano y placeres mundanos, lo que consigue gracias al ejercicio de la templanza, dominio de las pasiones, fortaleza de ánimo y sacrificios. Por este motivo, decide afligir su cuerpo pasando largas horas en oración en el umbral de la iglesia, durmiendo en el desnudo suelo y mortificándose con ayunos y cilicio. Estos hábitos del príncipe se dramatizan en la obra no solo en los diálogos de los personajes, que dan a conocer sus inclinaciones, sino también mediante los largos monólogos y la actuación escénica del propio protagonista, lo que permite poner de manera más eficaz ante los ojos del público los datos sacados de las fuentes consultadas. Estos recursos se aplican en la obra con mayor frecuencia, no obstante, el autor a veces acude a la escenificación del milagro, siendo la intervención de lo sobrenatural un rasgo que define el género de la comedia de santos 68 . Así pues, para mostrar la penitencia a que se somete el joven se sirve de la aparición milagrosa del ángel, no confirmada por los biógrafos, quien le entrega el cilicio como una especie de arma para luchar contra las tentaciones de la carne. La figura del ángel, que manifiesta la voluntad divina, le orienta al protagonista sobre cómo debería actuar, ayuda a defender su virtud y a oponerse a las acechanzas del amor humano.

El dramaturgo se ajusta a la convención del género de integrar un asunto amoroso en la trama e inventa la historia de una dama arrastrada por la pasión a Casimiro, que pretende aprovecharse de la carridad del infante hacia los prójimos con el fin de seducirlo. Este argumento de pura ficción se entrelaza perfectamente con los verdaderos hechos del príncipe, que le dotan de cierta verosimilitud, pues las fuentes hagiográficas destacan el socorro que brindaba el santo a los pobres, caídos, afligidos, oprimidos: «ayudaba a todos los que se hallaban expuestos a los tiros y golpes de la adversa fortuna» 69 . Guiado por la compasión, el joven le da amparo a la cortesana en sus propios apostentos y así cae víctima de sus maquinaciones, pero no cae en el pecado y rechaza el impuro amor de Astrea optando por el divino. El asunto amoroso insertado en la trama recrea poéticamente la historia de Casimiro y constituye el elemento fundamental de la construcción dramática de la pieza. Protagoniza el conflicto entre lo santo y lo profano, la vocación del joven y los peligros que encuentra en su camino hacia la santidad. Logra captar la atención del público y le permite mejor apreciar la lucha que el santo lleva por defender su inocencia y conservar intacta su pureza.

La naturaleza híbrida de la comedia de santos permite el reenfoque de la trama hagiográfica sobre el espacio palaciego, donde el protagonista se confronta con el entorno hostil, enemigo de su virtud 70 . Tal es el caso de Casimiro, objeto de ataques de sus cortesanos, la liviana dama y su esposo, agitados por el amor y los celos, respectivamente. Pese a ello, el joven sigue llevando una vida ejemplar y no se deja desviar del camino del bien. Su postura “inmóvil” se opone a la de sus adversarios y refleja un contraste entre el orden encarnado por el santo y el desorden generado por los personajes seculares, cuyas pasiones y vicios sirven para poner de realce la perfección moral del príncipe. Sumergido en una intriga palaciega, Casimiro también cae víctima de las mentirosas acusaciones del diablo Roberto que busca desacreditar su fama. La conspiración basada en la difamación afecta igualmente a la dimensión política de la figura del santo y da pie al cuestionamiento de su derecho al trono. Al imputarle que no sabe autogobernarse y contener sus apetitos, el demonio pretende covencer al rey de que su hijo es un tirano y no merece gobernar el Estado. La virtud moral y política del infante quedará restaurada, cuando finalmente se revele la verdad y se restablezca el orden destruido por la intriga amorosa.

El eje central de la pieza gira en torno al afán de Casimiro de cumplir el voto de castidad, reflejado tanto en los argumentos ficticios como en los historiales que hacen referencia al carácter verídico de lo representado. Cabe observar que el príncipe desiste de romper el voto no solo ante las insistencias de la cortesana, sino también ante la grave enfermedad que sufre, causada por su austera vida y penitencia que practica. El desarrollo de este último episodio concuerda con la estructura biográfica de las fuentes. De acuerdo con la tradición hagiográfica, al diagnosticarle la enfermedad a Casimiro los médicos de la corte le recomiendan casarse para recuperar la salud, en lo que les apoyan sus propios padres 71 . El príncipe rechaza rotundamente estos consejos también en la comedia: en una extensa conversación doctrinal con el diablo Roberto refuta sus argumentos casuistas que pretenden justificar el pecado, se niega a ofender con su actuación a Dios, apunta a la vanidad de la vida terrestre frente al premio eterno que espera y, finalmente, anuncia su disposición a morir antes que pecar, declaración que recogen todos los biógrafos del santo 72 . La intransigente postura y debilitada salud del protagonista llevan a su inevitable muerte, aceptada por quien ha abandonado el interés por la vida y sus placeres.

La pieza finaliza con el célebre triunfo de san Casimiro, quien es elevado a la esfera divina por dos ángeles, milagro justificado por las fuentes hagiográficas 73 . Los de la comedia le ofrecen una corona de rosas, símbolo de su castidad, y un bastón, que se le entrega como al patrono de su patria. Dicha representación del santo refleja cierto distanciamiento de su iconografía popular, puesto que sus atributos más comunes son un lirio blanco y el crucifijo 74 . En cambio, coincide con una de las primeras imágenes de Casimiro difundidas en Europa Occidental, el grabado de Giacomo Lauro 75 que lo presenta con una corona en las sienes y el cetro en la mano. No podemos descartar que el poeta se inspirara en esta obra, si bien los retratos más comunes del infante lo muestran frecuentemente con las insignias del poder tiradas en el suelo, en alusión a su desprecio de la gloria mundana 76 .

La perfección del santo es rematada en el desenlace por los milagros obrados por él después de la muerte. Los conmemorados por la tradición hagiográfica: la resurrección de una doncella, sanaciones de ciegos, mudos, cojos y enfermos 77 , se suman en la comedia con dos de carácter ficticio: la recuperación de Merlín, el criado gracioso de la comedia cojo de una pierna, y la reconciliación matrimonial de Astrea con su marido, lo que contribuye al desenlace feliz de la pieza. Al final de la obra se vuelve a hacer hincapié en la dimensión política de la figura del santo, al resaltar entre sus prodigios de manera especial la intervención militar a favor de sus compatriotas.

ÁNGEL 2

Perseguido aqueste

de un enemigo indomable,

se verán los lituanos

pocos, tristes y cobardes;

pero cuando aquel Ducado

su fin, temeroso, aguarde,

valeroso Casimiro

aparecerá en el aire,

para darle una victoria

que en mármol el tiempo talle (vv. 2713-2722).

Las noticias de milagrosas intervenciones del santo guerrero en defensa contra los moscovitas favorecieron la difusión de su culto en Polonia y Lituania a partir de principios del siglo XVI 78 y, recogidas por Zacarías Ferreri en la primera vida del santo 79 , sirvieron de testimonio en el proceso de su canonización. Los relatos hagiográficos de la centuria siguiente coinciden en relatar dos episodios de prodigiosa aparición del infante en apoyo a los suyos durante las invasiones de las tropas del Gran Duque de Moscovia, Basilio III 80 . La primera tuvo lugar en 1518, durante el asedio de la plaza fuerte de Połock, cuando Casimiro, vestido de blanco y a caballo, ayudó a las tropas polacas a cruzar el río Duna, las cuales, a continuación, obligaron a los invasores a levantar el cerco. La otra se dio al año siguiente, a raíz de las súplicas y votos de los lituanos: Casimiro apareció en el cielo como su capitán y les otorgó una prodigiosa victoria contra el ejército de sesenta mil moscovitas. El citado parlamento del ángel parece referirse a la segunda de las mencionadas intervenciones, la cual incitó al rey Segismundo I el Viejo a mandar a Roma distinguidos enviados para que tratasen de la canonización de su hermano. En este contexto resultan comprensibles las palabras del monarca de la comedia, que encierran, en nuestra opinión, una alusión a la oficial aprobación del culto de Casimiro 81 y la fijación de su fiesta para el 4 de marzo, el día de su muerte.

REY

Gran día, vasallos míos,

ninguno lutos arrastre

que yo con varios festines

solicito celebrarle (vv. 2729-2732).

Cabe recordar que con motivo de la canonización del príncipe se organizaron en 1604 en Vilna solemnes celebraciones vinculadas a la primera traslación de los restos mortales de san Casimiro a la capilla de la familia Gasztołd de la catedral de Vilna. Su programa lo preparó el rector de la Academia de Vilna 82 , jesuita austriaco Quirin Knogler 83 , supuesto autor del sermón panegírico Pompa Casimiriana, sive de labaro D. Casimiri, Casimiri Regis Polniae etc. Filii Jagielonis M.D. Lithuaniae Principis etc. a Leone X. Pont. Max. in divos relati, ex Urbe transmissio et Vilnam Lithuaniae metropolim solemni pompa ad 6 idibus maji 84 anno MDCIV illato, elaborado con esta ocasión. Antes de llegar a la catedral, las reliquias del infante recorrieron en una pomposa procesión las calles de la ciudad decoradas con arcos de triunfo en honor del mismo con inscripciones hechas por los estudiantes de la Academia, y después de la suntuosa misa la sodalitasmariana estrenó un theatridum dedicado al santo 85 . Dado el esplendor de estas celebraciones es probable que los festines anunciados por el rey de la pieza remitan a ellas. Cabe observar que las noticias sobre dicha fiesta no forman parte de los relatos hagiográficos, de modo que el autor debió de obtenerlas de otras fuentes.

También llama nuestra atención el comentario del ángel sobre la conmemoración “en mármol” de la victoria conseguida con ayuda del infante, ya que no existe ningún monumento a dicha batalla y la única construcción de mármol dedicada a san Casimiro se encuentra en su capilla de la Catedral de Vilna, levantada por orden de Segismundo III Vasa y concluida bajo el reinado de su hijo Ladislao IV en 1636. Fue en aquel año cuando el cuerpo del santo se trasladó allí en una solemne y piadosa procesión que recorrió la ciudad, acompañada de célebres festejos en los que participó el mismo rey 86 . Los mármoles extranjeros que adornan la capilla del santo se mencionan, entre otras, en la Oratio panegyrica habita en praesentia Serenissimi Ac Invictissimi Vladislai IV, Poloniae ad Svetiae ad solemni Corporis Divi Casimire translationes, pronunciada por el jesuita Matías Casimiro Sarbiewski 87 con ocasión de la segunda traslación de los restos mortales del santo, y en la relación del nuncio papal Mario Filonardi de su visita a la ciudad de Vilna 88 . La noticias sobre dicha capilla pudieron llegar a la Península Ibérica también desde Flandes, de donde se importó el mármol a Lituania por vía marítima 89 o por la correspondencia del enviado de España a la corte polaca, quien por estas fechas estuvo presente en Vilna 90 . En vista de lo expuesto, las fiestas evocadas por el rey de la comedia pueden igualmente guardar relación con las celebraciones de 1636, lo que parece confirmar la referencia a san Casimiro como patrono de Polonia y Lituania. Vale la pena señalar que a pesar de que desde 1604 se lo honraba como patrono y protector de ambas partes constituyentes de la Mancomunidad Polaco-Lituana, el reconocimiento oficialmente de dicho patronato no se dio hasta 1636, cuando el papa Urbano VIII emitió el respectivo breve 91 , dato que también pudo ser familiar al autor de la comedia.

Las alusiones a los acontecimientos históricos no recogidos en las biografías del santo muestran una buena orientación del dramaturgo en el desarrollo de su culto. Teniendo en cuenta la implicación de la Compañía en la difusión del mismo, es de suponer que esta podría ser la principal fuente de información para el autor de la comedia. Pues, los jesuitas de Lituania ofrecían en sus informes anuales, que llegaban a Roma y otras casas de la órden, detallada descripción de sus actividades religiosas, como las de promover la devoción al príncipe polaco 92 . Conviene recordar que fueron los colegios de la Compañía donde se estrenaron las primeras piezas dedicadas al infante 93 , de modo que la comedia objeto de nuestro estudio parece seguir esta tradición.

Otro dato que permite sospechar el papel auxiliar de la Compañía en la creación de la obra es el eco de la espiritualidad jesuítica que se percibe en la escena de fervorosa oración del joven Casimiro abrazando la cruz. Su especial veneración a Cristo concuerda con lo expuesto en sus biografías de autoría jesuita 94 . El énfasis que pone el dramaturgo en el deseo del infante de imitar a Jesús le lleva a silenciar su devoción mariana, si bien esta suele ser mencionada por los hagiógrafos y queda confirmada por el descubrimiento del himno a la Virgen en la tumba del santo. Es posible que el autor cometa esta omisión para cumplir con los fundamentos teológicos de la comedia hagiográfica jesuita, según las cuales el modelo a seguir para el santo ha de ser el Hijo de Dios 95 . Por otra parte, dicha laguna en el texto permite desarrollar otra hipótesis, que comentaremos más adelante.

A pesar de esta incongruencia, así como la inserción de materiales profanos de carácter ficticio en la trama, es digna de resaltar la verosimilitud histórica de la obra, que parece ser una biografía dramatizada del santo, siendo esta una característica propia del teatro jesuita 96 . La comedia lleva a escena los principales hitos de la vida de san Casimiro y está compuesta con escrupuloso respeto a los relatos hagiográficos. Aunque no se puede señalar con exactitud las fuentes utilizadas por el autor, da la impresión que tenía a mano la obra del padre Belarmino, de donde recogió datos no mencionados por otros biógrafos del santo. También es destacable que el poeta sigue el camino trazado por el jesuita italiano al presentar al joven Jaguelón como un modelo del príncipe político y cristiano, de modo que su perfección espiritual y moral transciende al plano político. Asimismo, el texto de la pieza demuestra su conocimiento de la actividad de la Compañía, orientada a potenciar el culto del santo que por unas circunstancias históricas precisas acababa por convertirse en el patrono de la familia reinante de Polonia y también de la Casa de Austria.

ECOS DE LA ACTUALIDAD POLÍTICA EN LA COMEDIA ANTES MORIR QUE PECAR

La religión y la política se entrecruzan en la historia real del santo y en su versión dramatizada, no obstante, la dimensión política de la obra no se limita a la puesta en escena de los episodios que resaltan su imagen de príncipe ideal y su participación en los asuntos de gobierno. A nuestro juicio, la comedia tiene un segundo fondo y su lectura atenta permite descubrir los ecos de la actualidad política polaca que esconde, así como la relación que guarda la figura de san Casimiro con su homónimo regio, Juan Casimiro Vasa. La coincidencia de los nombres del santo y el gobernante polaco no es la única que se puede encontrar en el texto de la comedia. Esta abarca una serie de analogías entre la biografía de Juan Casimiro y la del infante Jaguelón, así como entre los acontecimientos contemporáneos y los referidos en sus versos. Dichas semejanzas, que, a nuestro parecer, se trazan a propósito entre los dos personajes, podían ser fácilmente detectadas por los espectadores enterados de la situación política de Polonia. Entre ellas cabe señalar la descendencia de ambos personajes históricos, por línea materna, de la Casa de Austria. En la comedia hasta dos veces se menciona la ilustre procedencia del infante Jaguelón. El rancio abolengo del rey polaco lo ponen de manifiesto las relaciones de sucesos de la época como la Carta de un cortesano de Roma, para un correspondiente suyo, donde se presenta como hijo de Constancia de Austria, «hermana del Emperador Ferdinando Segundo y de la gloriosa Reina doña Margarita nuestra señora» y «primo hermano de los Emperadores de Alemania, del Rey nuestro señor, de la Reina de Francia, y del gran Duque de Toscana» 97 . El papel decisivo de la archiduquesa Constancia en reforzar la vinculación entre Juan Casimiro y su famoso antepasado lo resalta uno de los hagiógrafos del santo, Pedro Skarga. Como afirma el jesuita, el príncipe Vasa fue bautizado con este nombre a petición de su madre, que, preocupada por la grave enfermedad que padecía el recién nacido, quiso ponerle de esta manera bajo la protección del patrono de la familia real 98 .

Además de san Casimiro, a quien está dedicada la comedia, se celebra en ella también a san Juan, cuya elección no parece fortuita dado que es el otro santo protector del monarca polaco. Con este fin se incluye en la trama una escena de magia que guarda poca relación con la verdad histórica, puesto que da a entender que el infante falleció en la época veraniega, mientras que, en realidad, entregó el alma en marzo. Dicho episodio desarrollado durante la noche del solsticio de verano, la noche más mágica del año que coincide con la fiesta de san Juan, brinda una oportunidad para poner en boca del cortesano Vencislao un extenso elogio al santo Bautista cuyo «nacimiento / hizo la Iglesia festivo / cuando a otros santos su muerte / celebramos y aplaudimos» (vv. 1345-1348). El acento que se pone en esta particularidad de san Juan con respecto a los demás bienaventurados sirve de presagio del porvenir del infante Jaguelón y anuncio del desenlace de la obra. Por otra parte, la evocación del Bautista obliga al público a buscar un punto de unión entre los dos santos, pues el dramaturgo no menciona a san Juan en balde, y descubrir que aquel reside en que son copatronos del rey Vasa.

El lector familarizado con la historia del hijo de Segimundo III también es capaz de captar ciertas analogías entre su postura y la actitud ascética del infante de la comedia, su religiosidad y abandono de la vida mundana y toda ambición política para servir a Cristo. Esta imagen piadosa de Juan Casimiro se desprende de la mencionada Carta de un cortesano de Roma, que cuenta su ingreso en noviciado de la Compañía de Jesús. La pieza expresa la admiración por la decisión del príncipe que «desde la niñez tuvo [...] grandes impulsos de divinas inspiraciones que le llevaban al estado religioso» 99 . Además alaba su humildad, rechazo del título de Alteza e inclinación a la vida austera, pues, se conforma con alojarse un aposento con «la cama, un colchoncillo y una manta sobre unas tablas» 100 . Cabe recordar que el joven Jaguelón solía dormir en el suelo o en el umbral de la iglesia, lo que se recalca en el texto de la comedia. A la identificación entre los dos personajes parece contribuir también el silenciamiento de la devoción mariana del joven Jaguelón y la insistencia en su veneración del Cristo crucificado, compatible con la imagen “jesuítica” del santo 101 . La vinculación de la Compañía con ambos es evidente, dado su empeño en difundir el culto de san Casimiro y los estrechos lazos que la unían con Juan Casimiro, su ex novicio 102 .

En vista de ello, es bastante probable que el impulso para la creación de la pieza saliera de esta orden y que fueran los jesuitas quienes facilitaron al autor no solo el material hagiográfico, que sirvió de punto de partida para la composión de la misma, sino también otras noticias relativas al reino de Polonia, a las cuales aluden algunos de sus versos. En este sentido cabe destacar la mención del conflicto interno de carácter religioso en el debate entre Casimiro y Roberto sobre el reconocimiento de los antiguos derechos de los ortodoxos. En su transcurso el diablo resalta la conveniencia de aprobar la petición de los rutenos y amenaza con las lamentables consecuencias de la negativa del rey de la comedia:

ROBERTO

[…] pues, si aquesto se les niega,

ofendidos y ambiciosos,

del Rey mi señor, rebeldes,

le negarán el decoro;

[…]

Los herejes, poderosos,

si se adunan, de este reino

pueden violentar el solio;

y así es mejor permitirles

lo menos embarazoso

a la fe, que no que llegue

tiempo en que, el respeto roto

a la real obediencia,

si se apoderan odiosos

de esta invicta monarquía,

profanen impetuosos

de toda Polonia ilustre

los sagrarios y oratorios (vv. 147-150, 172-184).

La visión nefasta de Roberto resulta guardar poca relación con la historia del santo y no tiene base hagiográfica. Además, asombra la actitud beligerante de Casimiro, así como la estrategia que declara llevar a cabo en respuesta a los argumentos del diablo: «poner terror a un reino / y a muchos reinos» asombrar (vv. 161-162), ya que no tenemos noticia de que el infante se viera obligado a pacificar a sus súbditos. En nuestra opinión, los parlamentos de ambos personajes parecen encerrar una sutil alusión a los acontecimientos contemporáneos a la composición de la pieza: la rebelión de los cosacos estallada en 1648 bajo el mando de Bohdan Jmelnytsky 103 . Las nuevas sobre estos sangrientos sucesos seguramente llegaron a la Península Ibérica mediante la correspondencia jesuita, ya que varios de los padres de la provincia de Lituania quedaron afectados por los ataques de las tropas cosacas, cayendo víctimas de su odio hacia la monarquía polaca y la fe católica 104 . Entre las causas que provocaron la guerra civil, además de las reivindicaciones cosacas de un estado independiente, cabe señalar también las de carácter religioso, o sea, la demanda de reducción de las influencias de la Iglesia greco-católica 105 en favor de la ortodoxa 106 . Dicha contienda fue la primera que tocó afrontar a Juan Casimiro, una vez llegado al trono polaco: tomar unas medidas severas y apaciguar la revuelta para conservar la unidad de su reino. En España seguramente se hizo eco de estos sucesos, lo que parece confirmar la alabanza del rey Vasa puesta por Baltasar Gracián en el Criticón, que alude a la lucha que este lleva contra sus sublevados súbditos.

Es de señalar que el conflicto religioso planteado en la escena analizada carece de continuación en la trama, pues, la intervención milagrosa, que se menciona al final de la obra, se refiere al triunfo del santo no sobre los rebeldes sino sobre el ejército invasor. Como ya hemos indicado, la victoria que con un tono profético anuncia el ángel de la pieza corresponde a la conseguida con apoyo del santo sobre los moscovitas en 1519. No obstante, cabe recordar que la memoria de san Casimiro y la esperanza del socorro que este debe prestar a sus compatriotas siguieron vivas en la década de los cincuenta, cuando Polonia fue invadida por los países vecinos. Prueba de ello encontramos en las piezas informativas de la época como la Relación verdadera de las insignes victorias que Dios Nuestro Señor ha sido servido conceder a las armas del señor Juan Casimiro, rey de Polonia, contra las de Carlos Adolfo, rey de Suecia, que relata una derrota de las tropas suecas sucedida «el sábado cuatro de marzo, día del glorioso san Casimiro Príncipe de Lituania, y hijo de Casimiro Rey de Polonia [...] anuncio de los buenos sucesos que nuestro Rey Juan Casimiro va teniendo en la recuperación de sus Estados» 107 . La creencia en el apoyo militar del santo patrono de Polonia y Lituania la testifica también el comentado por Ruth Lee Kennedy y Florian Śmieja aviso de Barrionuevo sobre los prodigios de san Casimiro, sacado de la «carta de uno de la Compañía de Jesús que escribe acá» 108 . Dicho aviso relata una serie de apariciones del santo que tuvieron lugar en 1654 durante la conquista de la fortaleza de Połock por las tropas del general moscovita Basilio Sheremetov 109 . Es de notar que los hechos milagrosos contados por Barrionuevo no se recogen en el mencionado vaticinio del ángel de la comedia, puesto que no acompañan a una batalla victoriosa, sino que suponen un castigo para los soldados cismáticos por haber profanado los templos católicos. Además, en vez de dejarse ver en el aire, como predice el ángel, el santo aparece en Połock bajo la figura de un joven montando en un corcel blanco. Estas discrepancias entre el aviso de Barrionuevo y el texto de la comedia nos hacen ver que no se reflejan en ella los acontecimientos de 1654. Sin embargo, no es improbable que las noticias de estos extraordinarios sucesos provocaran tanta curiosidad por la historia del infante Jaguelón que llevaran a la creación de la pieza objeto de nuestro estudio.

Otro indicio, que, en nuestra opinión, permite ofrecer unas precisiones sobre la datación de la obra, lo abarca la escena final de la comedia, cuando el infante, una vez llevado al cielo, recibe de manos de dos ángeles una corona de rosas y un bastón. Esta representación, por una parte, como ya hemos señalado, pudo inspirarse en uno de los primeros retratos del santo popularizados en Europa Occidental, por otra, puede ser resultado de una manipulación intencionada del dramaturgo a fin de dotar la obra de una dimensión política. Así pues, la simbólica entrega de las insignias del poder al santo podría entenderse como una alusión a la coronación de Juan Casimiro, de la cual se tuvo noticias en Madrid, según asegura la Verdadera relación de la coronación del serenísimo Juan Casimiro, príncipe de Polonia, por muerte del poderosísimo rey Vladislao Cuarto, dando fe de los festejos con que esta se celebró en la capital hispana 110 . En este contexto cabe recordar la tradición de representar piezas teatrales dedicadas a los santos patronos de los monarcas que se cultivaba en la Europa moderna. Ejemplo de tal práctica escénica constituye el estreno en Varsovia en 1637 del dramma per musica titulado Santa Cecilia con ocasión de la boda de Cecilia Renata de Austria con Ladisalo IV 111 , hermano de Juan Casimiro. Aunque los suntuosos festejos ofrecidos en Madrid en honor al rey Vasa permiten suponer esta posibilidad, no tenemos ninguna constancia de que la pieza atribuida a Moreto fuera representada en el marco de estas celebraciones. Por falta de testimonios históricos nos resulta imposible determinar con exactitud la fecha de composición y la posible escenificación de la comedia, sin embargo, creemos que la llegada al trono polaco del monarca bautizado con el nombre de Casimiro fue el hecho decisivo para despertar el interés del público español por el santo. La pieza debió de escribirse en los primeros años del reinado de Juan Casimiro, cuando en su corte todavía predominaban las simpatías prohabsburgas 112 y buenas relaciones con Viena y Madrid. En vista de ello, la obra podría cumplir con un doble propósito: promover el culto del poco conocido santo eslavo y ofrecer con su ejemplo un modelo de vida para los gobernantes cristianos, por una parte, y elogiar al monarca polaco, aliado de los Austria y defensor de la fe católica, por otra.

CONCLUSIONES

Como hemos podido ver, la recepción de la figura de san Casimiro en España fue bastante tardía y la difusión de su culto relativamente escasa, a diferencia de los virreinatos de Nápoles y Sicilia y también Flandes, donde se fundaron varios centros de su devoción. Entre los factores que contribuyeron a promover la popularidad del santo polaco en la Península Ibérica tienen una mayor importancia los de carácter político: la implicación de los Vasa polacos en conseguir el reconocimiento de la santidad del infante Jaguelón por la Iglesia, así como el aprovechamiento de su figura en la propaganda dinástica y la política de acercamiento con los Habsburgo. Los esfuerzos de la diplomacia polaca en difundir la fama de san Casimiro se vieron apoyados por la actividad de las órdenes religiosas, entre las cuales un lugar destacado ocupó la Compañía de Jesús, encargada de la promoción de su culto en Flandes, y seguramente también en España. No obstante, en la metrópoli sus esfuerzos no dieron un resultado esperado, pues, no se consiguió promover la devoción popular al santo polaco. Su fama se divulgó posiblemente en los colegios jesuitas y entre los círculos cortesanos, lo que parece corroborar el hecho de que la representación pictórica del príncipe se encuentre en El Escorial. En vista de ello, se puede suponer que para este selecto público palaciego, consciente de la significación política de la figura de san Casimiro, estaba pensada la comedia Antes morir que pecar.

En la estructura dramática de la obra la religión y la política también están estrechamente ligadas. La trama presenta una extrema fidelidad a las fuentes hagiográficas y dramatiza la vida del santo, sin dejar de lado su condición de príncipe cristiano y la vinculación con la Casa de Austria. Al mismo tiempo, el texto presenta ecos de la actualidad religiosa y política polaca que provienen seguramente de los relatos jesuitas. La correspondencia de los padres de Lituania, promotores del santo y organizadores de solemnes ceremonias en su honor, así como las relaciones y avisos, que recogían noticias aportadas por los religiosos, constituían la fuente de información sobre la lejana Polonia y posiblemente también la de inspiración para la creación de la pieza en cuestión. Su dimensión política reside además en las alusiones a los hechos de Juan Casimiro Vasa, que dejan ver ciertas semejanzas entre la postura del monarca y la de su patrono. Este procedimiento persigue una doble finalidad: resaltar la estrecha relación entre el rey polaco y el santo, determinada por la coincidencia de su nombre y conducta piadosa, y apreciar la política religiosa de Polonia, marcada por una actitud intransigente respecto a los herejes o cismáticos, con que se identificaban ambos personajes históricos. Las analogías entre el santo y su homónimo regio, que se desprenden de la obra, nos hacen creer que la época del reinado de Juan Casimiro coincide con el aumento del interés por el príncipe Jaguelón en España y permite situar la datación de la pieza en los primeros años del gobierno del último Vasa polaco.

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Notas

1. La Casa de Jaguelón, de origen lituano, gobernó en Polonia entre 1386 y 1572.

2. San Jacinto (1185-1257), dominico polaco, fundador de conventos de la orden en su país natal, evangelizador del noreste de Europa, Rusia, Turquía y Grecia, canonizado en 1594.

3. Estanislao de Kostka (1550-1568), novicio de la Compañía de Jesús en Roma, prematuramente fallecido a la edad de 18 años, declarado beato en 1605 y canonizado en 1726.

4. El culto de san Jacinto fue popularizado en España por los padres predicadores, lo que refleja, entre otros, la Relación de la fiesta que se ha hecho en el convento de Santo Domingo de la ciudad de Zaragoza a la canonización de San Jacinto (Zaragoza, 1595). Las celebraciones de 1595 fueron también el motivo de la composición de la comedia El santo sin nacer y mártir sin morir o San Jacinto, atribuida a fray Alonso Remón (Śmieja, 2000), que probablemente vio representada en Ecija el anónimo autor polaco del Diario de la peregrinación italiana, española y portuguesa (Śmieja y Baczyńska, 1999, p. 188). La viveza de la devoción a San Jacinto la confirman el florecimiento de la poesía dedicada al santo (Śmieja, 1996, pp. 155-161), así como la comedia El prodigio de Polonia, San Jacinto de Juan Delgado (Madrid, 1671).

5. La difusión del culto de Estanislao de Kostka se debe a los escritos de los jesuitas y su teatro escolar. La primera pieza dramática en castellano compuesta en su homenaje es la Comedia del Beato Estanislao de Kostka, datada de 1604 (Alonso Asenjo, 1995, p. 67; Enguix, 2020, pp. 100-108). Tras la beatificación del jesuita, Pedro de Ribadeneira publicó el Compendio della vita del B. Stanislao Kostka, della Compagnia di Giesu (Padova, 1608) y recogió su biografía en la segunda parte del Flos sanctorum (1616). El padre Eusebio Nieremberg incluyó su vida en las Ideas de virtud en algunos claros varones de la Compañía de Jesús (1643). Su elevación a los altares se celebró solemnemente en España, lo que muestran el padre Francisco Chacón en su Sermón a la canonización de San Luis Gonzaga y San Estanislao Kostka (Sevilla, 1727) y el padre Juan de Villafañe en la descripción de los festejos salmantinos en las Fiestas por la canonización de san Luis Gonzaga y san Stanislao de Kostka, julio de 1727. Con este mismo motivo se estrenó en dicha ciudad la comedia La juventud triunfante de Luis de Losada (Salamanca, 1727).

6. La Casa de Vasa fue la dinastía sueca, cuya rama polaca, fundada por Segismundo III, reinó en la Mancomunidad Polaco-Lituana entre 1587 y 1668.

7. Ruth Lee Kennedy es la primera en señalar cierta coincidencia de la temática, composición y métrica de la pieza en cuestión con otras comedias de Moreto, no obstante, se niega a atribuirle la autoría de la misma (1935, p. 296). Fijándose en aspectos extraliterarios María Soledad de Ciria Matilla observa que la letra del título de la obra no corresponde con la de otras comedias del dramaturgo (1973). Por su parte, Florian Śmieja indica que la firma de Moreto de la primera hoja del manuscrito madrileño está puesta en un papel distinto y difiere en letra y tinta del resto de la comedia (1992, p. V). James Castañeda (1974, p. 35) y María Luisa Lobato (2010, p. 64) también coinciden en calificar la obra como atribución dudosa.

8. Es por aquel entonces cuando se difunde en España la noticia de las milagrosas intervenciones del santo en defensa de la plaza fuerte de Połock contra los moscovitas, ocurrida dos años antes. Las nuevas de los prodigios de San Casimiro, recogidas en los Avisos de D. Jerónimo de Barrionuevo bajo la fecha del 8 de abril de 1656, pudieron servir de inspiración al autor de la comedia (Kennedy, 1931-1932, pp. 26-27; Śmieja, 1992, p. VI). No obstante, no consta noticia de ninguna circunstancia más como un festejo en honor del santo o encargo personal que confirme esta fecha de composición de la obra, de modo que los intentos de fijarla han quedado hasta ahora en meras suposiciones.

9. La reina Isabel pretendía conseguir para Casimiro la corona de Hungría aprovechando el conflicto de la nobleza húngara con el rey Matías Corvino, no obstante, ante la fallida campaña militar de 1471, el joven príncipe se vio obligado a volver a Cracovia.

10. Los estudios más recientes ponen este hecho en tela de juicio. Según sostiene Antoni Mironowicz, dichas restricciones fueron impuestas a la Iglesia ortodoxa por el rey Ladislao Jaguelón a principios del siglo XV. Ver Mironowicz, 2000, p. 43.

11. Rożek, 1988, p. 530.

12. Niewiero, 1970, p. 63.

13. Sofía Jaguelón (1464-1512) fue esposa de Federico de Prusia.

14. Bárbara Jaguelón (1478-1534) fue esposa de Jorge el Barbudo.

15. Se supone que la documentación pudo perderse durante el Sacco di Roma (1527). Ver Niewiero, 1970, p. 86; Wojtyska, 1984, p. 222.

16. Al ejercer el cargo de nuncio papal en Polonia entre 1588 y 1590, el cardenal Ippolito Aldobrandini conoció la devoción que tenía el pueblo a Casimiro y una vez elegido papa, animó al obispo de Vilna a reavivar su culto.

17. Segismundo III Vasa (1566-1632) fue hijo de Juan Vasa, Príncipe de Finlandia, y Catalina Jaguelón, y por ende, nieto de Segismundo I el Viejo.

18. Niewiero, 1970, p. 87.

19. Wojtyska, 1984, p. 189.

20. Niewiero, 1970, p. 121.

21. La leyenda atribuye la autoría de dicha pieza a san Casimiro, mientras que su verdadero autor fue san Bernardo de Claraval.

22. Niewiero, 1970, p. 120.

23. Bollandus, Henschenius y Papebrochius, «De S. Casimiro…», p. 345.

24. Maslauskaitė-Mažylienė, 2013, pp. 207-208.

25. Maslauskaitė-Mažylienė, 2013, pp. 228, 236.

26. Szmydki, 2008, p. 197.

27. Los jesuitas fueron los primeros en fundar una iglesia consagrada a San Casimiro en Vilna en 1604 y pusieron mucho empeño en divulgar su culto a través de sus colegios y misiones en diversas partes de Europa. Ver Niewiero, 1970, p. 109.

28. Bollandus, Henschenius y Papebrochius, «De S. Casimiro…», p. 346.

29. Niewiero, 1970, pp. 121-122.

30. Szmydki, 2008, p. 197.

31. Urreta, Historia de la sagrada orden de predicadores en los remotos regnos de la Etiopia, p. 373.

32. Kennedy, 1931-1932, pp. 26-27.

33. Chrościcki, 1983, pp. 35-45.

34. Szmydki, 2008, p. 195.

35. Szmydki, 2008, pp. 44-45.

36. Santos, Descripción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, p. 65.

37. En 1613 se firmó el Pacto de Familia entre Segismundo III y el emperador Matías I. A continuación, Ladislao IV firmó otro tratado de alianza formal con Fernando II en 1636, ratificado un año más tarde por su sucesor en el trono imperial Fernando III. Ver Skowron, 1997, pp. 133, 168. Entre 1623 y 1629 Segismundo III colaboró con Madrid y Viena en el marco del plan de Olivares del Altamirazgo Habsburgo orientado a eliminar a los holandeses y suecos del comercio en el Báltico. Ver Skowron, 2002, pp. 96-98 y Elliott, 1999, p. 278.

38. Segismundo III contrajo sus dos sucesivos matrimonios con las archiduquesas austriacas Ana y su hermana Constancia, nietas del emperador Fernando I. Esta tradición la continuó su hijo primogénito Ladislao, al casarse con Cecilia Renata, hija del emperador Fernando II.

39. La estancia del príncipe Ladislao en la península italiana formaba parte de su peregrinación europea, realizada entre 1624 y 1625. Además de Roma, el joven Vasa visitó Florencia, Venecia y Nápoles, donde fue recibido por el virrey Antonio Álvarez de Toledo. Ver Przyboś, 1977.

40. Esta solicitud la presentó el padre de Ladislao en una carta de 1620 que fue entregada al pontífice por el obispo Eustaquio Wołłowicz. Ver Maslauskaitė-Mažylienė, 2013, pp. 206-207.

41. Maslauskaitė-Mažylienė, 2013, pp. 206-207.

42. Maslauskaitė-Mažylienė, 2013, pp. 122-123.

43. Chrościcki, 1981, pp. 135-136.

44. Los contactos entre los humanistas polacos y flamencos se intensificaron gracias al acuerdo de colaboración entre las universidades de Cracovia y Lovaina en 1627. Ver Lechwar-Wierzbicka, 2012.

45. Przyboś, 1977.

46. Wassenberg, Serenissmi Johannis Casimiri, pp. 10-11, 246-248.

47. Las relaciones entre Polonia y España sufrieron un estancamiento en la época de Felipe II, debido a su apoyo al contra candidato de Segismundo III al trono polaco, el archiduque Maximiliano. Los contactos entre ambos países se retomaron a principios del siglo XVII y alcanzaron su punto más alto bajo el gobierno de Felipe IV y el conde duque de Olivares. Ver Skowron, 1997, 2002.

48. Kucharski, 2007, pp. 110-152.

49. En 1635 como aliado del emperador en la Guerra de los Treinta Años Juan Casimiro luchó contra los franceses en Alsacia y a la vuelta expresó el deseo de visitar España para entrar en servicio de Felipe IV. Ver Wasilewski, 1984, p. 14.

50. Wasilewski, 1984, pp. 17-19.

51. Relación cuarta y carta verdadera enviada de la villa de Bruselas, en que se declara como el cristianísimo rey de Francia, teniendo preso al príncipe de Polonia, lo soltó y el gran recibimiento que le hizo su Alteza el señor infante cardenal. Y asimismo se declara la rota que los ejércitos imperiales dieron a las tropas de Weimar y Longavila con lo demás sucedido en los meses de abril y mayo de 1640, Madrid, Juan Sánchez, 1640. CBDRS 0006356

52. Pellicer, Avisos…, p. 108.

53. Carta de un cortesano de Roma, para un correspondiente suyo, en que le da cuenta de la entrada en la Compañía de Jesús, del príncipe Casimiro, hermano del rey de Polonia, 1643. CBDRS 0006036.

54. Pellicer, 2002-2003, pp. 481.

55. Verdadera relación de la coronación del serenísimo Juan Casimiro, príncipe de Polonia, por muerte del poderosísimo rey Vladislao Cuarto. Sacada fielmente de la carta que ha venido al Excelentísimo Señor embajador de aquel reino. Aquí se declara las fiestas que se hicieron, ceremonias con que le coronaron, príncipes que le asistieron y reinos que obedecen a aquella sacra corona. Reducido a verso por orden de su Excelencia por Francisco Alfantega y Cortés, Madrid, Julián Paredes, 1649. CBDRS 0005048.

56. Piłat Zuzankiewicz, 2015, p. 302.

57. Gracián, El Criticón, p. 51.

58. Barrionuevo, Avisos, vol. II, pp. 141-142.

59. Relación historial de las invasiones que el Rey de Suecia, los moscovitas, y los cosacos han hecho en el Reino de Polonia hasta desposeer de aquel Reino a Juan Casimiro su legitimo Rey y Señor, y las causas que tuvieron para esto. Y como el Rey de Polonia, con el socorro de dinero que ha tenido del Pontífice, va recuperando sus Estados con grande felicidad, y destrozo del Rey de Suecia. Año de 1656, Sevilla, Gómez de Blas, 1656. CBDRS 0003870; Relacion verdadera de las insignes victorias que Dios Nuestro Señor ha sido servido conceder a las armas del señor Juan Casimiro Rey de Polonia, contra las de Carlos Adolfo Rey de Suecia, que tiránicamente se había apoderado del Reyno de Polonia, intitulándose Rey de aquellas dilatadísimas provincias. Año de 1656, Sevilla, Gómez de Blas,1656. CBDRS 0003876

60. Oteiza, 2005, p. 936.

61. Llanos López, 2005, p. 818.

62. Para más información ver Piłat Zuzankiewicz, 2012.

63. Llama nuestra atención el empleo de la palabra rutenos, noción que no aparece en las fuentes hagiográficas castellanas, pues, Berlamino habla de «gente rústica» («Vida del santo Casimiro, hijo del rey de Polonia», p. 153) y Nieremberg de «cismáticos» y «herejes» («Suplemento del flos sanctorum…», p. 564). Probablemente el dramaturgo pudo haber consultado otras fuentes como las vidas del santo escritas en latín por Zacarías Ferreri y Gregorio Święcicki o la crónica Polonia sive De situ, populis, moribus, magistratibus et republica regni Polonici libri duo, de Martín Cromero (1577). Su buena orientación en la situación religiosa de Polonia y los problemas con los rutenos ortodoxos podía deberse también a la lectura de las relaciones de sucesos contemporáneas como la Relación verdadera de la muerte y martirio que dieron los cismáticos de la Rusia en el Reino de Polonia, a su Arzobispo, llamado Josafat, porque les exortaba se convirtiesen a la Santa Fe Católica, y detestasen su depravada cisma y error. Dase cuenta de los grandes castigos que por el Serenísimo, y muy Católico Sigismundo Rey de Polonia se hizo a los agresores, y culpados en este delito. Año de 1624 de Benito de Sojo, Simón Fajardo, Sevilla 1625. CBDRS 0004857

64. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 153; Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», p. 564; Ferreri, Vita beati Casimiri…, fol. IIIIr; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 5.

65. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 154; Ferreri, Vita beati Casimiri…, fol. Vr; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 2.

66. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», pp. 151-152. Los demás hagiógrafos, salvo Święcicki, se refieren a la educación de san Casimiro de una forma más abreviada. Ver Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», p. 564; Ferreri Vita beati Casimiri…, fol. IIIr; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 2.

67. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 152; Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», p. 564; Ferreri, Vita beati Casimiri…, fol. IIIr; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, pp. 2, 4-5.

68. Escudero Baztán, 2004, pp. 104-107.

69. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 153. Los demás hagiógrafos, salvo Święcicki, proporcionan una información reducida sobre la ayuda prestada por san Casimiro a los necesitados. Ver Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», p. 565; Ferreri, Vita beati Casimiri…, fol. IIIIv; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 5.

70. Teulade, 2005.

71. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 153; Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», p. 565; Ferreri, Vita beati Casimiri…, fol. Vv; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 6.

72. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 153; Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», p. 565; Ferreri, Vita beati Casimiri…, fol. Vv; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 6.

73. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 154; Nieremberg «Suplemento del flos sanctorum…», p. 565. Ferreri y Święcicki no mencionan en sus textos de la aparición de los ángeles.

74. Niewiero, 1970, pp. 112-113; Monreal y Tejada, 2000, p. 220.

75. Giacomo Lauro trabajó en Roma con el hagiógrafo polaco Martín Baron sobre el catálogo de santos y beatos de Polonia. El fruto de su colaboración constituye una serie de grabados, entre los cuales se encuentra el titulado S. Casimirus Polonus Princeps Poloniae que lleva la fecha de 1600. El libro no llegó a publicarse y los grabados de Lauro sirvieron de inspiración para los que Peter Overradt incluyó, un par de años más tarde, en Icones et miracula sanctorum Poloniae (Colonia, 1605-1606).

76. Maslauskaitė-Mažylienė, 2013, pp. 83-85, 91-93.

77. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 154; Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», p. 565; Ferreri, Vita beati Casimiri…, fol. VIv; Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 8.

78. Andrzej Krzycki en el poema Ad tumulus divi Casimiri (1513) por primera vez asoció la victoria de Segismundo I el Viejo sobre los moscovitas a la particular protección de su hermano, a quien este iba a levantar un altar en Vilna. Además de sus milagrosas intervenciones en las batallas de 1518 y 1519, que refleja la mayoría de los relatos hagiográficos dedicados a san Casimiro, en la primera mitad del siglo XVII se atribuyeron a su intercesión las victorias logradas sobre los protestantes suecos en las batallas de Kokense (1601), Paide (1604), Salapils (1605) y sobre los turcos en la de Khotín (1621). Ver Bollandus, Henschenius y Papebrochius, «De S. Casimiro…», p. 343; Rożek, 1988.

79. Ferreri, Vita beati Casimiri…

80. Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, pp. 9-11; Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», pp. 155-156; Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», pp. 565-567.

81. Święcicki refiere ambos procesos de canonización llevados por los papas León X y Clemente VIII. Ver Święcicki, Theatrum sancti Casimiri…, p. 11. Belarmino las menciona en su obra indicando sus respectivas fechas: 1521 y 1602. Ver Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», pp. 155-156.

82. Academia et Universitas Vilnensis Societatis Jesu fue fundada en 1579 por el rey Esteban Batory en lugar del Colegio de la Compañía, con la aprobación del papa Gregorio XIII. Contaba con las facultades de filosofía, teológia y derecho, donde enseñaban los profesores procedentes de distintas partes de Europa.

83. Ver Załęski, 1905, vol. IV, p. 72. El sermón fue publicado bajo el nombre de Quirin Knogler, sin embargo, según las investigaciones más recientes, se lo atribuye a otro jesuita, profesor de retórica Lorenzo Boyer, autor de Pompa Casimiriana, id est celebritas, qua imago Sancti Casimiri ex Urbe Vilane illata est, heroico poema descripta (Brunsberga, 1604). Ver Piechnik, 1987, p. 351.

84. Las celebraciones tuvieron lugar el 10 de mayo de 1604.

85. Załęski, 1905, vol. IV, pp. 72-73. Para más información sobre los festejos dedicados a san Casimiro de 1604 ver Biciunas, 1954.

86. Osiecka-Samsonowicz, 2000.

87. Matías Casimiro Sarbiewski (†1640) poeta lírico llamado Horacio polaco, estudió Teología en Roma, donde el papa Urbano VIII le ofreció, como a poeta, una corona de laurel. Al regreso a Polonia fue profesor de retórica, filosofía y teología en la Academia de Vilna, más tarde fue nombrado predicador de la corte de Ladilao IV Vasa.

88. Chynczewska-Hennel, 2003, pp. 216-217.

89. Szmydki, 2008, pp. 212-213, 234-241.

90. Los festejos tuvieron lugar el 14 de agosto de 1636. El Canciller de Lituania Albrecht Stanisław Radziwiłł anota en su diario bajo la fecha del 6 de agosto la llegada a Vilna del enviado español, el conde di Sora, quien tuvo audiencia ante el rey el día 11 y le fue entregada la respuesta el 13 del mismo mes. Ver Radziwiłł, 1839, vol. I, p. 322.

91. Niewiero, 1970, pp. 107-108.

92. Niewiero, 1970, p. 110; Bieś, Grzebień e Inglot, 2003.

93. Ulewicz, 1984, pp. 174-175.

94. Belarmino, «Vida del santo Casimiro…», p. 154; Nieremberg, «Suplemento del flos sanctorum…», pp. 564, 565; Skarga, Żywot Świętego Kazimierza królewica polskiego, p. 229.

95. Menéndez Peláez, 2007, pp. 327-328.

96. Menéndez Peláez, 2007, p. 332.

97. Carta de un cortesano de Roma, 1643, p. 1.

98. Skarga, Żywot Świętego Kazimierza królewica polskiego, pp. 230-231.

99. Carta de un cortesano de Roma, 1643, p. 1.

100. Carta de un cortesano de Roma, 1643, p. 2.

101. Se trata de la representación de San Casimiro con la cruz en la mano como su atributo. Ver Niewiero, 1970, 112.

102. Załęski, 1901, pp. 455-505.

103. Bohdan Jmelnytsky (1595-1657), atamán cosaco y cabeza de la revuelta que desembocó en una guerra civil entre 1648 y 1654, cuando una intervención moscovita en apoyo de los rebeldes hizo convertir este conflicto en uno internacional.

104. Załęski, 1902, pp. 19-36.

105. En 1596 un grupo de clérigos ortodoxos de Polonia y Lituania acordaron en el sínodo de Brest reconocer la supremacía papal, lo que llevó a la constitución de la Iglesia greco-católica, apoyada por el rey Segismundo III y los jesuitas, pero rechazada por varios obispos ortodoxos y nobles rutenos. En consecuencia de las estipulaciones del sínodo se produjo la división de la Iglesia de Rutenia en la grecocatólica, privilegiada por el Estado, y la ortodoxa, que perdió muchas de sus prerrogativas. Ver Nagielski, 2010, pp. 58-59.

106. Los postulados de defensa de la Iglesia ortodoxa, planteados con frecuencia por la nobleza cosaca desde principios del siglo XVII, contribuyeron a dar un carácter religioso a sus levantamientos. Ver Drozdowski, 2016.

107. Relación verdadera de las insignes victorias, 1656, p. 2.

108. Barrionuevo, Avisos, vol. II, p. 358.

109. Comparar Stebelski, Chronologia albo porządne…, pp. 292 y ss.

110. «Llegó a Madrid aquesta alegre nueva, / y el monarca español, que en todo prueba / lo que al polaco valeroso estima, / a dar de su amistad muestras se anima. / Ha habido luminarias de manera, / que aunque es bosquejo de lo que se espera, / la noche que se supo, parecía / que por Madrid se continuaba el día» ( Verdadera relación de la coronación del Serenísimo Juan Casimiro, 1649, p. 4).

111. Targosz-Kretowa, 1965, pp. 98-103.

112. La actividad política de la esposa del rey polaco, María Luisa Gonzaga, contribuyó al reforzamiento de la facción profrancesa en la corte de Varsovia, financiada por Luis XIV, y el consiguiente cambio de alianzas políticas. Jerónimo de Barrionuevo expresa en sus avisos cierta preocupación ante esta situación. Ver Barrionuevo, Avisos, vol. IV, pp. 158, 344, 398.

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